4. El primer error

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— ¿Están listos?— pregunto mi padre moviendo sus manos para decir sus palabras también con las señas.

Mire a mi hermana, mire sus maletas y su mirada. Se veía decidida, pero en el fondo yo puedo sentir lo que siente... Miedo.

— Si— dije esperando que mi plan funcionará.

Darius nos pasó los brazaletes y nos los colocamos al mismo tiempo que mi padre activo el suyo con el nuestro. En ese preciso momento sentí una presión en pecho que me arrastraba hacia un vacío temporal que nunca se había sentido tan agobiante.

Cuando mis pies tocaron el suelo, abrí los ojos dando me cuenta que habíamos saltado en el tiempo... Mi plan acaba de fallar. Las náuseas no se hicieron esperar y manché el piso con mi vómito.

— Papá esto está mal yo...— mi hermana miro su brazalete y lo sintió.

Limpie mi boca con asco tratando de retomar la postura luego de vaciar todo mi estómago.

— No se muevan de aquí, esto no debió pasar así tengo que contactarme con la organización de inmediato— Darius entendió que las misiones están mal asignadas, en su cara había terror. 

Terror porque las misiones están conectadas con los brazaletes y si no cumplimos está no podremos viajar a nuestra verdadera línea de tiempo.

Mire a mi alrededor cuando nuestro padre salió del lugar donde nos encontrábamos, agarré mi estómago porque me dolía lo cual es normal relativamente porque esas son las secuelas de los viajes.

Parece una habitación normal desocupada, todo a nuestro alrededor es de madera vieja y sucia, hay algunas cajas cerradas y por olor que desprende puedo jurar que en alguna de ella hay alguna rata muerta.

— ¿Qué hiciste?— me preguntó mi hermana mirando su brazalete.

La miré sin entender haciéndome el pendejo.

— ¿De qué hablas?— le devolvió la pregunta.

Alaia me miró de arriba abajo tratando encontrar alguna señal de que le mentía.

— Esto nunca había pasado y antes te enojaste por la misión que me tocó y ahora de repente las misiones se cambiaron... No soy pendeja— señaló entendiendo todo a la perfección.

Suspiré y sonreí, me conoces muy bien, pero nunca podrás evitar que haga lo que me plazca.  Me alejé de ella y observé la luz que se filtraba por la ventana que estaba a una altura considerable de nosotros. 

— ¿Crees que me quedaría de brazos cruzados viendo cómo tienes que acostarte con alguien que no quieres y tener un hijo de este? Alaia míranos, siempre hemos sido asesinos, para eso somos los mejores no para esas estúpidas misiones— le recordé con fastidio.

¿Por qué no estás enojada por esto? Siento que piensas tanto en la organización que te olvidas de tus propios límites. Mi hermana se me acercó y me golpeó en la parte baja de mi estómago haciendo que me retorciera del dolor, esa maldita sabe cómo golpear.

— No vuelvas a decidir por mí, por una vez Daimon deja de actuar solo y piensa maldita sea ¿Sabes los problemas que puedes causarle a papá?— trate de controlar mis ganas de vomitar, me trague el dolor y recupere la compostura para mirarla.

También pienso en papá, siempre lo hago, pero no voy a dejar que te utilicen.

— Golpéame todo lo que quieras al final ya hice lo que hice, y si nos mandan de regreso a casa yo lo celebraré porque no tengo ganas de seguir en un juego donde la organización no valora tu potencial—exclame con seguridad.

AMOR ESCRITO CON SANGRE (PRIMER LIBRO DE LA SAGA AES)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora