Proyecto L

Capítulo 38

Hacer quedar como héroes a Lisa y Jisoo resultó más fácil de lo pensado, les tomó más dos semanas, pero gracias a Momo y su gran amor a la comida los residentes cambiaron de opinión, aunque todo fue posible gracias a la chismosa de Nayeon. De tan solo escuchar que podían comer otra vez carne y que ellas no comen humanos fue la pieza clave para que todo el plan fuera un éxito, los habitantes no les importaba quién o qué les diera carne, hubieran aceptado incluso si el mismísimo diablo lo ofrecía. Pero como siempre no todos estaban de acuerdo en que las gemelas vivan dentro del refugio, pero no se les tomó en cuenta al ser minoría.

Ahora Rosé y Jennie veían como sus novias jugaban con los niños y los peludos. Los niños estaban más que contentos con las mutantes, Chaeyoung hizo un gran trabajo a la hora de hablar maravillas de las gemelas puesto que los infantes no les temían en lo más mínimo, más bien hubo un sentimiento de admiración al ver como son tan fuertes y rápidas, como las historias que les cuentan sus padres a la hora de dormir, porque definitivamente para los niños Jisoo y Lisa eran sus héroes.

Los niños corrían mientras las mutantes los atrapaban y solo se podía oír risas, los infantes eran incansables al igual que ellas y eso lo hacía más divertido.

—Nini, Rosé, ¿jugar?—preguntó Lisa dando un pico a Jennie.

—Rosé, Jennie, vamos—animó Jisoo acercando su naricita con la de su novia.

Ambas se miraron y asintieron, fueron a jugar con los niños y las mutantes, pero lo que no saben es que Jennie era muy competitiva y por nada del mundo se dejaría ganar, que importa si son niños siempre debes dar todo contra el oponente, y tal vez cierta rubia se haya contagiado por el entusiasmo de la castaña.

Esa tarde se escuchó a unos cuantos niños llorar por haber perdido.

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Llegaron al apartamento fatigadas por haber jugado tanto, bueno solo Jennie y Rosé porque las gemelas estaban tan frescas como una lechuga. La castaña fue a bañarse, lo necesitaba.

—Chu, ¿de quién es eso?—preguntó la rubia al ver unas cuantas pulseras en la muñeca de Jisoo.

—Mías—ocultó su muñeca atrás de su espalda—. Yo gané, pulseras mías.

—¿Le quitaste las pulseras a los niños?—Jisoo no respondió e hizo un puchero, era su botín de guerra—. Ven, vamos a devolver esas pulseras, con razón estaban llorando de más. Lisa le dices a Jennie que ya vuelvo.

Lisa asintió y vio como la rubia se llevó a Jisoo refunfuñando, fue hasta el baño y entró para decirle a Jennie que Rosé había salido y recorrió la cortina de la ducha, pero su mente se quedó en blanco al ver a su amada de ojos gatunos sin ninguna prenda que cubra su cuerpo y con el agua recorriendo su piel.

—¡Lisa! ¡¿Qué haces aquí?!—Jennie intentó taparse con la cortina de la ducha—. ¡Sal, ahora!

Lisa no respondió porque algo en ella se encendió, no sabía que era, sin embargo, no se iba a detener a pensarlo. Ingresó a la ducha y acorraló a la castaña contra la pared y esta al sentir las frías baldosas dio un respingo. El agua seguía cayendo, pero ninguna se movía, simplemente se observaron y Jennie sintió como la mirada de Lisa viajó por todo su cuerpo con una desmedida lentitud, sus ojos carmesíes demostraban hambre, un hambre que ella también empezó a sentir provocando que se muerda el labio. 

Ese gesto hizo que la mutante no aguantara más y la besó con intensidad, la castaña le correspondió al instante. Las grandes manos de Lisa la sostenían para que no cayera, sus piernas flaquearon ante la magistral boca de la contraria. Jennie comenzó a desabotonar la camisa de su novia con desesperación, necesitaba sentirla.

¡¿Por qué mierda tuvo que ponerse esto hoy?! Sus temblorosas manos no podían con aquella tarea. Lisa al notar que la castaña era incapaz de sacar su prenda de vestir, se apartó un poco y con las dos manos partió su camisa en dos, los botones salieron volando y para Jennie esa imagen fue muy estimulante y sexy, su centro palpitó dolorosamente, y las punzadas aumentaron cuando su novia decidió arrancarse el brasier. No tuvo tiempo de admirarla al ser atacada por esos hinchados labios.

La mente de Lisa se halló nublosa, no pensaba solo sentía. Su pierna se colocó en el centro de Jennie y un gemido obsceno salió, fue música para sus oídos y gruñó, sus labios bajaron al blanquecino cuello dejando besos y lamidas calientes hasta llegar a los senos de Jennie que le invitaban a ser chupados.

—Ah, mi amor...

Sintió como Jennie se estremeció bajo su tacto, quiso escuchar más ese peculiar sonido que la volvía loca y siguió lamiendo y chupando el seno derecho mientras que Jennie gemía y se aferraba a Lisa con fuerza.

—¡¿Jennie estas bi...?! ¡Oh por Dios, lo siento!—Rosé cubrió los ojos de Jisoo.

Lisa al oír la voz de la rubia envolvió a Jennie en sus brazos para que no la vean, no quería que nadie vea a su Nini de esa forma, solo ella podía hacerlo. Rosé no esperó que dijeran algo, salió del baño lo más rápido que pudo con Jisoo que la miraba confundida al no saber qué pasó allí adentro.

Al escuchar la puerta cerrar ambas se quedaron abrazadas en esa posición. Lisa estaba molesta por la interrupción, quería tocar y besar más, quería llegar al final, aunque no sabía que era exactamente llegar al final, solamente se dejó guiar por sus instintos y sus instintos le decían que había más.

Jennie escondió el rostro enrojecido en el torso desnudo de Lisa, la vergüenza la invadió al ser sido atrapada por su mejor amiga. Se calmó y regresó a ver a Lisa quién la veía con infinito amor y la besó con dulzura, el ambiente ya no era fogoso ni caliente. No se sintió apenada al estar desnuda frente a su chica porque ella le hacía sentir segura y amada.

—Lili aun no acabo de bañarme, solo espérame un ratito—le dio un pico.

—Bueno, Nini.

Lisa salió de la ducha sin ver más abajo del cuello de Jennie, su cabecita le decía que era mejor así. La mutante se quedó en el baño mientras se sentó en el piso dando la espalda a su novia, no quería separarse de ella, no después de lo que pasó momentos atrás.

Ninguna de las dos se veía, pero lo que no sabían es que una tímida sonrisa se mostraba en ambas, sonrisa que tenía nombre.

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