AMOR ESCRITO CON SANGRE (PRIMER LIBRO DE LA SAGA AES)

39. Persona desechable

Philips

Estaba tan concentrado en llegar rápido al lugar donde había acordado encontrarme con mi madre que deje caer dos de mis libros que tenía en mi regazo y por más que intentará alcanzarlo mis brazos no lograban ni siquiera tocarlos.

Me acomodé en la silla para estar más cerca de estos, pero de repente alguien golpeó mi silla haciéndome caer. Me agarré mis brazos de inmediato cuando sentí que la zona me ardía.

— ¡Vamos inválido, levántate!— exclamó uno de los chicos siempre me molestaba.

Trate de apoyarme para sentarme, pero me dolía los brazos y me estaban comenzando sangrar porque me había raspado la piel superficialmente.

— No puedo mis piernas, no sirven— señalé sintiéndome asustado cuando uno de ellos agarro mi cabello por detrás.

Cerré los ojos esperando el golpe, siempre recibía uno, burlas y odio por personas que ni conocía solo por no poder mover mis piernas ¿Acaso yo elegí nacer así? Ya me siento lo suficientemente inservible como elegir está mierda.

— Atrévete a dar ese golpe y verás lo que se siente, no poder moverte  — exclamó en tono amenazante alguien detrás de los chicos.

Únicamente logré ver cómo estos chicos se alejaron asustados de mí y casi corriendo al ver a la persona que me acababa de defender.

— ¿Ellos te molestan siempre?— pregunto Owen uno de los directivos más importantes del instituto.

Todos lo conocen porque es un Guía de clase A, que con solamente una semana en el internado logro conseguir ser directivo por sus habilidades e inteligencia.

Su cabello era rubio como él de su hermano y sus ojos un miel claro que era muy llamativo,  pero su cuerpo era más ejercitado y trabajado que el de su hermano y más alto sobre todo, siempre con una vestimenta elegante e impecable, no como Bradly que vestía de la forma más rebelde posibles con sus perforaciones que destacaban ante todo lo demás.

— Señor, son ellos... y muchos más— murmuré bajando la mirada, sintiéndome débil.

No me gustaba ser así, quería defenderme, pero no podía, solo podía recibir los golpes esperando que todo pasara rápido.

— ¿Puedo?— señaló mis heridas.

Asentí extendiendo mis manos, las cuales estaban comenzando a sangrar aún más.

— Molestar y violentar así está prohibido ¿Por qué no has reportado eso?— cuestionó mientras pasaba sus manos por mis heridas con mucho cuidado.

Poco a poco mis heridas fueron sanando y sonreí con nerviosismo al sentir el cosquilleo de su toque. Nunca nadie había curado mis heridas.

— Señor, eso haría que se pongan más violentos— trate de levantarme para subirme a mi silla sin ayuda, pero no podía.

Owen levanto mis hombros como si no pesará nada, en ese preciso momento me sentí avergonzado y desvíe la mirada mientras esté me ayudaba a sentarme en mi silla.

— ¿Cómo es tu nombre?— pregunto recogiendo los libros que se me habían caído.

Me los entrego y agradecí sintiéndome aún más avergonzado por la situación.

— Mi nombre es Phillips— respondí.

Owen sonrió haciéndome sentir un poco más cómodo ante su amabilidad, si Bradly fuera como él, seguro nos llevaríamos bien y no tendríamos problemas.

— Phillips búscame si necesitas ayuda ¿Está bien?— me pidió.

Moví mi cabeza de arriba a abajo para demostrar que estaba de acuerdo con esa idea, así que sin más sonreí al ver que alguien se preocupaba por mí.