Extra #6

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Sanzu... Otra vez.

Y ahí estaba el, frente a el gran edificio gris dudando y debatiendo consigo mismo si entrar o no

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Y ahí estaba el, frente a el gran edificio gris dudando y debatiendo consigo mismo si entrar o no.

Hacía apenas unas horas atras se había enterado de que su ángel, por fin había dado a luz a su pequeña criatura, quería verla pero no se atrevía.

El mismo se había encargado de alejarse de la chica en cuanto supo de su embarazo, aun que esta trato de detenerlo no lo consiguió.

Sanzu había tomado su decisión y no le quedó de otra que aceptar.

-Joder... ¿que estoy haciendo aquí parado como un idiota?- murmuró inquietó observando a todos lados, no quería encontrarse con alguien de la ToMan.

Con la poca fuerza de voluntad que le quedaba entró al lugar, acercándose rápidamente a la recepción para poder saber donde se encontraba la chica.

Mientras subía solamente podía pensar en que es lo que le diria o el como reaccionaria, tal vez lo recibiría con una sonrisa o tal vez lo corriera antes de siquiera poner un pie en el lugar.

Cuando estuvo por fin frente a la habitación se sintió nervioso, sin decir que prácticamente estaba apretando con demasiada fuerza el ramo de rosas que había comprado fuera del edificio.

Tocó delicadamente la puerta esperando una respuesta, cosa que nunca llego, así que lentamente fue abriendola, encontrandose con la chica dormida pero con una mano dentro de la cuna de su bebé.

Para Sanzu, esa imagen fue la mas pura y hermosa que hubiera apreciado en su corta vida.

Sin hacer mucho ruido se acercó, colocó las rosas en el pequeño mueble que estaba a un lado de la cama de la chica y las observó tranquilamente, eso hasta que la bebé empezó a quejarse.

Sanzu no quería que la chica se despertará, así que rápidamente se acercó a la cuna para tomar a la bebé en brazos y empezarla a arrullar.

Solo con esa acción el peliplata quedo encantado con la bebé, que sonreía e intentaba tocar la cara del chico, ignorando por completó las cicatrices que este poseía.

-Yo te voy a proteger pequeña- murmuró con una sonrisa plantada en su cara mientras empezaba a caminar lentamente en un intento de poder dormir la -Te prometo que nada te pasará a ti y a tu mamá.

Las pequeñas risas de la menor estaban empezando a volverse mas débiles de igual manera que los toques, hasta que simplemente volvió a caer dormida.

Sanzu la acomodó nuevamente en su cuna, evitando tocar la mano de la chica que seguía dormida.

-Hally, mi ángel- susurró mientras acomodaba algunos mechones que estaban en la cara de la chica -Perdoneme por abandonarla... Siempre las protegere...

-Esa pequeña sera como mi hija... no dejare que nada malo le pasé- dicho esto se acercó lentamente a ella para darle un pequeño beso en la frente.

Con esa promesa en mente aquel chico abandonó la habitación para que nada mas perturbara el sueño de la chica y su bebé.

Con el paso del tiempo, cumplió su promesa, cuando la madre de la menor se distraia el se acercaba solo un poco a darle algo, cualquier cosa, desde dulces hasta dinero, cosas que eran revisadas por la chica.

Cuando los niños mas grandes querían molestarla, hay estaba él para defenderla.

La pequeña realmente no lo reconocía, pues nunca dejó que viera su rostro, no quería ser descubierto por la madre de la menor, la cual seguramente lo regañaria por simplemente irse sin decir nada a nadie.

-¡Mami!- él grito de la pequeña llamo su atención, estaba a una distancia considerable así que podía escucharlas a la perfección.

-¿Que pasa Lily?

-¡Yo tengo un ángel guardián!

Sanzu se mantuvo quieto en su lugar, temiendo que la pequeña pelirubia lo hubiera visto y reconocido de veces anteriores.

-¿Por qué dices éso cariño?

-¡Si, siempre que estoy en problemas él esta para ayudarme, Mi Ángel Guardián es muy bonito!

-¿Así, como es él?- preguntó curiosa la mayor viendo divertida a la pequeña.

-Tiene el cabello largo y de un color muy bonito, ¡blanco!- sonrió la pequeña trantando de hacer memoria -Nunca le e visto la cara... pero estoy segura que es muy bonito.

-Que curioso cariño, yo tenía un gran amigo que también tenía el cabello largo y de un color muy similar al blanco.

Por su parte el peliplata simplemente quería llorar de felicidad, se alegraba de sobremanera que la menor lo viera de esa forma y también se alegraba que su ángel aun pensara en él, Sanzu solo podía pensar en una cosa... Es igual que su madre.

Cuando se enteró que ella había regresado con los Haitani, realmente no le hizo mucha gracia, los odiaba por haberla hecho sufrir, pero se alegraba por que ella sería feliz.

Hizo lo mismo que cuando se enteró del nacimiento de Lily, solo que esta vez siendo a Ren quien visitaba, de igual forma amó al pequeño a primera vista.

Jurando nuevamente que lo protegeria a el y a su hermana, sólo que esta vez, no había logrado pasar desapercibido como le hubiera gustado...

Ran y Rindou lo habían interceptado, al principio no lo reconocieron, pero para su buena fortuna Rindou había logrado hacerlo antes de armar un escándalo.

Tomaron un café en la sala del hospital mientras hablaban de algunas cosas sin mucha importancia, hasta que ambos hermanos le aseguraron que podría visitarlos cuando quisiera para poder pasar el tiempo con Hall y los niños.

Al final Sanzu también había obtenido su final feliz, se había vuelto el mejor amigo de ambos hermanos y por ende los visitaba de vez en cuando, Lily lo había autonombrado su tío favorito por que la pequeña decia que tenía parecido con su ángel aun que no del todo por su cabello rosa, Ren apesar de ser un bebé lo seguía y sí, aun que recibió el regaño de su vida por parte de Hall ella lo había recibido con los brazos abiertos alegre de que hubiera vuelto.

Ahora Sanzu ya no estaba solo... Nuevamente sentía que Su Ángel lo había salvado.

 Nuevamente sentía que Su Ángel lo había salvado

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Otro extra pequeñito.

Decidí que simplemente haría doce extras, después de eso, la historia estará completamente terminada.

Gracias a todos lo que siguen esta historia ♡

Bye, bye.

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