Capítulo 19.

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Liz.

Despierto abrazada a mi almohada con los ojos hinchados de lloriquear por horas anoche hasta quedarme dormida.

Mi labio se ha inflamado y me arde, aunque es soportable es un recordatorio de lo que Blake fue capaz de hacer y que ahora menos que nunca lo quiero cerca de mi. 

Estiro mi mano para agarrar mi teléfono que no ha dejado de vibrar toda la noche pero solo lo puede en silencio. 

>Cosita, perdoname no se que me pasó… 

Me escribió Blake. 

>No quise lastimarte, hablemos ¿si? 

>Por favor, contestame. 

>No volverá a pasar, te lo juro. 

Insiste con más mensajes que ignoro bloqueandolo cuando me entra una llamada suya. 

También hay más mensajes de otra persona que me hacen sonreír. 

>Buenos días, Elfa ¿como amaneciste? 

>Ya despierta Elfa dormilona o se te enfriará el desayuno. 

>Paso por ti en una hora. 

El teléfono respinga en mi mano con ese último texto. 

Buenos días, amanecí bien <

Bien hinchada.

¿Cuál desayuno? Y no porfavor, no quiero que me veas así <

Estoy horrible <

Me envía una cara triste. 

>Eso sería imposible. 

Lo dice porque no me ha visto. 

Bueno creo que el maquillaje puede ayudar un poco, pero no me quiero privar de salir con él y permitirle a Blake quedarme estancada por el miedo a su reacción. 

Tiene que aceptar que lo nuestro terminó hace mucho cuando me engañó y sepultó lo poco de cariño que le tenía al levantarme la mano. 

¿A dónde vamos? <

Le consulto para ver cómo ir vestida. 

>A un lugar que te gustará, es al aire libre como el parque, pero sin los visitantes. 

Vale, te espero <

Tipeo y envío la respuesta para irme al baño a lavarme la cara. 

Estoy hecha un asco, tengo residuos de maquillaje que no me quité, las ojeras muy marcadas y el labio amoratado. 

Me tiro el agua helada que refresca mi rostro dejándolo completamente limpio y salgo de mi cuarto. 

—Buenos días —me saluda Estela emocionada mostrándome una bandeja con una torre de hot cakes con miel a un lado tostadas francesas, un espumoso y humeante café y una colorida ensalada de fruta. 

Todo esto lo adorna un lindo ramo de rosas rosadas en el cual hay una pequeña tarjeta. 

"Espero que esto te haya sacado la sonrisa que nadie tiene que borrar, lindo día Elfa". 

Y en efecto sonrio como una idiota. 

—Llegó temprano —me abraza por detrás mi amiga —oye, si tu no lo quieres, me lo quedaré yo. 

—No soy yo el problema, me dice que no quiere nada serio pero tiene este tipo de detalles —comienzo a parlotear —y la cita… pese a lo de Blake fue la mejor que he tenido en mi vida. 

Entre planosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora