¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Bueno, tu vida no era para nada sencilla desde que tus padres te habían prácticamente corrido de casa.
Tenías un trabajo, no tenías amigos, amabas a tu gato y todos los días tenías miedo de caminar cerca de ese vecindario horrendo a donde habías ido a vivir.
Era como un estudio, solías decir que esa cosa llamada edificio era idéntica al estudio Edén de ese drama que habías visto hacía una semana.
Strangers from hell.
Maldito drama, era tan bueno pero te dejó con temor por vivir sola y con vecinos nada agradables.
Habías oído que una nueva persona había rentado un cuarto, ibas a tener un vecino más. Vivía al lado de tu cuarto y de vez en cuando escuchabas ruidos extraños.
No le tomaste importancia hasta esa noche.
Escuchabas algunos golpes en tu pared y harta querías ver qué pasaba. Ningún vecino hizo eso, solo tú.
Que maldita mala suerte.
Viste la silueta de un hombre arrastrando algo. ¿Eso era un cuerpo? ¿UN CUERPO HUMANO?
En los pasillos un hombre arrastraba a otro dejando un ligero rastro de sangre que creíste que vomitarías.
Creyendo que no habías sido vista, corriste a tu habitación pero una voz te detuvo y sentiste un gran escalofrío.
—¿Piensas que no te vi? —la voz se acercaba.
Mierda, mierda.
—Y-Yo no diré nada, no ví nada. —te apresuraste en decir con voz temblorosa.
Ese hombre sonrió de lado.
—No, no —movió su dedo índice lado a lado. Parecía divertido ante la situación. —. Lo viste, ahora estás involucrada. Pero oye, no tengo ganas de matar a alguien más, ese hijo de puta me dejó cansado. Así que, ¿tu nombre? —pidió.