33. incertidumbre

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<< pov. jungkook >>

Pensé que estaba soñando cuando desperté y me di cuenta de que Aerin dormía desnuda entre mis brazos. Su espalda estaba contra mi pecho y mis labios rozaban su oído por detrás. Respire su aroma y me pille a mí mismo sonriendo involuntariamente.

No me atreví a perturbar su descanso, así que no tuve más remedio que quedarme quieto. Aunque tampoco era ningún castigo; podría estar así para toda la eternidad. No tenía idea de qué hora era, pero no me importaba. No la dejaría aquí.

Su piel era lo más suave y precioso que mis manos habían tocado, así que cuando la sentí despertar y llevarse una mano a la cara para tallarse los ojos, empecé a besar su espalda, nuca y hombro con suma suavidad.

— Buenos días — le dije, cuando giró su cuerpo hacia mí y la tuve de frente.

No la deje alejarse ni siquiera un centímetro. Mantuve su pecho contra el mío con firmeza.

— Buenos días — repitió, con la voz adormilada y ronca. En su cara se asomó una bonita sonrisa mientras sus ojos me distinguían de a poco; aún no los abría del todo y parecían dos medías lunas. — ¿Llevas mucho tiempo despierto?

Dije que no con la cabeza y le acomodé el pelo detrás de la oreja.

— Llevaba años sin dormir tan bien.

— Oh, claro — río ronco. — Has tenido al océano para arrullarte todas las noches desde que te fuiste. ¿Qué tanto puedes haber sufrido?

— No te lo imaginas.

No me pude aguantar más y la besé. Necesitaba repetir el contacto de anoche. Tenía que sentirla reaccionando a mí de la misma forma en que ella me hacía sentir. Traer de nuevo esa íntima conexión y no dejarla ir. La bese lento, con paciencia. Al oírla emitir un tipo de ronroneo profundo yo también deje salir un ligero jadeo. Debajo de las mantas, podía sentir nuestras piernas entrelazarse.

Ella fue quien rompió el beso para verme a los ojos. Subió su mano y con su dedo índice me delineó gentilmente las facciones.

Quería besarla de nuevo, pero simplemente verla también era muy placentero.

— ¿No deberías salir a dar órdenes?

— Los chicos dan la impresión de ser bobos, pero saben bien lo que tienen que hacer.

— Me agradan — sentenció.

— Y tú a ellos. Demasiado.

Aerin sonrío.

— ¿Tú crees?

— A veces creo que te prefieren a ti antes que a mí.

— Claro que no.

Se río tan encantadoramente que sentí mi corazón llenarse en tiempo real. Carajo, me sentía como si fuera a salir flotando en cualquier momento.

— No los culpo, en realidad. Estarían dispuestos a lanzarme al agua para que tú quedes a cargo.

— Ya cállate — se me puso encima con sus piernas a cada lado de mis caderas. Se estaba riendo y yo la tomé de las manos mientras su cabello caía y nos envolvía dentro. — Te tiras al suelo tú solo.

— ¿Qué te digo? A mí me lo parece.

— Si te echaran, yo me lanzaría por ti — me comenzó a besar y yo sentí un manojo de calor en el centro de mi estómago. Besarla era una cosa, pero que ella fuera la que se abalanzará sobre mí era digno de derretir mi sistema nervioso. — Volvería a subirte. Y te haría mi ayudante.

mar del este • jjk ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora