En la mañana desayunaron y decidieron que su próximo destino sería un parque de diversiones. Mientras conversaban meditaron que sería primordial encontrar un carro grande o un camión, preferiblemente un trailer. Así que ese día pospusieron la idea de ir al parque de diversiones y se centrarían en hallar ese gran vehículo.
—De seguro soy la favorita de Dios—dijo Jennie al ver dos trailers.
—Querrás decir somos. Me alegra haberlos encontrado después de tres horas, ojalá tengan las llaves.
Y fue ese momento que ambas temieron, su búsqueda sería en vano si no estaban las dichosas llaves. Cada una entró al vehículo y buscaron. Rosé se alivió de inmediato al encontrar las llaves caídas en la parte de los pedales, coloco la llave en el encendido y el motor rugió, la rubia gritó de la emoción llamando la atención de Jisoo, pero se relajó al verla sonriente.
La coreana se frustró por no hallar las llaves rápido, pero luego las encontró en la guantera escondidas entre unos papeles y al igual que la rubia gritó de emoción cuando el trailer se encendió. Las chicas condujeron hacia el centro comercial, Lisa acompañaba a Jennie y Jisoo a Rosé.
Tardaron una semana completa en "vaciar" el centro comercial. Llevaron ropa, artículos de aseo, herramientas, comida e infinidad de cosas más, de seguro los habitantes del refugio iban a estar contentos. Esa semana se hicieron más apegadas a las gemelas, era demasiado acogedor estar a su lado.
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Al día siguiente con todas las energías del mundo fueron al parque de diversiones, bajaron de los vehículos e ingresaron al lugar. Generalmente era un sitio lleno de risas y gritos, pero ahora el silencio abundaba junto con olores provenientes de cadáveres, arrugaron la nariz, sin embargo, no fue impedimento para disfrutar. Fueron primero a los juegos en donde lanzas un objeto y recibes un premio. Las chicas eran muy buenas.
—Lisa, toma—la coreana le extendió una pequeña pelota de metal—. Debes lanzar a los patitos que están ahí y si caen tú ganas.
Lisa imitó lo que vio instantes atrás y lanzó la pelota, el pequeño problema es que no midió su fuerza y destrozó el puesto.
—¡Era derribar los patitos no hacerlos explotar!—Jennie se tocó el pecho aún exaltada por el susto—. Pero bueno, ganaste—restregó su mejilla con la de ella.
La gemela asintió y aceptó el gesto con una sonrisa, aunque no era visible por la tela que cubría el rostro. Continuaron jugando hasta que encontraron el juego en dónde golpeas con un martillo con todas tus fuerzas para que un objeto de metal suba y suene la campana.
—Jisoo, ven—Rosé le explicó el juego y la mutante escuchaba atenta—. Ahora solo golpea, pero no tan fuerte ¿si?—la gemela asintió.
—Rosie, va a destrozar el juego—expresó recordando momentos atrás.
—Lo sé, pero quiero que también se divierta como Lisa, ¿viste lo feliz que estaba al ver destruido los patitos? Incluso dio pequeños saltitos—una risita abandonaron los labios de la australiana.
—Lo sé, fue demasiado tierno—la de ojitos gatunos no iba a negar que no le importaba si destruía cien puestos de patitos más con tal de ver a Lisa feliz.
Fue el turno de Jisoo, con ambas manos sujetó la herramienta y con un fuerte golpe la campana salió volando por los aires, hasta que el puesto se vino abajo.
—¡Muy bien, Jisoo!—Rosé fue a abrazarla y la otra no se negó. Sus ojitos delataron lo feliz que estaba al haber hecho volar esa cosa de metal.
Ningún humano podría imaginar que los mutantes más temidos de la nación estén con diademas con orejas de animales, era absurdo. Lisa tenía orejas de mono, Jisoo de conejo, Rosé de ardilla y Jennie de gatito, se veían absolutamente adorables, tanto que buscaron con desesperación una cabina de fotos, ni muertas desaprovecharían la ocasión para tener un recuerdo de las gemelas.
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Proyecto L
FanfictionJennie y Rosé han sido las mejores amigas desde que tienen memoria, siempre han sido ellas dos, incluso cuando el mundo llegó a su fin de la forma menos y más inesperada. Después de cuatro años siguen unidas, pero ahora deben sobrevivir. ¿Qué suced...