Capítulo 5.

1.6K 122 9
                                    

Oliver.

Me alegra que la señorita Evans no haya puesto tanta resistencia a la hora de venir conmigo, aunque para ser sincero ni siquiera se que hago invitandola, me gusta si, pero soy consiente de que no saldría conmigo y no la culpo con la imagen que debe tener de mí y me dejó claro en el comentario a sus compañeras.

—Cambia esa cara que vas a celebrar que tu proyecto fue uno de los mejores de la facultad no a la horca —le hablo poniendo música en la radio.

—Pues creo que contigo ya me estoy poniendo una soga al cuello.

Desvío un momento mis ojos de la transitada cuidad para posarlos en ella mirándola confundido.

—¿Y eso qué significa?

¿Será posible, no le soy tan indiferente después de todo?

—Nada, a.mo —me responde con sarcasmo mirando por la ventanilla.

El resto del camino lo hacemos en un silencio extraño que solo es interrumpido por la radio donde la angélical voz de Taylor Swift suena.

🎶 I think he knows his footprints

On the sidewalk

Lead to where I can't stop

Go there every night

I think he knows his hands around

A cold glass

Make me wanna know that body

Like it's mine

He got that boyish look that I like in a man

I am an architect, I'm drawing up the plans

It's like I'm seventeen, nobody understands

No one understands

He got my heartbeat

Skipping down 16th Avenue

Got that, oh! I mean

Wanna see what's under that attitude

Like, I want you, bless my soul

And I ain't gotta tell him

I think he knows

I think he knows —suena en el parlante y por el retrovisor veo a una chica sonrojada.

Lo dejo pasar, no me quiero hacer ideas como estas porque si hay alguien que haga sonrojar a una mujer como ella, ese no soy yo.

—Llegamos... —estaciono al frente de un restaurante bien iluminado y su sello de amargura se transforma en uno de pena lo que me sorprende.

—¿Hay algún problema?.

—Si, mira el restaurante y a las personas que cenan allí —señala la entrada vitrinada con sus ojos —y ahora mírame a mi... —se observa sus vaqueros y tenis —no estoy vestida apropiadamente para el lugar.

—Tonterías, si estás perfecta —frunce las cejas —Vale, si no te sientes cómoda para cenar aquí propón otro sitio.

—¿Seguro? —pregunta con un tinte de sarcasmo —mejor porque no llamas a Fanny, seguro ella será una compañía más oportuna para que cenen allí.

—¿Otra vez con eso? —se me sale la exclamación —Oye, voy a pensar que te pones celosa.

Suelta a reírse y la imito con sarcasmo.

—¿Eso es parte de un sueño que tuviste? —inquiere con ironía —porque sólo en tus sueños yo me pondría celosa de ti.

—ajá, muy optimista de mi parte ¿verdad?.

Asiente divertida y definitivamente me gusta.

—Mejor decide el lugar o no querrás conocer al gruñón en el que me transformo cuando tengo hambre.

Toma su celular y empieza a buscar en el gps. Me enseña la dirección de un restaurante de comida rápida, por ende algo más casual y más informal, que está cerca de aquí.

Sin más arranco y me dirijo allí con ella todavía mirando por la ventana. El lugar es pintoresco por sus colores llamativos, por lo que observo solo lo visitan universitarios. Trato de adelantarme y abrirle la puerta del coche pero ella ya está afuera y caminando hacia la entrada del lugar.

—¡Ay no! —exclama devolviendose lo que hace parar mi marcha.

—¿Qué pasó ahora? —la detengo antes de que suba al carro.

—Te va sonar ridículo pero adentro está mi ex con unos amigos y no lo quiero ver —me explica.

—¿Me estas diciendo que irrumpes en una oficina ajena pero te da miedo ver a tu ex?.

—No es miedo, no quiero que piense cosas que no son porque lo hemos dejado hace poco.

Dice y no puedo evitar levantar una ceja con picardía.

—¿Temes a que piense que soy tu novio y vea que ya lo superaste?

—Claro que no —bufa cruzandose de brazos.

—Entonces no veo cual es el problema al menos que no lo hayas superado.

—Si, ya está superadisimo —asevera volteando los ojos —¿sabes que? tienes razón, al carajo, que piense lo que quiera pensar.

Se encamina otra vez al lugar y voy detrás, enseguida unas miradas no impactan pero tanto ella como yo hacemos que no es con nosotros sentandonos en un comedor doble amarillo tipo cafetería.

Ojeamos el menú y salivo con las delicias que ofrecen, me decido por una hamburguesa y una soda sin azúcar porque hay que cuidar la figura, también pido una ración de papás fritas. Ella pide lo mismo pero en vez de soda pide un licuado de vainilla, la mesera toma la orden y se retira pero nuestra soledad no dura porque un chico joven se acerca a nuestro puesto haciendo que ella se yergue en su asiento completamente tensa. 

Entre planosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora