Capítulo 6.

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Oliver.

La tensión puede cortarse con el filo de una hoja cuando el chico se queda plantado en frente de nuestra mesa. 

—¿Liz? —exclama en un gruñido —¿Se puede saber quién es él?. 

—Fue uno de los jueces de hoy, Blake —le responde ella sin mirarlo pero con la cabeza en alto —Sabes perfectamente quien es. 

Es una mezcla del típico jugador de fútbol americano, alto y fornido con el chico malo que luce su chaqueta de cuero negro como si estuvieramos en los 80, apuesto lo que sea a que conduce una moto.

Desajusto mi corbata algo incómodo, jamás me imaginé estar en esta situación. 

—Claro, déjame reformular la pregunta entonces —insiste él —¿Qué haces tú aquí y con él? —le reclama —¿Están teniendo una cita?. 

¿Una cita?.

Sonrio con la idea porque básicamente lo estamos teniendo ante los ojos de él y de todo el mundo. 

—¿Qué te causa gracia? —empuja sutilmente mi hombro con la palma de su mano quitándome la sonrisa. 

—Nada, solo la patética escena que le estas haciendo a tu ex novia. 

Sus ojos cafés oscuros me fulminan a medida que aprieta sus puños, me enoja que Liz se levante y se los tome para alejarlo de mí cuando el idiota ese da un paso hacia mi lugar. 

—¡Basta, vete con los estúpidos de tus amigos y déjanos cenar en paz! —le chilla, enojada. 

—¡Si, pero tú te vienes conmigo! —La agarra de la muñeca e intenta halarla pero lo tomo de su brazo y lo paro en seco. 

—¡Te dijo que te fueras y nos dejaras en paz! —me cuesta emitir con la rabia que brotó de no sé dónde. 

No tiene ningún derecho de tratarla así y no lo voy a permitir, menos en mi presencia. 

—¡No te entrometas y mantente a raya que ella ya tiene un novio! —me ladra liberándose de mi agarre —¡así que no tienes que estar saliendo con pendejos enternados!. 

El mesero viene con nuestro pedido y dudo que lo haya pensado o quizás sí pero la señorita Evans agarra su batido de vainilla y se lo tira encima y el líquido blanco se desliza por su cabello y destila en el cuero negro de su chaqueta. 

—¡Tú y yo terminamos, superalo que no soy de tu maldita propiedad! —espeta ahora agarrándome de la mano —¡Y el único pendejo aquí eres tú!.

Ella me arrastra hasta la salida mientras veo con pena mi hamburguesa con el queso cheddar derritiéndose por los bordes. 

Sus furiosos pasos me obligan a acelerar mi caminata hasta mi auto en donde se sube. 

—¡¿Ustedes los hombres alguna vez evolucionarán o seguirán siendo unos machitos?! —Pregunta con un atisbo de frustración. 

—Oye, no todos somos como ese tipo —le respondo mientras me trepo. 

—Como sea, llévame a mi residencia por favor —me pide colocándose el cinturón —ya me arruinaron el momento… 

—Porfavor, no dejes que ese imbécil te afecte así. 

Me molesta verla así, se supone que deberíamos estar celebrando. 

—Pues ya es tarde para eso —responde aún alterada y pongo en marcha el carro. 

—Ya sé, se de algún lugar en donde podemos comer en paz —le aseguro y solo me voltea los ojos como si pensara que nada puede ser peor. 

Conduzco hasta la empresa mientras ella mantiene cruzada de brazos en su puesto. 

—Si quería que trabaje horas extras me tiene que avisar con anticipación. 

Balbucea igual de molesta cuando me estaciono al frente de OM planing and dising. 

—No te traje para trabajar —le aclaro y ella se baja mientras pido la pizza por la app de delivery en mi teléfono —Adelantate —le pido y me quedo esperar al pedido. 

Demora unos minutos en llegar, lo recibo y me voy con la olorosa caja, al ver solo la luz prendida de la sala de dibujos asumo que subió así que me dirijo hacia allí.

Ella está con los brazos apoyados en una de las mesas. 

—Lo sé, yo con hambre también tendría esa cara —la molesto alzandole la caja de pizza. 

Logró sacarle una risita que trata de disimular. 

Abro la caja de la pizza hawaiana y le ofrezco una rebanada en una servilleta. 

—Gracias —me responde tomándola y el roce de su mano con la mía crea un atmósfera algo rara. 

Intento disipar yendo por una silla para poder sentarme en frente de ella. 

—¿Porque salias con ese idiota? —se encoge el hombro —¿y porque terminaron?. 

Muerde su rebanada evadiendo la preguntas. 

—Adivino, te fue infiel —insisto y me asiente —vuelvo adivinar, con tu mejor amiga… 

—No, con su profesora de ética… 

Me deja con la expresión tensa, incrédula. 

—El muy idiota se estaba acostando con ella por más puntos y pretendía que lo aceptara como un "sacrificio". 

—Bueno, felicidades —brindo con con mi pedazo mordido de pizza —no solo por tu proyecto ganador sino por que te liberaste de él. 

—Lo dudo, apagué mi teléfono pero apenas lo prenda voy a tener un montón de llamadas perdidas suyas —deduce como si fuera lo mas casual. 

Sigue comiendo y por alguna razón me tenso más al pensar que ella tenga que lidiar con ese imbécil. 

—Pues si me lo permites le pondré un alto para ya no te vuelva a molestar… 

Se hace un repentino silencio mientras ella se me queda mirando como si estuviera loco. 

—¿Y porque harías eso? —inquiere apoyando su rebanada en la caja. 

—Porque si, ni tú ni ninguna otra mujer merece que la traten así —logro alegar después de un carraspeo.

—Claro, solo merecemos sentarnos en tus piernas para que nos endulces los oídos y nos calientes las bragas ¿verdad?. 

Sonrio ante su sutil reproche. 

—Pues, yo no caliento bragas —replico suavizando mi tono —al menos no con palabras dulces. 

Puedo ver el ligero rubor de sus mejillas y me río más. 

—Esto fue un error… —Ella se levanta dispuesta a irse pero la tomo del brazo y de un tirón la termino sentando en mi regazo. 

Sus manos se apoyan en mis hombros y las mías de su cintura, nuestras respiraciones se mezclan cuando me aferro a su cuerpo. 

—¿Que haces? 

—Quiero besarte —admito en un susurro. 

—No… —jadea. 

—Dime en mi cara que no te mueres por besarme…. —le respondo sosteniendole la mirada aturdida —porque yo muero por probar esos labios que no he parado de imaginar a que saben y como se sienten. 

—Oliver… —Pronuncia en un gemido intensificando las sensaciones que me han invadido desde que la conocí. 

—Dímelo y te dejo en paz. 

Inhala profundo y entreabre la boca para emitir una palabra mientras se acerca más a mi rostro pero… 

—¿Oliver? —la voz de Fanny nos hace mirar a las escaleras de donde se oyen unos pasos que la van subiendo. 

******

Liz y Oliver se pondrán bien intesos 🤭

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