30. Primeros pasos

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Los días se habían convertido en una época llena de tensión e inseguridad.

SIM no salía de su taller, enfocado en mejorar la protección de la Torre, en los sistemas de tecnología que se caracterizaban por ser impecables pero volvía a revisarlos, hasta un seguimiento absurdo de cada trabajador que ingresaba y salía del lugar.

No iba a permitir ningún desliz.

—La gente de Hydra ha estado cazando a los héroes. —informó Steve Rogers entrando al taller con un niño en brazos—Los encontraron mayormente en solitario y con perfiles falsos.

—¿Alguna noticia sobre él? —preguntó Tony dejando su mesa de trabajo y volteando a ver a los recién llegados.

«Cada día, creces más» pensó el genio, mirando al pequeño infante que se mostraba despierto y observador por el nuevo lugar al que había ingresado.

Sus grandes ojos y sus largas pestañas se movían con curiosidad. Aún cuando seguía pegado al pecho del soldado en señal de protección y miedo por los objetos desconocidos, sus diminutos pies se movían de forma involuntaria.

Al parecer, a Peter le gustaba mucho el taller de ciencias de su padre.

—Nadie ha informado una nueva aparición de Thor Odinson luego de la batalla. —añadió Hydra irritado.

—¿Dónde mierda se habrá metido?

Desde que el soldado había dicho Thor estaba en la Tierra, Tony no puso en dudas sus palabras.

Habían compartido demasiadas pruebas juntos que no tenía sentido el seguir dudando del uno al otro. A pesar, de ser figuras tan retorcidas y cuestionables para la sociedad, la confianza y complicidad entre SIM y Hydra era algo digno de admirar.

Ambos darían la vida por el otro.

—Desearía investigar por mi cuenta si el bastardo sigue merodeando por aquí. —gruñó Hydra sin poder contener su molestia—. Quiero matarlo de una vez por todas.

—Créeme que no eres el único. —contestó Tony mordiéndose una uña sin dejar de mirar al bebé—. No puedo dormir pensando en que ha visto a nuestro hijo y luego se ha ido. ¿Qué carajos es lo que quiere?

Hydra captó la leve ansiedad en el tono de voz y las ojeras en el rostro del castaño.

Ninguno de los dos, habían podido dormir en semanas.

—Paremos un momento. —dijo el soldado a su pareja, pegándolo en su pecho junto a su hijo—. ¿Vamos a dormir los tres?

La pregunta pareció hacer brillar los ojos de SIM y asintió, apagando las proyecciones que tenía en su taller.

—Un par de horas y vuelvo. —murmuró Tony siendo jalado a su habitación.

Hydra acomodó con cuidado al moreno y al bebé entre sus brazos antes de caer a los brazos de Morfeo en unos instantes gracias al agotamiento.




Anthony se removió de las sábanas, buscando a tientas la figura de Hydra que encontró rápidamente. Sin embargo, sus manos también buscaron un pequeño ser con delicadeza.

—¿Dejaste a Peter en la cuna? —balbuceó Tony con sueño al no hallarlo.

Un quejido no muy audible se escuchó en respuesta.

—Hmmm, Steve. —llamó Tony volviendo a buscar en la cama, confirmando que no había ningún niño en cada lado.

—Estamos durmiendo los tres, ya te dije. —murmuró Hydra adormilado.

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