CUARENTA Y CUATRO

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—MIRA DÓNDE TE ENCUENTRO.

¡Es Rami!

—¡Vaya sorpresa!

—SORPRESA UN CUERNO. ESTOY AL TANTO DE QUIÉN ENTRA Y DE QUIÉN SALE DE AQUÍ. MUCHOS DE MIS DEUDORES ACABAN ENTRE REJAS TARDE O TEMPRANO. TÚ NO ERES LA EXCEPCIÓN.

¿Cuándo será el día en que Rami se digne a bajar la voz? Aunque bien es cierto que el policía que está junto a él ni siquiera se inmuta. ¿Estará acostumbrado? Es más, se acerca con las llaves en la mano y abre la celda. Nos hace un gesto asqueado con la cabeza para que salgamos. Lanzo una última mirada por sobre mi hombro al rincón de la celda. Veo el brillo de dos ojos y nada más.

Nos dirigimos a una de las salas privadas para visitas que está cerca de la recepción. Me extraña que el policía no entre con nosotros, pero bien es cierto que el bamboleo con que Rami se desenvuelve le da aires de alcaide de la cárcel.

—GRACIAS, HOMBRE.

—Los estaremos vigilando. Portaos bien —nos dice el guardia.

Entramos. Rami nos ofrece asiento. Él se recuesta en el suyo. No me extrañaría si de pronto entrase una odalisca con un café turco acompañada por un negro con una palmera para abanicarlo.

—SOY TODO OÍDOS.

—Vaya, Rami, qué quieres que te diga. Fuimos a hacer una visita al hermano de mi mejor amigo...

—¡ESO SE LO CONTARÁS A OTRO! HABLEMOS DE LO QUE TENÍAS GUARDADO EN TU HABITACIÓN. LA HABITACIÓN AMALFI DEL HOTEL MONTENEGRO.

Glup. Glup. Glup. ¿No hay agua por aquí?

—Así que descubriste mi secreto... —Por una vez desde que lo conozco, Rami se calla. Inclina la cabeza a un lado dando pie a que me explaye de la mejor manera—. Al principio fue solo Morton, pero luego entró esa mucama y del susto se quedó tiesa también. Solo Morton. Esa es la verdad.

—Y QUIERES QUE TE CREA.

No es una pregunta.

—Llevamos días tratando de dilucidar por qué Morton se suicidaría. Creo que tenemos la solución a nuestro alcance. Dejó una carta...

—¡PATRAÑAS! EN LA HABITACIÓN AMALFI DEL HOTEL MONTENEGRO HABÍA UNA CADÁVER Y UN MANIQUÍ.

—¿¡Un maniqué!?

—LO QUE OYES. UN MANIQUÍ. DEBO DECIR QUE ERA DE BUENA FACTURA. —Siento cómo me recorre un escalofrío de pies a cabeza, ida y vuelta—. DIME QUÉ VAS A HACER.

—Gracias por sacar los cadáveres de ahí en primer lugar. Era un feo asunto que no me dejaba dormir. Es como un soplo de aire fresco. —Otra vez la inclinación de cabeza; Rami tiene la incredulidad a flor de piel—. En segundo lugar, ahora podré volver al hotel para hablar con el gerente. Tenemos una reunión pendiente. Quizás sea por el saldo pendiente —miento, porque nadie más que tú debe saber lo de mi trato con el gerente del hotel.

—TANTO TÚ COMO YO SABEMOS QUE NO PUEDES PAGAR NI SIQUIERA LAS GANAS. LO QUE TE CONVIENE ES LARGARTE DE ESE HOTEL. LA EXTRACCIÓN SE HIZO LIMPIAMENTE, PERO NUNCA SE SABE QUIÉN OBSERVA ALGO EN UN MOMENTO INOPORTUNO.

—Bueno, pues entonces me largo...

—¿A DÓNDE IRÁS?

Excelente pregunta. ¿Tienes un cuarto extra en tu casa?

—Tengo que decidirlo aún.

—MIRA, PAJARILLO, NO VINE A PERDER EL TIEMPO. AHORA ESTÁS EN DEUDA CONMIGO POR EL FAVOR QUE ACABO DE REALIZAR. ESPERO QUE SEPAS LO QUE ES ESTAR EN DEUDA —dice abriendo sus lanudos brazos—. NO TE PODRÁS MARCHAR SIN PAGARME. SI NO ME PAGAS, REVELARÉ TU SECRETO. SI LO REVELO, YA NO PODRÁS SALIR TAN FÁCILMENTE DE LA CÁRCEL. AHORA QUEDÁIS LIBRES. LOS DOS.

¿Esto es todo?

Rami se alza del asiento y se bambolea fuera de la sala de visitas. Nosotros tardamos en levantarnos. Lo hacemos forzadamente cuando viene el policía para sacarnos. Es un bruto. Más nos vale alejarnos de aquí lo más rápidamente posible, no vaya a ser que Rami cambie de parecer.


ENTRAMADOS POR UN CADÁVERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora