21. diecisiete años, pt. 1

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17 años
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— Si nos atrapan — susurré amenazante, — te juro que fingiré que me secuestraste.

Jungkook iba frente a mí, dándome la espalda, pero gracias a la forma en que se sacudieron sus hombros, supe que mi comentario le había causado gracia. Casi oscurecía por completo pero nuestra escapada/paseó parecía aún tener bastante tramo por recorrer.

— Camina, gallina — se mofó, pero note que estaba siendo precavido con sus pasos.

Al sentir una ventisca que hizo un ruido raro al chocar y colarse entre las velas del barco, salte y me apresuré a tomarlo del brazo.

— ¿Y si alguien viene?

— ¿A medianoche? — inquirió.

— Qué sé yo — resbale mi mano hasta hacerla llegar a la suya. Él se encargó de entrelazar nuestros dedos. — Si yo tuviera un barco, me la pasaría en él las veinticuatro horas.

Nuestra caminata nocturna en la playa se había desviado al puerto. Se supone que está cerrado por las noches, pero cuando vimos que no estaba el velador, nos aventuramos a dar un recorrido. Uno de los últimos barcos nos había llamado la atención desde que había llegado al muelle, hace unos días. Lo habíamos visto desde el mirador en la colina y Jungkook pensó que no le haría daño a nadie pasarse a verlo por dentro solo algunos minutos.

Acabamos separándonos para inspeccionar cada uno por su cuenta. Fui a la proa y deslice mi mano por el barandal de madera, acariciando su gruesa y encerada textura. Mientras iba caminando, mis pies chocaron con un pequeño balde de madera. Agua.

Jungkook venía subiendo los escalones para llegar a donde yo estaba. Cuando me paso por un lado, lo salpique juguetonamente del contenido del balde y él se giró al sentir las gotas.

— ¿Quieres que sea así? — inquirio, haciéndose el ofendido.

Al detectar el reto y amenaza en su voz, me reí y me eché a correr. Me venía siguiendo de cerca pero no me logró alcanzar sino hasta después de haberle dado una vuelta al mástil. Me tomo por detrás, de la cintura, y me alzo del suelo para hacerme dar un par de vueltas junto a él. Nos acercó a la borda e hizo como si fuera a dejarme caer al agua.

— ¡Ya-ah, basta! — exclame, todavía riendo.

— ¿Por qué debería tenerte piedad, eh?

— Apenas te moje, ¡llorón!

— Y además me insultas-

Ahí me pareció escuchar algo.

— Jungkook, espera.

— ¿Empezarás a rogar?

— No, no — susurre, haciendo que me volviera a poner en el suelo. — ¿Oíste eso?

A los dos se nos borraron las caras risueñas y nos concentramos en cualquier pequeño ruido que se alzara desde cerca. Y cuando se escucharon pasos del otro lado del barco, supimos que alguien había subido. Jungkook me tomó de la mano y se apresuró a llevarnos a la cabina, bajando los escalones al segundo nivel de la embarcación. Sin ir a meternos mucho, nos encerramos en lo que parecía ser un armario.

mar del este • jjk ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora