Capítulo 7

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Han transcurrido dos meses de ese inesperado encuentro y cada noche ambas chicas soñaban con esos peculiares ojos rojos, de cierto modo su encuentro con esos seres las hizo cuestionarse del porqué les ayudaron ese día, pero siempre llegaban al mismo camino, un camino sin respuestas.

—Hey Fríjol, deja de pensar en Mina y concéntrate—habló Jeongyeon al ver que casi se cae mientras se dirigían al comedor.

—¡Cállate fideo con patas, n-no estaba pensando en e-ella!—la pequeña se sonrojó y se maldijo por tartamudear.

—Oye, respétame enana y no sé porque no aceptas que te gusta Mina, es muy bonita y es una gran chica, es más, no sé porque ninguno de ustedes acepta que tienen sentimientos por esas lindas personas—la mecánica no los entendía, no había nada de malo en querer a alguien.

—Por el mismo hecho que tú no aceptas que te gusta cierta personita con dientes de conejo—esta vez habló Jin.

—Sí lo acepto... pero no frente a ella, puede que ella no tenga los mismos sentimientos—soltó un suspiro.

Los demás se vieron entre sí y negaron con la cabeza, era más que obvio para los chicos que Nayeon tenía los mismos sentimientos por su amiga y esta no se daba cuenta, pero quiénes eran ellos para hablar cuando estaban en la misma posición que ella. Ninguno de ellos era capaz de dar el siguiente paso con la persona que los trae locos.

Ingresaron al comedor y las vieron tan hermosas como el primer día conversando entre ellas con risas, Sana fue la primera en notarlos y los saludó con la mano.

—Tzatan está sonriendo—Momo realizó una mueca sorprendida.

—Ese es el efecto Sana. Si no me gustara tanto Jimin en definitiva lo intentaría con ella—Yoongi pensó en su pequeño secretario y gesticuló una sonrisa.

—Andando, no quiero escuchar las tonterías que dice Suga—Tzuyu borró su sonrisa.

Todos sabían quién tenía más problemas en aceptar quien le gusta era su líder, con el tiempo que han pasado juntos se percataron que la taiwanesa era muy tímida, por eso la mayoría de personas piensa que está enojada todo el tiempo porque su rostro se mantiene serio y carente de emoción, pero todo cambia cuando una linda japonesa la mira.

Se acercaron a las chicas y evidentemente Chaeyoung se sentó al lado de Mina, Momo con Dahyun, Tzuyu y Sana, Jeongyeon con Nayeon, Jennie con Rosé y por último los dos chicos.

—Jennie, Kai preguntó por ti y me dijo que te espera en su banquito, que quiere decirte algo—avisó Dahyun regresando a ver cómo come Momo.

—Gracias, Tofu—la castaña se emocionó en pensar en el chico.

—Creo que por fin te pedirá salir, felicidades unnie. Él es un buen chico—la rubia abrazó a su mejor amiga, ella estuvo esperando por este día.

Todos estaban felices por ella, conocían al chico y sabían que su amiga estaría en buenas manos o sería comida para zombies, de eso se encargarían ellos.

La coreana se despidió y fue al encuentro, pero antes fue a cepillarse los dientes, si iba a obtener su primer beso lo sería con sabor a menta y no ha comida enlatada. Se vio al espejo y estaba perfectamente hermosa, se guiñó el ojo antes de irse. Miró al chico sentado y con la mirada fija en el horizonte.

—Hola Kai, Dahyun me avisó que me estabas buscando ¿necesitas algo?—tomó asiento al lado de él.

—Y-yo...—carraspeó antes de proseguir—. Yo quería hablar contigo de un asunto.

—Claro, dime.

—Bueno, yo... yo quería entregarte esto—le entregó unas rosas, notó como las manos temblaban.

Proyecto LDonde viven las historias. Descúbrelo ahora