AMOR ESCRITO CON SANGRE (PRIMER LIBRO DE LA SAGA AES)

57. El cachorro elige a su amo, no su amo al cachorro

Daimon

Duele, realmente duele mucho.

— Vincent detente, tus colmillos me están lastimando ¡Auch!— grite esto último cuando sacó sus dientes para volver a enterar los más profundos en la misma herida.

Sentía que todo mi cuerpo estaba siendo exprimido y quemado por dentro. El dolor aumentó aún más cuando esté comenzó absorber con más fuerza mi sangre, haciendo que mi cabeza pesará.

— ¡Basta!— grité antes de empujarlo con una fuerza que me dejó impactado.

Vincent estaba en el suelo ¿Cómo hice eso? Se supone que hace un momento Vincent estaba utilizando su fuerza y yo soy un beta, no podría siquiera moverlo aun cuando lo intentará. Mire mis manos y estás tenían un símbolo en las palmas que desaparecieron luego de verlas unos segundos más.

— Yo... Perdón... Yo— comenzó a temblar asustado, agarro su cabeza y comenzó a sollozar— No sé qué me pasa— jaló su cabello con brusquedad tratando de castigarse a sí mismo.

Me apresuré a detenerlo y para mi sorpresa podía controlarlo, en mi mente en ese instante la única respuesta que llegó era que se había activado el don que me dieron los infiltrados.

— Soy malo— me miró a los ojos aun cuando las lágrimas corrían por sus mejillas— No quiero dañar a nadie, ayúdame por favor — susurro esto desesperando abrazándome con fuerza.

— No llores estás dañando mi camisa, vamos eres mayor, esto no es para tanto— señalé cansado de tener que verlo tan dramático.

Daimon Acatriel nunca siente compasión, quería vengarme de Vincent y lo hice. Él se merece esto por jugar conmigo, nadie juega conmigo.

— ¿No lo es?— levanto su rostro lloroso para verme a los ojos— Dafne es la única persona que estuvo ahí cuando mi hermano se fue, ella la pasaba mal al igual que yo, ambos tuvimos que cargar con el apellido porque nuestros hermanos no podían ser responsable, ella me escuchaba y trataba de darme confianza aun cuando siempre me he sentido un completo inútil en comparación a mi hermano que era perfecto en todo lo que hacía, ella se ganó mi mundo... Yo la amo— se alejó de mí y se abrazó a sí mismo.

¿Amar? Qué patético eres, me levanté del suelo, sintiéndome enojado ¿Por qué me enoja tanto que diga que la ama? 

— Pobre de los dos ¿Qué quieres que haga? ¿Lloro contigo?— cruce mis brazos mostrando una sonrisa llena de frialdad — Deje a mi hermana para ayudarte, pero desde que llegamos solo haces todo difícil ¿Crees que merezco esto? Yo no tendría por qué estar aquí — me hice el ofendido cambiando de estrategia.

Fingí que me iba y ese momento Vincent agarro mi pierna.

— Perdón, perdóname, tú eres bueno conmigo y yo solo te causo problemas— se apresuró a disculparse desesperado— Por favor no te alejes— suplico arrodillándose.

Trate de contener mis ganas de sonreír al verlo humillado ante mí.

— Apestas, ve y límpiate detesto las cosas sucias— recalqué al recordar que después de que se acostó con la tipa esa no se ha lavado.

Moví mi pierna para qué me soltará, sé que tendré que regresar y arreglar todo para que Alaia se contente conmigo, pero antes aprovecharé para vengarme un poco más.

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Comí mientras Vincent se daba una ducha, quedé lleno, así que decidí ir a la oficina de mi padre, necesito descubrir si puedo confiar en él. Mis instintos dicen que si, pero tengo dudas porque después de todo él nos enseñó como engañar y matar sin error alguno.