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Finalmente era el día que tanto esperaste, o bien, que temías que llegara pero que a la vez te emocionaba.
Le confesarías tus sentimientos a Han Seojun, luego de varios meses soltando suspiros por él en secreto.
Habías comprado una caja de chocolates y le escribiste una carta. Era algo cursi pero tú adorabas las cosas así, aunque tenías miedo de que a él no le gustaran ese tipo de cosas.
No tenías en mente que Han Seojun era parte de un triángulo amoroso, porque sí, estaba enamorado de Lim Jugyeong. No te diste cuenta y esa mañana, durante receso, lo buscaste por toda la escuela.
Divisaste a Seojun en el campo de fútbol y soltaste un suspiro para calmar tus nervios. Caminaste hacia él con una pequeña sonrisa y acomodaste tu cabello.
—Solo es una confesión. —susurraste.
El más alto se encontraba hablando con sus amigos, sentado en una mesa y con una posición que podía parecer la de un modelo sacado de una revista.
Veías que sus amigos estaban planeando irse, así que decidiste esperar un poco más. Cuando ellos se marcharon, tragaste saliva y entonces finalmente llegaste a estar frente él.
Eras nueva pero desde tu primer día, oíste hablar de un tal Seojun. Bastó unos días hasta que el castaño regresó a la escuela para quedar flechada de él.
—H-Hola —saludaste, sus ojos fueron hacia arriba para mirarte. Ese rostro inexpresivo que a la vez parecía muy arrogante. —. Uhm, no me conoces, me llamo Jian —te presentaste. —. B-Bueno, yo... Quería confesarte que, uh, m-me gustas.
Cuando dijiste aquello, cerraste los ojos y extendiste tus brazos con el regalo que tenías para él.
Abriste los ojos de a poco y solo viste a Seojun con la misma expresión. No lucía sorprendido.
