Capítulo 12.

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Oliver.

Presiono el acelerador de mi coche como si me estuvieran siguiendo con la sangre hirviendo solo de pensar en que estarán haciendo Liz con el idiota ese que ya ni se si es su ex o su novio. 

Esta chica me volverá loco. 

Llego a mi edificio y le entrego las llaves al celador para que estacione mi auto, ni siquiera para eso tengo paciencia ahorita. 

Subo por el clásico ascensor plateado, me quedo en mi piso y abrí la puerta de mi departamento. 

Me sorprende ver las cortinas del ventanal doble de mi living abiertas, pero ya se quien pudo ser y donde me está esperando. 

Subo las escaleras de espiral hasta el segundo piso donde está mi cuarto y en efecto esta aquí, la luz de mi baño me lo confirma. 

—Fanny, si te di las llaves del departamento es para emergencia… —le reclamo mientras me desabrocho la camisa. 

Ingreso al baño y está metida en la bañera con medio cuerpo cubierto por espuma y una copa de vino blanco en su mano. 

—Ay, solo quítate la ropa y hazme compañía —me pide y obedezco con una sonrisa llena de picardia. 

La verdad me vendría bien un poco de distracción. 

—¿Porque tardaste tanto? —reprocha —te he estado esperando desde hace mucho. 

—Tuve que llevar a Evans a su residencia… —respondí con la mayor casualidad quitándome mía prendas que quedan en el suelo húmedo.

—Te estás tomando muchas molestias con esa chica. 

—No exageres… 

—¿Cuando has llevado a Maggie a su casa?. 

—Ella no lo ha requerido, su esposo está puntual siempre en la salida —me defiendo —además fui yo quien la hizo trabajar hasta tarde.

Me enarca una ceja mientras yo tomo otra copa que ella anticipo y me sirvo un poco de vino. 

Me meto al agua y ella empieza a juguetear con los dedos de sus pie por mis muslos cuando me siento y la arrastro hacia mi desde tomando su tobillo. 

Entre risas se acomoda en mi regazo abriéndo sus piernas de par en par, para rodearme mi torso. 

Su pecho se pega al mío y se inclina para besar mi cuello hasta llegar a mis labios. Nuestras bocas bailan entre sí mientras se contornea pero mi cabeza ni siquiera en esta situación se puede sacar a cierta persona… 

El recuerdo del beso que nos dimos en mi oficina eclipsa cualquier pensamiento. Siento su calor, su olor, rememoro cada sensación mientras sigo besando a la que se supone que solo es mi socia.

—Oye, creo que deberíamos descansar —corto el momento apartandola con suavidad. 

Me levanto de golpe haciendo salpicar el agua por todo el piso. 

—Descansaremos todo el fin de semana —me responde con un tinte de frustración. 

—Fanny… 

—Que aburrido. 

Se levanta y se pone una bata blanca que estaba en el perchero, agarra la botella de vino que se empina y se va dejándome solo. 

Yo tomo una toalla del anaquel y me seco mi cuerpo, pero escucho que mi teléfono vibra con una notificación. 

Lo ubico en el bolsillo de mi pantalón que quedó en el piso, me agacho a recogerlo y mis cejas se levantan al leer el mensaje y por la remitente. 

>¿Ya se durmió? 

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