25. diecisiete años, pt. 5

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17 años
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El asiento vacío de la reina cuando nos sentamos a comer en el castillo nunca dejaba de revolverme el estómago, sin importar cuantos años hubieran pasado desde su pérdida. Su ausencia de este mundo había sido mi primer gran dolor real, pues para mí era lo más cercano que tenía a una figura materna. Nunca había vuelto a sentirme de esa forma, hasta lo de mi padre. Era como si tu corazón se fuera partiendo en pedacitos cada vez que alguien importante para tí se desvanecía.

Todos estaban siendo muy atentos y gentiles conmigo desde lo sucedido. A veces demasiado, pues los sirvientes y las damas me hacían sentir como una muñeca rota cada vez que tenía alguna interacción con ellos. Con las únicas personas con las que en realidad podía sentirme como yo misma últimamente, era con Jungkook y Taehyung.

Por eso me alegraba que el segundo estuviera sentado ahora mismo a mi lado. El gran comedor estaba perfectamente adornado y nos acababan de poner en frente los platos del desayuno. Además, al centro, había una canasta con panecillos de mora recién horneados. Agradecí el detalle en silencio, pues eran mis favoritos desde que era una niña.

Yo no había sido la única invitada esta mañana, aún así. Yoongi y Seokjin, hijos de otros miembros del gabinete, también estaban aquí. Era bueno tener más amigos cerca. Como el rey había avisado que llegaría un poco tarde, nos pusimos a comer.

— ¿Recuerdan la obra de teatro para la que compré entradas hace tres meses? — preguntó Seokjin.

— ¿Para tu cita con Song Chaewon? — Yoongi alzó una ceja.

Taehyung y yo nos miramos de reojo, con una burlona complicidad. El tema de los cientos de amoríos de Kim Seokjin siempre era tema de interés.

— Pues resulta que el vendedor se equivocó y los asientos que me vendió quedan hasta el fondo — se quejó el pelinegro, con su típica y simpática voz de irritación.

— ¿No habías pagado miles de wones? — cuestiono Taehyung.

Seokjin asintió.

— Eso mismo le dije. ¡Que había pagado una fortuna y que no era posible que estuvieran tan mal ubicados!

— Tienes cara de tonto. Tal vez por eso se arriesgó a estafarte — Yoongi siguió molestando al chico.

— Todo me sale mal, se los juro.

— ¿Y qué harás ahora? — le pregunté. Era bueno tener momentos como este para hablar de trivialidades para así poder distraerme un rato de lo que pasaba. — Supongo que rentaras el teatro entero como venganza.

Seokjin me señaló con su dedo índice.

— No es mala idea — dijo, haciéndonos reír.

— Estas de coña, ¿no? — Yoongi enseñó sus encías rosadas con una sonrisa y sus ojos se volvieron dos medias lunas. — Mejor llevala a otra parte. Seguro se dormiría en la función.

— Olvidaba que todos ustedes son unos incultos sin ningún aprecio por la dramaturgia nacional — se pavoneo Seokjin. — Chaewon sí que apreciaría una obra como-

— Aguarda, dejame adivinar el título — Yoongi lo detuvo, listo para mofarse. — ¿A que es: Solo los estirados pueden venir a vernos?

mar del este • jjk ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora