Capítulo 19.

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Las palabras de la mujer resonaban en su cabeza una y otra vez. No podía permitir que ese hombre lo destruyera, tenía que sobrevivir y buscar la forma de escaparse o huir de este.

¿Que se supone que debía hacer?

Después de haber escuchado todo aquello que la fémina le contó, lo dejó pensando todo un buen rato. Estaba acostado en la camilla de lado mirando hacia la ventana. El aire acondicionado estaba prendido y la temperatura estaba en su punto.

Suspiró pesado tratando de callar su mente un rato y dejar de pensar. Eran tantas cosas que se acumulaban en su cabeza que lo terminaban frustrando y sobrepensar más las cosas.

Observó el reloj digital sobre la pared, que por cierto le impresionaba bastante. Ya que en los hospitales en los que había estado cuando se dañaba en clases de taekwondo o sus revisiones de pequeño cuando estaba enfermo. No habían ese tipo de relojes, si no eran aquellos de aguja o unos pequeños digitales pero no de facha lujosa como el que había en la habitación.

Y claro que no era de esperarse por qué después de saber que el hombre no solo era un loco mental, si no también era un mafioso, asesino, etc.

Todo lo malo habitaba en Kim Taehyung.

Suspiró pesado nuevamente y se puso boca arriba mirando el techo cruzando sus manos en su abdomen. Se quedó mirando este perdiéndose un poco, logrando que su mente se callara por un momento.

Pero el sonido de la puerta ser abierta se oyó, por lo que la paz que había logrado en su mente se esfumó. Se recargó con sus antebrazos viendo la puerta abrirse y como la luz del pasillo entraba a la habitación. Y al momento de querer hablar pensando que la mujer que había regresado.

Sintió como si le quitarán el habla totalmente.

No podía ser real.

Lo tenía frente a él de nuevo entrando por esa puerta con una sonrisa ladina y el típico peinado de siempre; la maldita colita esa.

Tragó duro quedándose quieto tratando de mantener la postura y no demostrarse más débil, no más. Ya no quería y menos después de haber escuchado todo lo que la fémina le había contado.

Pero por dentro estaba muriéndose del miedo y nervios.

Quería morirse ahí mismo.

—Oh, lindo jeon.-sonrió cerrando la puerta detrás suyo.

Caminó lentamente sin acercarse a la camilla sin quitarle la mirada de encima al menor. Se acercó a la mesa cuadrada blanca cerca de la ventana dejando encima de esta su arma color plata con negro y aquella figura de dragón que Jungkook reconoció al instante.

La misma pistola que utilizó ese día cuando lo torturó en aquel sótano.

Se llevó la mano a la frente recordando ese momento y sintió la herida que estaba llena de costra y en ciertas pequeñas partes que ya estaba cicatrizando. La yema de sus dedos bajaron lentamente hasta su pecho y abrió la palma de su mano dejándola en medio de este recordando también las marcas de ahí. Y no solo eso, si no también el resto de marcas que le dejó con esa misma pistola en su cuerpo.

𝐔𝐍𝐀𝐂𝐂𝐎𝐔𝐍𝐓𝐀𝐁𝐋𝐄 | TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora