EL OMEGA DEL PRÍNCIPE HEREDERO

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En los amplios jardines nevados del palacio de las nubes, un joven Alpha de rostro hermoso y pétreo vestido con túnicas de un blanco inmaculado caminaba acompañado de un beta de rasgos apacibles y aura serena. Sus negros cabellos como la tinta revolotearon con el viento, la corona de jade blanco en su cabeza estaba adornada con diamantes de una pureza inigualable.

— WangJi, tu prometido llegará en unos momentos, debes apresurarte a recibirlo en las puertas del palacio.— a sus oídos llegó la voz del beta que lo acompañaba.
— Mmn, lo sé — la blanca mano de jade apartó los cabellos que revolotearon en su rostro — aún no comprendo por qué lo elegiste.

—Necesitas a alguien que te apoye, que sepa dirigir el imperio a tu lado. Alguien con un ingenio y perspicacia superior.

–—Tío, WuXian desempeñaría muy bien ese papel. Fue  criado para ser mi Omega desde que nació.— el vapor salió de su boca dejando una estela blanca a su paso.

—WangJi, no sé si el joven maestro Wei te puso una venda en los ojos o tú eres lo suficientemente tonto como para no darte cuenta.

–—Tío…

Lan QiRen lo interrumpió.—No WangJi, no he terminado. No necesitas mantener una serpiente como esa a tu lado.

— Tío, según nuestros informes, el príncipe WanYin es un Omega mimado y caprichoso. No sobrevivirá en el palacio.— acomodó sus túnicas níveas — Wei WuXian, por otro lado, fácilmente sobreviviría. Conoce mejor que nadie las intrigas que se llevan a cabo cada día dentro de estos muros.

—WangJi… para que un plan funcione, cada parte debe estar de acuerdo.— suspiró levemente —cuida tus espaldas, cuídate del joven Wei y de su padre.

—…

— WangJi, vamos, tu prometido se acerca.

En el jardín interior de la casa Wei, el primer ministro Wei ChangZe rompió el pincel que sostenía en la mano, con furia arrojó cuántas cosas encontró delante suyo; el cuenco de tinta molida terminó estampado en una pintura arruinando el bello paisaje ahí plasmado con una enorme mancha negra.

Respiró pesadamente.

Todas las piezas del tablero de ajedrez estaban perfectamente ubicadas, durante años había trabajado arduamente para que su único hijo Omega fuese coronado. Pero, había olvidado una pieza, y probablemente la más importante.

La reina.

Y ahora, finalmente hacía su aparición.

Su esposa, CangSe SanRen dejó salir sus feromonas calmándolo; ella sabía de los planes ambiciosos de su marido y, los apoyaba.  Era su hijo quien debía portar la corona de nueve colas, Su amado A-Xian debía poseer el sello del fénix. Para ello se había esforzado en la crianza de su hijo instruyéndole en toda clase de artes.

Todas sus esperanzas estaban puestas en él.

El poder podía llegar a ser algo sumamente…tentador.

Después de un lapso de una varita y media de incienso que a Jiang WanYin se le hizo eterno, finalmente entraron por las puertas del palacio. Respiró aliviado cuando el sedán se detuvo en el suelo.

—¡Anunciando la llegada de su alteza, el príncipe de YunMeng, Jiang WanYin! — exclamó una voz.

Lan WangJi acompañado de su tío el regente, esperaba pacientemente a que la persona bajara. A su lado, un Omega de ojos grises que ocultaba sus pensamientos bajo una brillante sonrisa miraba el sedán de plata y seda que suavemente era posicionado en el suelo.

Un Omega con vestiduras de gasa lila y un abrigo de piel de zorro teñida de purpúra oscuro asomó lentamente la cabeza seguido de un cuerpo alto y esbelto; su estrecha cintura estaba adornada con una faja engarzada en amatistas que con cada movimiento hacían un ligero tintineo. Con gracia y elegancia caminó suavemente hasta quedar delante de ellos.

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