En la madrugada salieron del refugio con la ayuda de sus amigos, sabían los horarios de los guardias y les facilitó en su tarea. Ahora Jennie, Rosé y Lisa estaban en camino a encontrar a Jisoo. Al estar con Lisa ambas se sintieron seguras, no importaba si se encontraban con zombies o humanos porque sabían que la gemela las protegería de todo.
Rosé se mantuvo pensativa en lo que duró el viaje, ahora que dejó de huir de sus propios sentimientos fue más consciente de lo que Jisoo representaba en su vida y determinó en que no quería, no, más bien no regresaría al refugio sin la gemela a su lado.
Lo único que temía era que Jisoo no correspondiera sus sentimientos, está claro que la gemela la besó, pero ¿estaba totalmente consciente de lo que significó ese beso? Hay muchas cosas que Jisoo desconocía y entre ellas era el amor, le aterraba la idea que solo le haya besado para tranquilizarla, no porque sienta algo por ella y eso le angustiaba.
Espero que todo salga bien, se dio ánimos, debía ser positiva.
—¿Segura que está aquí, Lisa? Esto es una iglesia—Jennie examinó la edificación de arriba hacia abajo. Le causó escalofríos.
—Sí, Jennie. Aquí Jisoo. Seguro, no zombies—la mutante la envolvió en un cálido abrazo al notar su temor.
—Gracias, Lisa. Espérenme aquí, por favor. Quiero entrar sola.
Las chicas asintieron. Tomó aire antes de ingresar a la estructura, adentró lucía más terrorífico que afuera y tragó grueso. Había figuras colgando en las paredes, algunas cubiertas de sangre seca y solo provocó que su miedo aumentara, pero todo eso pasó a un segundo plano al ver a Jisoo. La gemela se hallaba parada enfrente de un cuadro que no logró visualizar al ser tapada por Jisoo.
Se aproximó a ella y se colocó a su lado, la zombie estaba tan ensimismada en la pintura que no notó la presencia de la rubia. Rosé estudió las facciones de Jisoo y era fascinante, una completa obra de arte y agradeció a la luz de la luna por permitirle apreciar tan hermoso ser. Por un pequeño lapso de tiempo se perdió completamente en ella, pero al verla absorta en el cuadro decidió mirarlo. Era un ángel, lo que Jisoo admiraba era un hermoso ángel.
—No sabía que te gustaba las pinturas—susurró Rosé.
Jisoo brincó en su sitio al escuchar la voz de su humana, la voz que pensó que no volvería a oír. Se quedó pasmada por unos instantes hasta que alzó su mano con un ligero temblor y la posó en la mejilla de la rubia, no creía que esté allí a su lado. Pero de inmediato retiró la mano, no debía estar ahí.
—No estar aquí, peligroso. Vete, Rosé.
—No es peligroso, tú estás aquí al igual que Lisa—explicó.
Cayó en cuenta que no se había percatado de Lisa quién estaba afuera, le alivió que Rosé haya venido junto a ella o se hubiera encargado personalmente en darle una paliza por no haber cuidado a su humana correctamente.
—Vete, Rosé. Segura en refugio—dejó de verla y regresó la vista al cuadro.
—No voy a irme, no sin ti—habló con firmeza.
—No, tú irte, yo quedarme. Es mejor.
—¡¿Para quién es mejor?! ¡Dime!
—¡Para ti! ¡Mejor para ti!—fue la primera vez que le alzó la voz—. Yo... yo no hacer daño, no de nuevo.
Rosé observó como cerró con fuerza los ojos y sintió culpa, culpa por haber provocado que la mutante se sintiera de esa manera. Con ambas manos giró suavemente la cara de Jisoo y juntó sus labios, había extrañado besarla.

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Proyecto L
FanfictionJennie y Rosé han sido las mejores amigas desde que tienen memoria, siempre han sido ellas dos, incluso cuando el mundo llegó a su fin de la forma menos y más inesperada. Después de cuatro años siguen unidas, pero ahora deben sobrevivir. ¿Qué suced...