Luci. Algo me dice que no la pillamos de buenas. Han de ser sus ojos llorosos o la manera que ha tenido de mirarte al abrirnos la puerta. Un escritor fantasma pondría que te taladró con la mirada en busca de algo. Yo me doy cuenta, porque no soy de esos. Escritor a secas, muchas gracias. Tú te quedas con lo de fantasma, porque Luci te miró buscándote un alma.
—Pedí un dos por uno.
—¿Te importa la visita?
—Nada, ¿qué me va a importar? Hoy es uno de esos días en que todo se puede ir a la mierda y no me importaría.
—O sea que has tenido un buen día.
Luci se engrifa como hace Cuchito cuando ve una fotografía de un perro.
—¿¡Perdón!?
—Epa, no te lo tomes a mal. Por fuerza has tenido un buen día, porque las cosas todavía no se han ido a la mierda. Y ni así te importaría.
—¿Eh? Te las das de listillo con tu verborrea pero ni así me entero. Quizás Morton te aplaudía las estupideces —suspira buscando pelusas en la alfombra—. Da igual.
Anota mis palabras: ese «da igual» será el leitmotiv de la velada.
—¿Has sabido de...?
—Es hora de encender un porro, así que llegáis justo a tiempo. Abrochaos los cinturones mientras lo traigo.
Estaba a punto de preguntarle por Morti. Estoy seguro de que lo adivinó. O sea que está queriendo esquivar el tema. Aún dolida después de que quebraron el martes de la semana pasada. ¿Cuánto tardan en sanar las heridas del amor? Yo no lo sé. ¿Y tú?
Luci aparece con el porro en la boca y un encendedor en la otra. Le arrebato el porro directamente de los labios. Se los toqué y doy fe de que están secos.
—¿Qué crees que haces?
—Juguemos a un juego. Me dices lo que quiero saber y te doy un premio. Es de lo más sencillo.
—¡Dámelo! ¡No estoy para jueguitos de niños aburridos! Tengo una vida, por si te interesa. —Si Luci fuese un dragón, estaría echando humo por las narices—. Tuve mi día y ahora quiero mi porro. Punto final.
—Ya, cariño. Yo estoy llevando días a cuestas y la perspectiva de un porro ya no me relaja. Necesitaré algo más fuerte o la verdad, lisa y llanamente.
Por sus cejas parece degustar una porción del anzuelo.
—¿La verdad? ¿De qué verdad estás hablando?
—Quiero saber por qué Morti y tú quebrasteis.
—¡Pues que te lo cuente él!
—Ni modo, porque no responde.
—Claro que no, porque está en Tailandia. ¡Jodido cobarde!
—Hum...
—¿Y a qué viene tu interés? Que te lo cuente él cuando vuelva, pero para entonces espero que ni se acuerde de nuestra relación.
—Sabes que Morti no es así...
—¡Ja! ¡Ya sé! Te ha mandado para hacer las paces. ¡El muy mamarracho tiene cargo de conciencia! Pues que se meta el cargo de conciencia por donde le quepa, ya que yo estoy bien sola. Ahora dame mi porro.
Yo alzo el porro lo más que puedo; Luci tendría que saltar encima de mí y es algo que la mantiene a raya.
—No hago de emisario. Es más, no hablo con Morti desde que partió.
—¿Sí? Pero ¿a qué viene tu apuro por saber cómo quebramos?
Este es un punto delicado. Si le cuento la verdad, no sé de qué sería capaz Luci. No, no puedo hacerlo. Pero si le miento, ¿qué le digo? ¡Necesitamos saber por qué Morton y Luci quebraron! Creo que es vital para entender por qué mi amigo hizo lo que hizo.
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ENTRAMADOS POR UN CADÁVER
Mystery / ThrillerMi mejor amigo se suicidó en mi habitación de hotel. Quiero entender por qué lo hizo... Nuestra investigación (la tuya y la mía) nos lleva a recrear sus últimos pasos. Así sabremos qué fue lo que pasó por su mente antes de tomar la terrible decisión...