<< en el pasado >>
• 17 años •
<< pov. jungkook >>Una semana después del fallecimiento del padre de Aerin, me encontraba recostado en mi cama mientras veía el techo y pensaba en ella. Deseaba estar a su lado, pero debido a los varios eventos conmemorativos en honor a su padre por parte del palacio, no había podido estar mucho con ella.
La última vez que pude verla había sido el día anterior. Se hizo una ceremonia en la gran plaza en donde el rey le habló al pueblo. Ahí arriba, en la tarima, estaba Aerin. Le habían colocado una silla al lado de los demás miembros del consejo. Su mirada estuvo clavada en el suelo todo el evento y su vestido negro hacía ver su piel más pálida que nunca. Parecía haberse quedado sin lágrimas, porque no la vi soltar ninguna mientras la veía desde la multitud.
Taehyung también estaba ahí, e incluso se levantó a dar un breve discurso dedicado a la memoria del señor Shin. Habló durante diez minutos sobre lo mucho que había admirado su carácter, inteligencia y compromiso para con el bienestar del reino. Mencionó el gran vacío que dejaba en el palacio y prometió seguir honrando su vida y legado cuando fuera su turno de gobernar. Cuando Tae se sentó, el rey tomó el podio. Comunicó palabras de resiliencia y mostró solidaridad para con las familias de los muertos en el hundimiento. Después de todo, no fue solo Aerin quien perdió a alguien ese día; cientos de marinos dejaban atrás a sus esposas e hijos.
Todo el reino estaba igual de inmóvil y estático, además. Se había declarado luto nacional, así que el ambiente se notaba decaído por todos lados.
Suspire y me restregué la cara con ambas manos; me sentía impotente. Me levanté y fui por un poco de agua a la cocina, pero mientras atravesaba el comedor, escuché algo afuera. Eran voces. Normalmente lo habría ignorado, pero algo en aquel cuchicheo me pareció familiar al punto de hacer que mi interior saltara.
Abrí la puerta.
Mis ojos se abrieron con sorpresa cuando vi a Aerin en la acera. Llevaba puesto un vestido sencillo de color blanco y su cabello caía como cascada sobre su espalda. Se veía preciosa, como siempre, pero su cara seguía luciendo desconectada de este plano. La señora Lee, la vecina, estaba hablando con ella y comunicando su más sentido pésame. Al ver que Aerin parecía ida de la conversación, me acerqué a ellas.
— Buenas noches.
— Jungkook — la señora entrelazó sus manos contra su pecho, — volvía de la tienda y me encontré con ella aquí parada en el frío — me hizo saber, preocupada. — Le estaba diciendo lo mucho que lamento lo de su padre. Era un buen hombre. Todos seguimos consternados con lo qué pasó.
Asentí pero me concentré en la chica. Parecía adormilada, débil y como si quisiera hacer que la señora Lee dejara de hablarle de algo de lo que ella no quería conversar.
— ¿Estás bien, Aerin? — pregunte con cautela, tomándola del brazo.
Ella vio el agarre y luego alzó la vista a mis ojos. No respondió.
— Un té podría caerle bien. Tengo uno de manzanilla en la cocina. Podría venir conmigo y-
— Yo me haré cargo, señora Lee. No se preocupe.
— No es ningún problema, en serio-
— De verdad, yo veré que coma algo y que llegue bien a casa.
La señora Lee parecía todavía bastante intranquila, pero acabó aceptando.
— Bien. Cuídala mucho — me dijo y luego se acercó a ella para estrecharle brevemente la mano. — Y tú, chiquilla, permítete sentir el dolor para que puedas procesarlo y sanar. Mis puertas están abiertas siempre que quieras charlar.
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mar del este • jjk ✔️
Fiksi Penggemar❝ Un príncipe, un ladrón, un tesoro invaluable y una chica indecisa entre dos mundos opuestos. ❞ Siendo uno de los marineros más temerarios que han navegado los océanos, Jeon Jungkook es acusado falsamente de robar el artefacto que le lleva paz y es...