56. Ven a mi cuarto

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Daimon

— Me llamas y haces preguntas raras, resultas que volviste a tu casa y ahora me pides que venga ¿Qué pasa?— cuestionó Jolie cuando apareció en mi casa.

No era mi plan, pensé que todo mejoraría si hacía que Vincent bebiera de mi sangre, pero se rehúsa a hacerlo, así que termina vomitando o escupiendo esta para luego colocarse en un rincón de mi habitación y a llorar, si fiebre aumenta y me preocupa que vuelva a perder el conocimiento... Bueno, no me preocupa, solo no quiero hacerme responsable de un vampiro medio muerto.

— Mi misión se niega tomar sangre y realmente la necesita ¿Qué hago?— pregunté secando las heridas en mi muñeca que yo mismo me había provocado.

Para arreglar todo necesito que Vincent vuelva a ser él y ahora está haciendo todo complicado.

— Necesito ver el problema para arrojar soluciones— cruzo los brazos decidido a descubrir que pasaba.

Suspiré y señale mi habitación para que subiera, está camino sin mi guía hacía y el lugar, mire a mi alrededor y me congelé por un momento al sentir la presencia de alguien más. Supe que mi instinto no se había equivocado cuando todo lo que se movía pareció quedar en pausa, menos yo.

— Hasta que por fin puedo verte la cara— exclamó una voz femenina la cual se acercaba poco a poco a mí con seguridad.

Parecía una chica joven, debería tener 16 o 17 por la forma en la que se arregla, su cabello es rojo natural y sus ojos... ¿Por qué se parece tanto a los de Vincent?

— ¿Quién eres?— pregunté dándome cuenta de que mi cuerpo no era capaz de moverse.

Estaba alerta porque todo a mi alrededor me gritaba peligro, podría gritar, pero ¿Jolie me escucharía? Después de todo, la desconocida está haciendo algo para pausar el tiempo.

— Snow Exael, la primogénita de Vincent y Dafne— respondió mientras se colocaba delante de mí con una sonrisa que traía maldad encima— ¿Dolió? Dilo porque si no sientes nada aún, puedo ayudar a que sufras — de sus manos comenzaron a salir una especie de ramas que rodearon mi cuello apretándolo que fuerza hasta el punto que sentía que no podía respirar.

Me estaba ahogando, con mis manos intenté quitar las ramas, pero estás traía puntas afiladas en su cuerpo que me lastimaba.

— Podría matarte, hacerte sufrir... Y acabar con todo lo que quieres— en ese instante la sangre en mis manos fluyó con más fuerza, pero quería respirar a como diera lugar— Sin embargo, no sería divertido si lo hago de esta forma— quitó las ramas de mi cuello haciendo que me derrumbara en el suelo.

Trate de recuperar el aire, quería coger fuerza para derrotar a la chica, pero mi cuerpo no hacía más que moverse para sobrevivir, no obedecía a mis ansias de querer pelear.

— No te tengo miedo, niña— Exclamé desde el suelo— Mucho menos le tengo miedo a morir, mátame si quieres me da igual— admití.

La chica comenzó a reír como una desquiciada y bajo su cuerpo para quedar a mi altura.

— Deberías tenerme miedo porque estás delante de la futura asesina de tus hijos— agarro con fuerza mi barbilla— Arreglaré el daño que le hiciste a mi madre y luego destruiré todo lo que quieres en el pasado y futuro— me aseguró antes de soltarme con fuerza y levantarse.

¿Hijos? Esta tipa está loca, yo no puedo tener hijos, me hice la operación para no embarazar a ninguna chica.

— Mira como tiemblo, niña con tus discursos no asustas ni a un perro— me burle ante su poca experiencia.

AMOR ESCRITO CON SANGRE (PRIMER LIBRO DE LA SAGA AES)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora