Capitulo 8.

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Dos semanas.

Dos semanas habían pasado y el sicario no había vuelto. Las cosas seguían igual desde que había dejado a Jungkook en aquel lugar bajo el cargo de aquel hombre, quien se había encargado de cuidarlo y darle comer.

Por suerte, Jungkook había logrado bañarse más de tres veces y eso lo agradecía cómo nunca, sin embargo la ropa que le traía el hombre era casi la misma.

¿Por qué?

Se cuestionaba el porque le daban aquella ropa. No lo entendía del todo pero llegó un punto dónde le dejó de importar y la usaba con "Confianza", pero llegó un punto que se dió cuenta que estaba dejándose usar eso y no estaba peleando con el hombre rogándole de que le dé ropa diferente y no de ese tipo.

Una camiseta grande y unos simples boxers.

La última vez que aquel hombre a su cargo le dijo todas esas palabras hirientes, nunca más volvió a mirarlo o dirigirle la palabra. Estaba enojado y dolido, así que solo se había dedicado a seguir las órdenes y comer en silencio para que el hombre se fuera lo más rápido.

Jungkook había estado solo en ese lugar ya dos semanas, de igual forma llevaba desaparecido ese tiempo y todas las noches se la pasaba llorando rogándole al cielo o a quien sea de que volviera a casa en cuanto abriera los ojos, pero no.

Cada vez que despertaba seguía en ese horrible lugar encerrado y con poca luz. Solo comía una vez al día lo mismo de siempre y se bañaba a duras penas cuando el hombre se lo indicaba.

Los golpes en su cuerpo habían dejado de doler como antes, así que tenía más facilidad de moverse. Por suerte ya no lo tenían atado a las cadenas; no el hombre que estaba a su cargo. Se había preguntado en dónde estaba aquel hombre loco que lo había molido a golpes y humillado, aunque de cierta forma rogaba porque este no volviera y siguiera en aquel viaje que le había mencionado. Aunque jungkook no sabía nada exactamente de ese hombre, estaba perdido y solo sabía que estaba encerrado ahí, pasando frío, enflacaba cada vez más, solo comía una vez al día, se bañaba quien sabe cada cuánto, llevaba una ropa no de su agrado y atado a unas sogas blandas que solo le dejaba leves marcas rojas.

No como las cadenas.

Le habían quedado marcas profundas en sus muñecas y tobillos, que cada vez que las veía se ponía a llorar y las tocaba suavemente mientras recordaba a su familia y los buenos recuerdos que vivían en su memoria que había vivido con ellos. Solo se preguntaba cómo estaban y si ya estaban buscandolo, tenía la esperanza y fé, de que su familia lo estaba buscando por todas partes y solo rogaba que fuera encontrado para volver a casa.

Falsas esperanzas.

Absorbió su nariz en cuanto se dió cuenta que había estado cogiendo un resfriado por el inmenso frío. La manta fina delgada que usaba para dormir, no le ayudaba y no le calentaba del todo.

Se sentó sobre la cama abrazandose a si mismo llevando sus piernas a su pecho, mientras que con su mano frotaba su nariz limpiando el leve escurrido nasal que estaba teniendo.

Relamió sus labios sintiendo lo resecos que estaban y eso le estaba jodiendo mucho, le ardían. Por lo que apoyó su espalda contra la fría pared sintiendo la heladez correr por toda esta que se alejó al instante maldiciendo por lo bajo.

—Joder...

Volvió a absorber su nariz y mientras cerraba los ojos para descansar un momento, el sonido de la puerta de acero ser abierta se escuchó. Alzó la vista por unos segundos y volvió a bajarla sabiendo que el hombre a su cargo iba a entrar y haría lo mismo.

𝐔𝐍𝐀𝐂𝐂𝐎𝐔𝐍𝐓𝐀𝐁𝐋𝐄 | TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora