Capítulo 21.

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Dicen que el dolor más grande de una madre es perder a un hijo y vaya que aquel dicho fue totalmente cierto. Totalmente cierto para aquella mujer de labial rojo y belleza inigualable. Esas pequeñas manos y ojos avellanas iguales a los suyos. La piel suave y tan delicada como la suya, el pequeño cuerpo de aquel ser que tuvo ese día por primera vez en sus brazos.

Su índice había tocado con delicadeza la pequeña nariz de ese ángel celestial en sus brazos que dormía plácidamente quejándose por lo bajo por la comodidad que sentía al tener presente el calor de su madre. Miraba con tanto amor a ese pequeño ser que había esperado con tantas ansias y felicidad durante nueve meses enteros.

Todos los integrantes de la familia estaban presentes viendo como la gran llegada de ese hermoso pequeño que se encontraba en los brazos de su hermosa madre había llegado. Era un momento hermoso y lleno de lágrimas, y no de tristeza, si no de felicidad y emoción.

Pero todo aquello ahora solo eran recuerdos enterrados en el corazón, los cuales ya no transmitían felicidad, si no dolor.

Se cruzó de brazos observando a su esposo quién recientemente había llegado. El hombre tomó asiento suspirando pesado sintiendo la mirada pesada de su esposa sobre sí.

—¿Y?.—se mordió con fuerza los labios esperando una nueva noticia y no la típica de todos los días.—No quiero lo mismo de siempre, Jeon. Estoy...-

—Nada...

Nada.

Sus ojos los cuales ya estaban cansados y desgastados de tanto llorar, volvieron a llenarse de lágrimas. Enterró suavemente las uñas en sus brazos mordiéndose con fuerza el labio inferior. Desvío la mirada dejando salir varias lágrimas y tomó aire tratando de no perder el control y romper en llanto.

—Nada...—cerró los ojos por un momento llevando la mano a su mentón y sonriendo levemente.—Me vienes diciendo esto todos los malditos días.

Alzó la vista al escuchar aquello y se frotó la sien porque sabía que aquí iban de nuevo.

—Cariño...-

—¡BASTA!.—tiró todas las cosas del escritorio y apoyó las manos sobre este mirando con lágrimas y dolor a su esposo.—¡ESTOY HARTA! ¡HARTA! ¡Ya no quiero seguir escuchando tus malditos NADA, quiero una respuesta diferente y que me dejes de decir QUE SIGUEN INVESTIGANDO. Dime algo diferente ¡Por el amor de Dios!

Se alejó del escritorio dándole la espalda al contrario que se levantó. Su pecho subía y bajaba con fuerza mientras se tocaba el rostro dejando salir lágrimas tras lágrimas. Le dolía todo y la desesperación de que su hijo no aparecía era frustrante y desesperante.

Se dió la vuelta mirándolo y lo apunto con el dedo índice.

—Te juro que si...—tragó duro, porque lo que diría a continuación le pesaba horrible como madre.—S-si...algo le pasa a Kook, te odiaré toda mi vida Jeon HyunBin.

Pasó a su lado y salió de la oficina cerrando la puerta de golpe.

Ver a su esposa de esa forma tan destrozada y rota, le partía el corazón. Él había intentando de todas las formas posibles de encontrar a su hijo, sin embargo no daban con nada. Incluso había negociado suciamente con un FBI americano para encontrar más fácil a Jungkook, pero no, no lograron conseguir nada. De igual forma había buscado al mejor hacker y tampoco había encontrado algo.

𝐔𝐍𝐀𝐂𝐂𝐎𝐔𝐍𝐓𝐀𝐁𝐋𝐄 | TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora