46. punto de inflexión

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<< pov. aerin >>

— No sé si soy partidaria de cubrir ese corte, A. Te hace ver dura, la verdad.

Sonreí.

A través del espejo, Sina veía como Yina (mi dama de compañía) tapaba con maquillaje el corte que me había hecho en la mejilla cuando tuve que pelear con aquel dragón. Por primera vez en semanas, empezaba a verme como siempre. El cabello perfectamente ondulado cayendo por mi espalda, mejillas y labios de color carmesí, un vestido hermoso como atuendo y una postura digna de competir en algún certamen de belleza.

Después de lo ocurrido en la plaza hace tres días, el reino entero estaba de fiesta. Era como estar en un festival cuyo fin no estaba programado, por lo menos dentro del próximo par de años. Todo había vuelto a su lugar y de nuevo estábamos a salvo con el anillo de la paz funcionando sin interrupciones desde la torre más alta del palacio.

— He estado oyendo historias asombrosas sobre su viaje, señorita Shin — habló Yina, muy contenta. — Ese chico Jimin es un excelente narrador. Nos relata sus aventuras todos los días en el desayuno.

— Seguro se pone a él mismo como el único protagonista — sonreí.

— De hecho te hace sonar muy ruda, A. Yo también lo he escuchado — dijo Sina, levantándose y poniéndose detrás de mí. — Estoy orgullosa de ti. Lo sabes, ¿cierto? No puedo creer todo lo que viviste allá fuera.

— Definitivamente será inolvidable — asentí.

Sina le puso una mano en la espalda a Yina y le hizo un gesto con la cabeza para que nos dejara solas. Ella asintió y salió de la habitación.

— Aerin-

— ¿Qué pasa? — ladeé mi cabeza, viéndola a través del espejo.

— ¿Sabes lo que harás?

Fruncí el ceño, sonriendo.

— ¿A qué te refieres? Claro que sí. Esta noche es el baile de celebración y-

— No habló de ese bobo itinerario social, A, sino de lo que me contaste hace algunas noches sobre Jungkook — aclaró. — Tú... ¿Piensas irte con él?

Suspire.

— ¿Qué crees que debería hacer?

La chica alzó ambas manos.

— Oye — entrecerró sus ojos, — a mí no me veas. No es mi vida de la que estamos hablando.

Sonreí. Luego se escuchó un toque en la puerta y una cabeza de asomó en la habitación.

— Hola, Yoongi.

Inclinó su cabeza hacia mí como saludo.

— Vine a ver si ya estás lista — le dijo a Sina.

Mi amiga y yo compartimos una mirada cómplice. Durante mi ausencia, estos dos habían encontrado el camino directo hacia la paz y el amor.

Estaba feliz por ellos.

— Si, lo estoy — ella camino a la puerta, pero se giró hacia mí antes de salir. — Aerin, ¿no nos acompañas?

Me encogí de hombros y les hizo una señal con la mano para que se adelantaran.

— Bajen ya. Iré en unos minutos más.

Los dos asintieron y me sonrieron, para después irse del cuarto con sus manos entrelazadas.

Me quedé viendo un punto fijo en el espejo, dejando mi propio reflejo borroso.

Y me quedé pensando por vario rato en las palabras de Sina... ¿Qué era lo que iba a hacer ahora, después de haber tenido una probada de la vida de mis sueños en alta mar?

Abrí el primer cajón del tocador y saqué el anillo de compromiso que me había sacado del dedo cuando me estaba preparando para ir a escabullirme al barco, cuando recién empezaba todo. Jugué con el pequeño pedazo de metal entre mis dedos y luego lo dejé frente a mí, encima del mueble.

Lo observé fijamente.

Un objeto tan pequeño... Era el punto de decisión que definiría el resto de mis días.

mar del este • jjk ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora