13. avistamiento de nubes

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11 años
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En días como este, lo único que había por hacer era ir a tirarte bajo la sombra de un árbol en el parque. El calor era inaguantable pero, aún así, el verano era lo máximo.

— ¿De qué le ves forma a esa nube? — preguntó la niña recostada a mi lado, alzando uno de sus dedos para señalar el cielo.

Abrí los ojos de a poco, pues había estado casi a punto de dormirme.

— Solo es una nube — conteste. — Una mancha blanca.

— Aburrido — se quejó ella. — Yo le encuentro parecido a un oso.

Ladee mi cabeza, frunciendo el ceño.

— Es más un león — opine.

Aerin giro su cabeza hacia mí.

— ¿Estas loco? — reclamó, como si la hubiera insultado. — ¿En dónde ves una melena?

— Pues eso. Ahí — insistí, señalando.

Ella miró al cielo como con la atención que se le da a un problema matemático.

— Necesitas unos anteojos — concluyó, al cabo de unos cuantos segundos. — Un tigre, tal vez, pero un león, claro que no.

— No tienes la imaginación suficiente, eso es lo qué pasa.

— Tú fuiste quien dijo primero que parecía una mancha blanca, nada más — se quejó. — Solo quieres llevarme la contraria. Te apuesto a que ni siquiera ves un león ahí arriba, solo estas... — aguantándome la risa, la mire cuando paro de hablar de golpe. Estaba viendo algo frente a nosotros, a lo lejos. Estuve a punto de ver hacia allá, pero ella se  puso de pie primero. — ¡Ese hombre está vendiendo semillas de girasol!

— Si, Aerin. Hay personas que, para ganarse la vida, se dedican al comercio... — recite, a modo de burla.

— Por hacerte el gracioso, no te voy a traer una bolsa — me miró mal. Yo me reí.

La vi correr al carrito mientras sacaba monedas de su pequeño bolso.

Volví a cerrar los ojos, con los brazos detrás de mi cabeza para hacer de almohada.

Es una boba, pensé.

Pero la sonrisa no se me borraba.

Le eche otro vistazo, abriendo un solo ojo. Ella ya había hecho su compra. Y si que llevaba dos paquetes de semillas en las manos. Sonreí aún más al notar que no cumplió con su amenaza, aunque ya sabía que no iba a ser capaz de dejarme sin probar de su bocadillo de la tarde. Ahora estaba charlando con el hombre, seguramente parloteando como siempre hace. Esa niña podía hablar con quien sea, de lo que fuera. Ella amaba conocer gente; una de varias cosas que nos diferenciaban.

A mí me bastaba muy bien con ella, Taehyung y mis pocos amigos del barrio, cerca de casa.

Volví a cerrar los ojos.

mar del este • jjk ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora