mar del este • jjk ✔️

06. una vista espectacular

<< pov. aerin >>

— Por primera vez en dos siglos el anillo de la armonía está otra vez en nuestro reino. Es un momento que pensé nunca poder presenciar, pero hoy, gracias a mi hijo, podemos tener el honor de acoger tal reliquia — el rey Tearong alzó su copa para guiar el brindis. — El anillo nos ha protegido por más de cinco mil años, desde que el poderoso dios de la paz se lo dio a la raza humana una vez que se acabaron las guerras de oriente — se oyeron aplausos de todos los rincones del gran salón. — ¡Es una enorme alegría para mí poder celebrar a mi hijo en esta azaña!

— ¡Por el anillo de la armonía! — gritó alguien más, alzando su copa.

— ¡Por el príncipe Taehyung! — vitoreó uno de los miembros del consejo.

— ¡Por el reino de Corea! — terminó el rey.

— Por bailar hasta el amanecer — incluyó Sina, junto a mí, dando un sorbo y lanzándome uno de sus característicos guiños.

Le sonreí y la vi beberse la mitad del contenido de su copa de un tirón. Luego mire a Tae, feliz y orgulloso al lado de padre. Como si pudiera detectar mis ojos, conectamos miradas.

Alce mi vaso en su dirección y él hizo lo mismo con el suyo. Los dos bebimos.

Después de un rato, Sina se fue a bailar con ese barón pretencioso con el que estaba saliendo, pero solo lo hizo porque Yoongi había llegado y ahora tenía público ante el cual lucirse.

Yo, en cambio, empecé a sentirme abrumada al verme rodeada de tantas personas, así que tuve que escabullirme a la terraza. Suspire en alivio  una vez que tuve esa vista tan bella ante mí: ese cielo nocturno hacía perfecto juego con el mar abierto al horizonte.

Me recargue contra uno de los pilares y observe con pasividad aquella imagen. Y luego pensé en la historia que Tae me había contado hace unas horas. El relato ya debía haberse esparcido por toda la fiesta. No había otra cosa que le gustara más a la gente que una narración de aventura y actos de heroísmo.

Jungkook.

Un escalofrío me recorrió la espalda al pensar en él. Hace tantos años que no lo veía ni sabía de él que su recuerdo empezaba a sentirse casi como un delirio.

Esto nunca se lo había dicho a Taehyung, pero la última vez que Jungkook y yo nos habíamos visto, él me había intentado convencer de irme con él en su impetuosa escapada hacia el mar.

Obviamente, me había negado. No pasaba una sola noche sin que me preguntara qué hubiera pasado de haber aceptado acompañarlo.

Eso había sido hace años y ahora, gracias a lo diferente que era mi realidad, no tenía mucho caso seguir soñando despierta sobre eso. 

Al menos con esto sabía un poco de lo que era su vida ahora.

— Aerin.

Me giré al escuchar una gentil voz llamarme.

— Hola, héroe — sonreí, viéndolo acercarse con ese elegante y favorecedor traje real. — ¿Ya te cansaste de recibir elogios? Cuida que no se te suba a la cabeza. Si se te hace más grande no te va a quedar la corona.