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Caminando a paso tranquilo, bebía de su botella de agua mirando a las personas pasar a su lado. Cerró los ojos unos segundos y cuando los volvió a abrir, pensó en lo bueno que sería conseguir una bolsa de gomitas.
Visualizó la tienda más conocida de todas y esbozó una media sonrisa, seguro era el turno de su persona favorita y verla en verdad le caería bien.
Entró y la buscó con la mirada, estaba en la sección de frituras, acomodando todo.
—Creí que estarías ocupada durmiendo en tus horas de trabajo. —mencionó causando un ligero susto en la chica y se dió la vuelta para verle.
—Yo creí que ibas a dejar de buscarme cada dos semanas y aquí estás, apareciendo de nuevo a tiempo. —le dijo y siguió haciendo su trabajo.
—Mm, ¿ya te acostumbraste a que te venga a ver cada dos semanas?
—No, de hecho, ¿por qué no desapareces mejor un mes de mi vista? —ocultar su enojo no era algo que pudiera hacer.
Aún no entendía porque su mejor amigo —según ya que, no sabía si pudiera seguir siéndolo— aparecía cada cierto tiempo luego de ignorarla olímpicamente.
el momento en que te veo no hay nada más que silencio.
—¿Estás enojada, Mei? —indagó.
—¿Por qué habría de estarlo? Haces esto siempre. —a veces trataba de comprender pero todo resultaba extraño.
Habían sido amigos desde los siete años, convivido la mayoría de tiempo, eran tan cercanos que no había nada que no supieran de ellos. Aunque, últimamente Mei Xin se cuestionaba si seguía conociendo bien a Inyeop. Habían cosas que no sabía ya de él, una de ellas era el porqué dejaba de verla por dos semanas.
—Y es por eso que estás enojada. —reiteró.
La más baja siguió acomodando las cosas en los estantes y caminó de un lado a otro haciendo su trabajo, mientras Inyeop la seguía.
