Capítulo 17.

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Liz.

Los meseros que parecen sacados de un palacio real con sus trajes dorados nos traen nuestra orden y me alegra porque sino me acabaría el vino antes de comer de lo nerviosa que estoy. 

Sigo sin poder creer que reservara este lugar solo para nosotros. 

Minutos después que se me hacen eternos ponen enfrente una pasta verde, el olor a albahaca predomina y me agrada.

—Está rica —rompo el hielo después de darle una probada —¿no?. 

No se porque no dice nada ¿lo estoy aburriendo?. 

—Si, está exquisita —coincide en un balbuceo mientras mastica —¿cuéntame que tal te has sentido en la empresa?. 

Carajo. 

Ahora me habla de la empresa, definitivamente lo estoy aburriendo. 

—Bien, supongo —respondo con la mayor neutralidad posible. 

—¿Supones? —se le escapa una risita y no se si aliviarme o enfadarme. 

—Es que no creo prudente criticar mi lugar de trabajo frente a mi jefe —encojo los hombros —me despedirá o se generará un pésimo ambiente laboral. 

—Chica lista —contesta con la misma mofa. 

—¿Y tú cómo te has sentido con mi trabajo? —inquiero. 

—Bien, supongo —me imita y le alzo un ceja —oye no voy a criticar a mi asistente o me quedaré sin ligue. 

Sonrio como idiota con un calor en mis mejillas. 

Seguimos conversando a la vez que nos terminamos la comida y me cuenta tuvo oportunidad de irse a los Estados Unidos con su hermano, pero prefirió quedarse y forjar su propia empresa aquí. 

—Está ciudad tiene mucho potencial.

—Es muy admirable —lo felicito —no cualquiera lo hubiera hecho. 

—Gracias —sonríe y me quedo atontada tanto que no veo cuando se levanta y cuando reacciono tengo su mano al frente invitándome a pararme. 

—¿Bailamos…?.

—¿Qué? —por inercia tomo su mano —pero no hay música…

Alegó y me levanta de un tirón para estrecharme contra él. 

Su mano sujeta mi espalda de donde me atrae más hacia él, mi mejilla queda pegada a la suya mientras y mi corazón amenaza con salirse de mi pecho de lo acelerado que está por su cercanía.

—¿Did I drive you away? I know what you'll say —empieza a entonar —You say, "Oh, sing one we know"

Mi cuerpo se aferra al suyo porque siento que me voy a desmayar con mis piernas que están como gelatinas por lo que tengo que sostenerme de sus hombros. 

I say, "Ohh" —continua cantando en mi oído a medida que bailamos —My heart is yours… 

Nuestro movimientos se pausan cuando va terminando la canción. 

And I saw sparks —me hace dar una vuelta —Yeah, I saw sparks. 

Quedo otra vez frente a él y la cercanía es tan tentadora que espontáneamente me encadeno a su cuello y lo beso. 

Solo siento como su mano se posa en mi mejilla para intensificar el beso haciendo que nuestro labios se entrelacen entre sí varias veces.

—Dime la verdad… —susurro al despegarme —¿con cuantas has hecho lo mismo? 

Suelta a reírse y para nada me hizo gracia. 

—Con ninguna otra, Señorita —responde y no se porque le creo.

Mi corazón se acelera más mientras su mano rodeó mi cintura y me atrae más hacia él para besarme otra vez. 

—Olí… —se me escapa el diminutivo en un jadeo. 

—¿Si? 

—¿Te estoy aburriendo? 

—Por supuesto que no, elfa —me asegura y trato de olvidarme de los comentarios del imbécil con el que salía o no podré avanzar. 

—¿Quién se puede aburrir de ti? —cuestiona algo indignado. 

Al parecer mi ex… 

—¿No te parezco amargada?. 

Hace un gesto dubatitivo sin soltarme.

—Yo diría que tienes carácter —acaricia la punta de mi nariz con su dedo —y eso es lo más me gusta de ti. 

Trato de disimular la sonrisa que quieren estirar mis labios. 

—Desde que entraste a mi oficina a reclamarme te haz metido en mi cabeza, como si me hubieran lanzado una especie de embrujo… y jamás me había pasado. 

Confiesa y no puedo evitar entreabrir mi boca mientras mi respiración se acelera cuando vuelve a acercar nuestro rostros pero esta vez pegando nuestras frentes a la vez que seguimos bailando porque vuelve a csantsme y siento como si flotara.

******

Olí me deja frente a la residencia y el que este el Jeep de Blake estacionado afuera me augura una mala señal, pero no lo veo por ningún lado así que debe estar esperándome adentro. 

—Descansa, hermosa —se despide Oliver. 

—Descansa. 

—¿No se te olvida algo? —se queja. 

Le doy un corto beso entre risas y bajo del auto, pero eso sí dejo mi saco apropósito para tener una excusa de verlo mañana.

Subo idiotizada que es el estado en que mantiene ese hombre desde que lo conozco.

Espabilo cuando en efecto me estaban esperando en la entrada de mi piso.

—¿Donde estabas? —consultan y le ruedo lo ojos intentando llegar a mi puerta, pero me retienen del brazo.

La fuerza que ejerce me inmoviliza arriconandome en la esquina y el olor a alcohol golpea mi olfato.

—Déjame en paz, Blake —trato de zafarme, pero solo logro que intensifique el agarre —¡me lastimas!. 

—¡Mírate! —me agita ignorando mis quejidos —¡pareces una zorra con ese vestido!. 

Mi palma se abre para impactar su estúpida cara, pero es más rápido y me agarra de las muñecas y me estrecha contra su cuerpo. 

—¡Suéltame! —le exijo —¡me estás haciendo daño!

—¡Cállate! —espeta dejándome paralizada en la pared con la bofetada que me propina. 

La comisura de mi labio se empieza a inflamar y siento la húmedad de unas líneas de sangre que limpio perpleja con mi dorso.

—Mira lo que me obligas hacer —balbucea entre dientes —pero eso te ganas por andar de ofrecida y salir con ese muñequito.

Reprocha y no logro salir del shock, podría esperar cualquier otra cosa de él pero nunca un golpe. 

—Me pegaste —pregunto con la voz quebrada mientras mis ojos se me llenan de lágrimas. 

—¡Y no debió hacerlo! —la voz de Oliver llega a mis oídos y los ojos de Blake se abren con sorpresa —Liz entra a tu piso, porfavor. 

Demanda en un gruñido como si fuera a explotar y la vergüenza de que él haya visto todo me hace correr con torpeza hacia mí piso donde me recibe Estela que se encontraba viendo una película en su portátil con sus oidos taponados con auriculares en el sillón. 

La sonrisa emocionada se le borra instantáneamente al verme y se levanta para ofrecerme sus brazos a los que me aferro para llorar. 











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