08. sueño de antaño

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• 14 años
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— ¡Espérame, Aerin!

Seguí escalando la colina empedrada sin hacer caso a las lentitudes de Jungkook. Mire hacia abajo solo por un segundo para burlarme de él.

— ¡Eres igual de lento que una tortuga!

— Mejor eso a ser un maldito mono — ataco de vuelta. — ¡Te cuelgas de lo que sea!

Me reí, llegando por fin a la cima. El fresco aire me golpeó el rostro.

Me senté en el suelo, sin poner mucho cuidado en si se me ensuciaba el vestido o no. Abrace mis piernas, pegándolas a mi pecho, y recargue mi mentón en mis rodillas.

Escuché a Jungkook quejarse mientras subía el último tramo de roca y caía junto a mí.

— Vaya, ya venía siendo hora de que llegaras — me mofe. — Creo que hasta me salieron canas.

— Cállate — me soltó, sentándose a mi lado.

Le di un inofensivo empujón con mi hombro y me dispuse solo a mirar la vista.

— Es hermoso — pensé en voz alta.

El enorme océano se extendía frente a nosotros y el sonido del agua llegaba hasta acá, a pesar de estar tan lejos. Había un barco estacionado en el puerto del que venían saliendo marineros por montón.

— ¿De dónde crees que vengan? — Jungkook estaba viendo lo mismo que yo.

— Mmm — me lo pensé, — de Atlantis.

Jungkook resoplo.

— Contesta en serio.

— Agartha — probé de nuevo.

El chico rodó los ojos. Yo sonreí.

— Olvídalo.

— Eres un enojón — me burle, estirando mis piernas. — Lo más probable es que vengan de Japón.

— ¿Eso crees?

— Han habido varios acuerdos de exportación últimamente. Apostaría en ello.

Lo mire cuando no contesto nada.

Estaba viendo hacia el frente, como si estuviera hipnotizado por el brillo del sol en el agua.

— Algún día estaremos ahí, Aerin, lo sé.

— Siempre sueñas despierto, Jungkook.

Luego un grito desde abajo nos sacó de nuestra casi ensoñación.

— ¡Oigan! — exclamó Taehyung. — ¡Empieza a hacer frío! ¡Ya bajen!

Jungkook se asomó hacia abajo.

— ¡Dile a uno de tus sirvientes que te venga a llevar de caballito!

— ¡Pues baja y cárgame ya, que me canso! — le devolvió el otro, risueño.

Me reí.

— Vámonos — me dijo el chico.

— ¿Me llevarás también en tu espalda? — me burlé. Él me empujó la cabeza débilmente.

Empecé a bajar.

— Con cuidado, Aerin.

— Preocúpate por ti — le saque la lengua.

Cuando llegue al suelo otra vez, Taehyung me ayudo a estabilizarme porque perdí el balance al dar el último salto. Jungkook llegó también cuando yo termine de ponerme otra vez los zapatos que había dejado en el césped para así subir más rápido las rocas.

— ¿Por qué les gusta tanto subir allá?

— ¡La vista es preciosa! — conteste a Taehyung. — Deberías ir con nosotros alguna vez.

— ¿Quieres que vomite?

— El futuro rey tiene el estómago de un bebé — Jungkook se le colgó de los hombros y el otro lo hizo a un lado.

— ¡El futuro rey te reta a una carrera al castillo!

Taehyung empezó a correr de inmediato cuesta abajo.

— ¡Oh, vas a tragarte mi polvo!

Y empezó a seguir al primero.

— ¡Ay, espérenme! — me queje, pero no pude seguirles el ritmo. — ¡Aish, las zapatillas! — empecé a dar saltos para sacármelas otra vez.

Empecé a ir tras ellos. Cuando los alcance en la puerta del jardín, corrí a lanzarme a la espalda de Jungkook y él reaccionó rápido al tomarme de atrás de las rodillas.

Entre risas, empezó a darnos vueltas. Gracias a ello nos tambaleamos a la derecha y le caímos encima a Taehyung.

— ¡Cállense, que nos van a venir a regañar!

mar del este • jjk ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora