1. Prueba de Embarazo

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—Maldita sea, salió nuevamente negativo.

A los segundos, en un arrebato de furia, Tony arrojó la prueba rápida que tenía en manos por los aires. Se sentía muy frustrado.

Era la primera vez que las cosas no resultaban a su manera.

¿Qué sentido tenía ser un hombre con la inaudita capacidad de procrear si no podía quedar en cinta cuando lo quería? La curiosidad lo había estado consumiendo por años, las dudas en su mente de como funcionaba su cuerpo y la habilidad de tener una criatura dentro suyo. ¿Cómo era posible? ¿Qué tan cierto era?

Ser capaz de embarazarse, era algo que sucedía de uno a un millón.

—Iba a ser una maravillosa investigación. —murmuró Tony con irritación, tachando las opciones de inseminación artificial en un portátil.

El útero era algo valioso y único en las mujeres, siendo los hombres incapaces de crear una vida humana en sí mismos. No obstante, existía una minúscula población en el género masculino que si podía hacerlo. Era algo increíble y muy poco conocido e investigado en la sociedad.

Por ironía de la vida, Tony Stark era parte de aquella minúscula población.

—Tendré que volver a intentar con el método tradicional. —se decidió en voz alta, pensando en los futuros candidatos para una implantación exitosa.

Debía buscar a un hombre fuerte con un ADN excepcional, capaz de ser compatible con su genética para crear a un pequeño ser humano sano y saludable.

Tony tenía todas las posibilidades y capacidades para cuidar a esa criatura. Era un genio, multimillonario, ególatra, superior y sobretodo hermoso. ¿Acaso, no cumplía con los requisitos?

—Además, también ayudaría a mi proyecto investigación. —se dijo, convencido con una sonrisa torcida—. "El famoso Tony Stark ha logrado parir un hijo, desafiando a la naturaleza" dirían en las portadas de las revistas.

Sus manos se movieron ansiosas con solo pensarlo.

Sin esperar más, fue hacia su laboratorio para tirar las muestras que había pedido antes para la inseminación y comenzó a trabajar en los perfiles de los hombres que cumplían con sus solicitudes en mente.

No iba a aceptar otro negativo más.




Había investigado solo por un día para saber quién era el perfecto candidato para su cometido. Sin embargo, iba a ser difícil lograr convencerlo.

—Vamos, Ricitos de Oro. —dijo Tony a través de la armadura que llevaba puesta—. Pasa una noche conmigo.

El Dios del Trueno alzó su martillo y apunto hacia su pecho con molestia.

—No me interesas, midgardiano.

«Oh, que coincidencia. A mí tampoco» pensó Tony rodando los ojos mientras esquivaba la descarga eléctrica que estaba a punto de freírlo como una carne asada.

Había aguantado la pelea de manera amigable por el perfil óptimo e inigualable del Dios. ¿Acaso, las probabilidades no subirían a un 100% gracias a la semilla de un ser inmortal y poderoso como lo era el cavernícola de Thor Odinson? En definitiva, era su mejor opción.

—No seas aguafiestas. —insistió tratando de no mostrarse aburrido por la situación—. Solo quiero que eyacules dentro de mí. ¿No es mucho pedir, cierto? —preguntó con una sonrisa despreocupada—. Eres como un animal en celo, será fácil para ti hacerlo. ¿No crees?

¡Proyecto de Amor!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora