Capítulo 11.

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Liz.

La noche ya me alcanzó en la empresa, Oliver mantuvo su otra reunión con la estúpida de Fanny, se que lo del café fue a propósito y lo que más me irrita es que casi le doy el gusto de no participar en la firma del contrato como sino hubiera trabajado o aportado en el proyecto. 

Tampoco entiendo porque estoy tan enojada con mi "amo", mi objetivo de decirle que volví con mi ex dio el efecto que quería sin embargo, me molesta que no insista. 

Pero bueno, mejor así.

Le ayudo a Margareth con unos papeles que tiene que ordenar y al terminar desabrocho el saco de mi jefe que me ha impregnado de su perfume resinoso que mis fosas nasales agradecen.

Me lo voy sacando a medida que me dirijo a su oficina, a pesar que la puerta está abierta me digno en tocar llamando la atención de los dos. 

Está instalado en su mac mientras que Fanny en su portátil.

—¿Si? —Consulta Fanny. 

Ingreso ignorandola. 

—Gracias —sin más, le estiro la prenda a mi jefe. 

—No tenías que devolvermelo —me dice con una sonrisa burlona. 

—Es suyo. 

—Si, pero a ti te queda mucho mejor que a mi —me responde —además, no creo que tu novio quiera ver esa linda mancha café en tu vestido. 

Y seguro que su saco oloroso a su colonia cara si. 

Le ruedo los ojos con evidente descaro y me doy la media vuelta, dejando su saco encima de su escritorio. 

—Oh, no acabas de hacer eso ¿cierto?. 

Me planto en el umbral de la puerta. 

—Ahora solo por eso te quedarás a terminar los diseños que estamos creando  y a mano. 

—¿Qué? —exclamamos al mismo tiempo su socia y yo. 

—Lo que oíste, los necesito para mañana temprano —su tono es burlón, no lo soporto. 

—Oliver, cariño —interviene la rubia —no creo que eso sea buena idea. 

—O por favor, linda —me hace levantar la ceja por el término tan cínico que usó —tienes que confiar en el talento de nuestra gente.

—Seguro, si tu confías yo confío —le responde idiotizada cuando le acaricia el mentón. 

—Bien, vamos que se nos hace tarde para ir a nuestro evento. 

¡¿Y encima van a salir?! ¡Cuenta hasta 10, cuenta hasta 10…! 

—Señor, me encantaría quedarme hasta más tarde… —trato de alegar pero... 

—Lo sabía, eres una excelente profesional —me devuelve su saco que había dejado sobre su escritorio —para que no te de frío en la noche, sigue así. 

Me da unas palmadas en la cabeza cuando pasa por mi lado y se larga seguido de la otra que me termina chocando del hombro. 

—¡No olvides apagar las luz! —grita mientras se dirige a la entrada —descansa, Maggie. 

Me llevo la mano al frente conteniendo las ganas de ir a buscarlo y plantarle una bofetada. 

—Señorita, si quiere me puedo quedar a hacerle compañía —se ofrece Margareth cuando le cuento mi situación por lo alterada que estoy. 

—Gracias, pero ve a descansar —le respondo yendo por mi teléfono para marcarle a Blake. 

—Ya estoy en camino, hermosa… —me contesta. 

Entre planosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora