21. Post parto

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Las pisadas resonaban en el asfalto, mientras Anthony avanzaba por los pasillos en dirección hacia la sala de invitados.

—Podría reconsiderarlo, SIM. —pidió un soldado a su atrás—. No será agradable para usted visitarlo.

El mencionado hizo caso omiso a las palabras del hombre y siguió caminando con firmeza. Aún, cuando la mayoría de subordinados de la Organización Hydra lo respetaban y temían, Tony no podía sentirse totalmente cómodo.

Menos aún, cuando le ocultaban cosas.

—Quiero respuestas, nada más. —murmuró con decisión.

El soldado del invierno lo retuvo por un instante, agachando la cabeza.

—Yo podría responder sus dudas. —dijo en voz baja—. Por favor, no incomode al Baron Zemo y logré el cometido que quiere la Madame.

Anthony alzó una ceja, inquisitivo.

—¿Qué quieres decir? —cuestionó cruzando los brazos—. Es mejor que hables de una vez, mientras Hydra está ocupado atendiendo al niño.

El hombre asintió y lo guío hacia una apartada habitación, escondida del camino.




El lugar era cómodo y simple, Anthony podía observar los grandes espejos en las paredes y la privacidad de la habitación al no encontrar ninguna cámara de vigilancia.

—A veces, descanso aquí. —dijo Bucky sacando unas tazas blancas y vertiendo agua—. ¿Deseas café o té?

Anthony suspiro y señalo el café.

—Sé directo. —pidió el genio, sentándose en un sofá de color gris—. ¿Qué relación tienen Hydra y el llamado Barón Zemo? Fue demasiada extraña la reacción de Steve al escuchar su nombre.

—Actualmente, ninguna.

Unos segundos pasaron antes que Tony soltará una risa suave. Al parecer, había ejecutado mal la pregunta.

—¿Qué relación tuvieron? —dijo entre dientes, reprimiendo su mal humor.

—Ex-amantes. —respondió el soldado.

«Okey, le pedí que fuera directo pero no pensaba que lo sería tanto» se dijo Tony procesando la información. No iba negar que había imaginado algo parecido por las reacciones anteriores en la habitación, sin embargo el confirmar tus sospechas... Era diferente.

Quería preguntar más, no obstante no iba a ganar nada hurgando en el pasado de Hydra.

Cómo había dicho Bucky, ya no eran nada.

¿Acaso, importaba? Actualmente, Steve Rogers se había convertido en su pareja y era la única persona que ocupaba el centro de atención del soldado. En ningún momento, podría dudar del amor que le profesaba, es más cada día parecía estar más loco por él.

Sería estúpido tener celos por una persona del pasado.

—De acuerdo. —dijo Tony después de unos minutos—. ¿Madame Hydra que tiene que ver ahí?

El soldado del invierno arrugó el entrecejo y se acercó para entregar la taza de café que había preparado.

—Ten. —ofreció yendo a sentarse a un lado—. Es un poco complicado de explicar, pero la Madame no es una fiel seguidora de que el puesto de líder lo tenga el Capitán Hydra en la Organización y favorece bastante al Barón Zemo Helmut.

Tony hizo una mueca sorprendido y bebía un sorbo de la taza con gusto.

—Ella prefiere que Zemo esté alrededor del líder, así está más tranquila de la buena toma de decisiones. —explicó un poco incómodo, eligiendo sus palabras con cuidado.

—En otras palabras, los quiere juntar. —soltó Tony rodando los ojos—. Resumiste muy bien mi anterior pregunta, pero ahora estás divagando. ¿No quieres que tenga una mala impresión del tal Zemo, cierto?

Bucky sonrió de lado, SIM era tan inteligente como se decía.

—No deberías tomar en cuenta, las palabras de la Madame. —respondió el soldado recordando la insinuación que había hecho la mujer sobre las falsas intenciones del Barón—. Hydra y Zemo ya no tienen ningún interés alguno.

—¿Cómo estás tan seguro? —cuestionó Tony sonriendo de manera astuta al leer las expresiones del hombre.

Algo más estaba pasando allí.

—Porque Zemo y yo-... —cortó el soldado dándose cuenta de la intención del genio—. De verdad, eres tan aterrador como dicen los rumores, SIM.

El mencionado se rio más relajado. Había aclarado bastantes dudas de su mente gracias a la charla con Bucky.

Zemo Hulmut no representaba una amenaza.



[...]

Los días pasaron extrañamente tranquilos. Hydra estuvo esperando lo peor cuando el genio se fue en busca de Zemo. Sin embargo, sus subordinados le informaron que nunca llegó a visitar al hombre.

¿Qué había pasado?

Conocía lo suficiente a SIM para saber lo jodidamente territorial que era y el imaginar que sabía que una persona de su pasado estaba en la Organización, lo ponía tenso.

—¿Hoy tampoco vendrá a la reunión SIM? —preguntó un hombre en la sala de juntas.

Hydra negó con la cabeza, notando que el genio últimamente no se había estado presentado a los encuentros con los villanos.

—El Soldado del Invierno tampoco se encuentra presente. —avisó una voz aterciopelada.

«Zemo» reconoció el soldado a unos ojos verdes brillantes entre la multitud.

—Al parecer, el formidable soldado se ha convertido en el guardaespaldas de Tony Stark. —siguió hablando Zemo con la voz crispada—. ¿Temes por su seguridad o SIM comenzó simpatizar con tu subordinado?

Hydra apretó la mandíbula y los murmullos se hacían presentes.

Eran obvias sus intenciones, más aún cuando no podía negar que SIM y Bucky habían tenido un acercamiento. No obstante, siempre estaba presente en ellos y su pareja jamás miraría a otra persona.

Al menos, que lo quisiera muerto.

—Sigan con la reunión. —exigió Hydra después de unos minutos, tratando de ser diplomático cómo había estado intentando hacer—. Saldré un momento.

Eran una coalición dónde no podía simplemente amenazar a los demás y esperar que cumplan sus órdenes como siempre solía hacer. Había descubierto que no funcionaba con la misma calaña de personas.

«Tony debe estar con el niño» pensó Hydra dirigiendo sus pasos hacia su habitación.

Quería verlos.

Después de la incursión que tuvieron, el genio estaba mucho más atento en el bebé y pasaba los días metido en el cuarto, ensimismado en las necesidades del recién nacido.

—...deja de llorar si te quitas la máscara. —se escuchó la voz de Tony impresionada—. Te ves mucho mejor de esa manera.

Hydra detuvo sus pasos en la entrada de la habitación.

—Ahora podré cuidar a Peter. —respondió la voz de Bucky Barnes en tono juguetón.

«¿Qué mierda?» pensó Steve recordando inconscientemente las palabras de Zemo en la audiencia y entrando al cuarto con rapidez, viendo una escena no muy agradable para sus ojos.

—¿Se puede saber que están haciendo? —preguntó Hydra conteniendo su ira.

El soldado del invierno tenía entre sus brazos al niño y Tony estaba a su lado, lo cuál no era tan fuera de lo normal. No obstante, la vestimenta del genio hizo que Hydra perdiera las estribos.

Llevaba solamente una bata de ducha y con el rostro avergonzado.


[...]


Últimamente, Anthony había estado mirándose en todos los espejos que encontraba. Justamente como ahora, que se encontraba en el cuarto de baño.

No le estaba gustando como se veía.

Su abultada pancita, todavía estaba presente. No era muy notoria, sin embargo seguía ahí.

Gracias a los hechos que habían tenido que pasar, Tony no estuvo prestando atención en ello. Primero, tenía que velar por la seguridad de su hijo y luego estar presente en las reuniones con los villanos para discutir sobre la batalla. Existían asuntos más importantes en los que fijarse, no obstante su orgullo estaba haciendo mella en él.

«Mi físico siempre fue de envidiar» pensó Tony volviendo a mirarse.

Sus músculos estaban demasiados blandos y su rostro era más ovalado. Las marcas de las estrías por el embarazo seguían presentes y notorias por la piel estirada.

Tony se sintió un desastre.

—Por dios. No sé que ve atractivo en mí, Hydra. —susurró, mientras seguía mirándose en el espejo del lavado.

No podía culpar al proceso de gestación porque sabía que aquello debía pasar. No obstante, las emociones que sentía luego del post parto eran abrumadoras. Por primera vez en su vida, no sé sentía suficiente.

Había estado tratando de centrarse en Peter para no pensar en nada más que no sea su hijo.

Lo había deseado por tanto tiempo y unos simples desarreglos no lo harían dudar de sus decisiones, se convencía a cada rato.

—Tarde o temprano, volveré a ser el codiciado y carismático Tony Stark. —se dijo a sí mismo, mientras se ponía cremas y exfoliantes aromáticos.

Quería volver a sentirse bonito.

«En realidad, quiero follar con Hydra» pensó acomodándose la bata de baño. No obstante, sentía vergüenza al mostrarse ante el soldado con ese aspecto.

Sabía que Hydra quedó encantando con su etapa de embarazo, pero actualmente ya no lo estaba.

Había perdido aquel brillo y parecía una bolsa arrugada, llena de cansancio y mal humor.

—¿SIM? El niño está llorando. —avisó la voz de Bucky detrás de la puerta.

Tony se volvió a acomodar la tela y salió a saludar al soldado que recientemente venía a tratar de cuidar al pequeño castaño cuando Hydra no podía y el genio tenía que hacer las necesidades básicas como ducharse, comer o hasta ir al baño.

—¿Por qué no se acostumbra contigo? —preguntó Tony escuchando al nene llorar.

El soldado negó la cabeza, nervioso mientras mecía entre sus brazos al bebé.

—Dame un momento, voy a cambiarme. —pidió el genio sacando algunas prendas del ropero de Hydra. Le parecían cómodas y agradables al usarlas—. Sino estuvieras siempre con tu vestimenta de soldado y esa máscara tan horrible... Quizás, mi hijo no sé asustaría tanto. —comentó Tony sin pensarlo mucho.

El llanto se comenzó a callar de un momento a otro.

Tony volteó curioso y observó como Bucky se quitaba la máscara negra que siempre tapaba su rostro y hacia un amago de sonrisa al niño.

—Vaya, deja de llorar si te quitas la máscara. —dijo Tony acercándose para ver a su hijo que sonreía ante la cara descubierta del hombre—. Te ves mucho mejor de esa manera.

—Ahora podré cuidar a Peter. —respondió el soldado guiñando un ojo, dándole a entender que Hydra y SIM podrían pasar tiempo a solas.

Tony se sintió un poco avergonzado.

«¿Podrían hacerlo?» pensó volviendo a mirar su cuerpo. No estaba plenamente confiado.

—¿Se puede saber que están haciendo? —preguntó una voz aterradora desde la entrada.

Ambos, voltearon a ver a Hydra que tenía una mirada colérica en el rostro.

SIM fue lo suficientemente rápido para entender lo que estaba pasando por la cabeza de Hydra y la clase de pensamientos homicidas que estaba teniendo contra su propio subordinado. Lo conocía demasiado bien.

«Es capaz de encerrarlo junto al médico» pensó Tony dando un paso hacia delante.

—Respira. —dijo el genio como si estuviera tranquilizando a un animal rabioso—. No es lo que piensas.

—Aléjate. —gruñó Hydra sacando un arma de su cadera.

«Mierda, ¿no piensa matarlo, verdad?» pensó Tony sorprendido.

¡Proyecto de Amor!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora