Capítulo 31.

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Sus manos estaban al volante apretando este con fuerza al ver aquel letrero deteriorado. Poco a poco la velocidad del auto bajó y entró en aquel camino rocoso lleno de arbustos y grandes árboles. Estaba nervioso. Pasó saliva con dificultad sintiendo como su mentón derramaba leves gotas de sudor. Sus anteojos parecían no tener la graduación suficiente para ver el camino. El hombre que solía acompañarlo no había podido hacerlo justo ahora. Y si, estaba yendo solo a ese lugar donde se suponía que no debía ir. Y la última vez que lo había hecho, Vante le había pedido que no dijera nada de ese lugar.

¿Pero como mierda no hacerlo si el sicario estaba desaparecido y no respondía los mensajes y llamadas?

Encima que la misión en traer a Kang a Corea y matarlo, había salido con éxito. Pero, el sicario no aparecía y tenían que concluir con la misión. O más bien Taehyung tenía que dar paso a esa misión y concluirla, pero, no daba señales de vida.

Frustrado y nervioso, secó las pequeñas gotas de sudor con su hombro. Portaba un traje elegante negro y sus guantes de cuero del mismo color. Y no faltaba su largo saco hasta las pantorrillas. A lo lejos divisó los grandes edificios y como aquella neblina esparcida impidiendo una buena vista. Le daba escalofríos ese lugar y algo dentro de él le decía que había una cosa muy mala. El auto avanzó más hasta observar los puestos, locales, personas y unas que otras en bicicleta andando por las calles. Relamió sus labios mirando a las personas y como estás no se molestaban en mirar su auto.

¿Por qué?

Negó levemente y avanzó desviando el auto sobre aquella calle. Agachó un poco la cabeza entrecerrando los ojos y observando a duras penas el hospital y su gran altura. Suspiró pesado y siguió avanzando sosteniendo con más fuerza el volante. Después de pasar el pequeño tramo que le faltaba para llegar, bajó la velocidad del auto y se estacionó frente al hospital. Aparcó el auto cerca de un edificio viejo y algo deteriorado, el cuál, estaba habitado por personas.

Apagó el auto retirando las llaves y suspirando pesado. No sé sentía seguro y no sabía si había sido correcto llegar al lugar secreto que al parecer el sicario tenía. Apretó los ojos tirando su cabeza hacia atrás y apretó los labios. Negó varias veces y se palmeó el rostro sintiendose estúpido.

—Vamos. Pero que mierda me pasa...—dijo frustrado y tomando el volante con una mano.

Comenzó a juguetear con sus dedos por encima del volante y mordiendo su labio inferior. Se estaba preparando mentalmente y escoger bien las palabras para dialogar con el sicario. Desvío la mirada hacia la entrada del hospital y observó como de este salían varias personas vestidas con un uniforme negro y con un barbijo en el rostro. Algunas traían en sus brazos cajas negras y otras armas grandes. Frunció el ceño mirando curioso, por lo que vió como llegaban tres camionetas negras polarizadas.

¿Que era eso?

Sin más, presto atención curioso al ver cómo un hombre vestido de negro con un arma grande entre brazos con aquel barbijo en el rostro, se acercaba a una de las camionetas y hablaba con al parecer el conductor. Estaba tan concentrado, que los golpes en el cristal de su puerta, le hicieron sobresaltar y casi pegar un grito al ver cómo unos ojos lo miraban pegados al cristal.

Maldita sea.

Se tocó el pecho negando y bajó el cristal sintiendo en el proceso el frío entrar con fuerza.

—¿Señor, Choi?.—habló aquel hombre.

Asintió mirándolo y acomodándose los anteojos dorados.

—Oh, creí que era otra...persona.—el hombre se alejó haciendo una reverencia.

𝐔𝐍𝐀𝐂𝐂𝐎𝐔𝐍𝐓𝐀𝐁𝐋𝐄 | TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora