18. perros y gatos

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<< pov. jungkook >>

Desde estribor, observé a todos con mis labios fruncidos. Aerin había pasado toda la noche y lo que iba de la mañana ignorándome y haciéndose la indignada por nuestro bobo altercado.

Estaba rodeada de todos los chicos mientras la llenaban de cumplidos y escuchaban con suma atención todo lo que tenía para decir. Se habían convertido en sus fanáticos oficiales desde todo el asunto de las sirenas. La trataban como si fuera una reina.

— ¿En dónde aprendiste a hacer nudos tan apretados? — le pregunto Jimin.

— Aprendí de niña — contesto.

Namjoon le pasó a la chica su plato servido con la comida del día: Aletas de pescado.

Cuando me acerque para sentarme a comer con ellos y ella me miró un segundo para después girarse hacia el otro lado como una chiquilla berrinchuda, me queje.

— Te di las gracias — le dije. — ¿Eso querías, no? ¿Siempre fuiste así de orgullosa?

Ella, como era de esperar, me ignoró. Percibí a Namjoon mirarme burlón desde su asiento.

— ¿Alguien tiene un cuchillo? — ella preguntó a los demás, sin reparar en mí.

— Nadie le dé un arma, ¿oyeron? — amenace, pero nadie me hizo caso.

Rápidamente, todos le ofrecieron lo que pidió. Hoseok incluso ofrendó su puta espada.

Rodé los ojos.

— Gracias — la chica tomó la pequeña daga de Jimin para cortar su comida. — Es bueno saber que aún queda un poco de caballerosidad entre los marinos.

— Caballerosidad — imite su voz aguda, con molestia. Ella me miró mal.

— Deberías ser más cortes — sonrió Jimin.

Le di un puñetazo en el brazo y él se retorció de dolor.

— No necesito clases de etiqueta de una rata — espete.

— Eres un salvaje, Jungkook — me regaño ella.

— Y tú una caprichosa sabelotodo e irascible — le devolví.

Se puso de pie.

— Ah, ¿quieres pelear? — me mostró su codo puntiagudo y yo me hice hacia atrás.

— ¡Eh! Aléjate — la ahuyente con manotazos en el aire.

— ¿Tienes miedo, traidor? — se acercó aún así.

— ¡Alejen a esta loca de mí! — grite, al sentirla volver a encajarme su codo en la espalda.

Namjoon se puso a reír. Aerin dejó de pegarme a los segundos, pero me soltó otro idiota entre dientes antes de volver a sentarse.

— Se los juro, es como viajar al pasado y verlos tener diez años otra vez — dijo Nam, con una pizca de nostalgia.

— ¿Por qué hablas como un viejo? — recrimine. — Solo eres un año mayor que nosotros.

— Es cierto — a Hoseok se le iluminó la cara. — ¿Ustedes los conocieron de niños, no?

Namjoon y Jimin asintieron.

— Eran incluso más fastidiosos que ahora — dijo el primero, y luego me señaló con su dedo. — En especial él.

Aerin se rio.

— Oye, gracias — dije, con sarcasmo.

— Díganme alguna historia — pidió Hoseok.

— ¿Cuántos tienes? ¿Cinco años? ¿Quieres un cuento para dormir? — le solté, irritado.

mar del este • jjk ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora