ZORRO

CAIYI

Por la mañana, un carruaje viajaba por uno de los caminos  laterales de GuSu, montaña abajo camino a CaiYi

“WanYin, creo que sería bueno que vieras CaiYi, aunque ya llevas aquí algún tiempo nunca has salido de GuSu” “ Si bien la razón por la que bajaré de la montaña serán asuntos personales, espero que sea una buena oportunidad para que conozcas a los miembros de la nobleza.”

 Las palabras de WangJi volvieron a su memoria.

Ciertamente Jiang WanYin podía ser visto como alguien arrogante y orgulloso por no mostrar nunca su rostro fuera de los límites del palacio. Después de todo, él era el Consorte del Emperador, y por ende la Emperatriz del territorio Lan.

Normalmente, en su posición, tendría que viajar por el imperio conociendo a la nobleza y dejando que la gente viera su cara.

Mientras miraba por la ventana, los campos de nieve continuaban lejos en el horizonte. La nieve se acumulaba sobre las colinas y los árboles durmientes, sin embargo conforme descendían, la nieve era aparentemente menos de lo que se veía en el palacio imperial.

Se decía que la capital del imperio tenía un clima más suave que el que se encontraba en la cima de la montaña, y en invierno no hacía tanto frío. Pero WanYin no creía que eso fuera verdad, los campos parecían estar muertos, aunque por supuesto, todavía faltaba demasiado tiempo para que llegara la primavera y con ello las cosas volvieran a crecer.

WanYin sacó la mano por la ventana, los copos de nieve se arremolinaron a su alrededor como si respondieran a su llamado y respiró profundamente.

— No pareces tener buena cara, ¿Estás bien?.— Wen Ning que estaba sentado frente a él no pudo evitar preguntar.

— Sí, sólo estoy aburrido.

Wen Ning no pareció creerle.— ¿Es así? Porque pareces estar pensando en algo.

— ¿Eso crees?

— Sí, estás haciendo eso.

— ¿Hacer qué?

— Eso que haces cuando piensas en algo profundamente.

— ¿Qué hago?— preguntó sorprendido.

— Frunces el ceño, aprietas la barbilla y tus ojos se endurecen.

Una ligera carcajada se escapó de su garganta.— Sin duda me conoces bien A-Ning. Pero…—desvió su mirada por la ventana.— estás en lo correcto. Parece que la sucesión de los Jīn se ha vuelto seria.

— ¿Le estabas dando vueltas a lo que dijo Xue Yang? Eso también me hace ruido.

— Lo sé A-Ning, sospecho que Xue Yang tiene razón al decir que hay algo más en todo esto. Es realmente extraño.— inclinó su cuerpo y levantó la mano acariciando la cabeza del Omega.— Por eso mi dulce A-Ning no te alejes de mi lado ni por un instante.— Esa última frase apenas y se escuchó.

Wen Ning se mordió el labio y desvió la mirada. Había pasado muchos años al lado de WanYin, pero aún así no lograba comprenderlo del todo.

Después de eso prefirió dejar a WanYin concentrarse en sus pensamientos.

“¿Qué debo hacer? Sé que no debo tomar una decisión de inmediato. Pero…¿Cuándo debo actuar?”

WanYin sentía que no estaba haciendo nada.

Seguir así no resolvería nada, eso lo sabía mejor que nadie, tarde o temprano tenía que tomar acción, contra los Wen, contra los Wei o contra quien fuese.

Los engranajes de su cabeza seguían girando junto con sus propias pasiones y arrepentimientos, además de otros sentimientos que amenazaban con nacer y echar raíces en lo más profundo de su corazón.