Fueron los primeros en atacar.
El lugar se había convertido en un completo caos en cuestión de segundos.
En medio de la confusión, SIM atacaba y se mantenía cómo un escudo en las espaldas de su pareja. Hydra parecía ser un maldito demonio en el campo de batalla con la mirada enrojecida y una sonrisa de satisfacción cuando arremetía contra los héroes. Ambos eran el único duo que peleaba en sincronía.
Una magnífica combinación.
—¡Thor! ¡Maldita escoria! —llamó el Capitán Hydra jadeante—. ¡Deja de esconderte!
Un trueno retumbó en los cielos y el Dios se alzó con su martillo hacia la pareja.
—Terminemos con esto. —gruñó el Asgardiano acercándose cómo un torbellino.
«Mierda, esto es malo» pensó Tony dirigiendo sus autómatas en puntos estratégicos como un gesto de apoyo hacia los villanos, mientras se posicionaba al lado del soldado para enfrentar al Dios del Trueno.
La pelea era reñida.
Anthony era consciente de como estaba transcurriendo el tiempo y los héroes junto a los villanos estaban teniendo bajas. Quizás, demasiadas.
—¡Cuidado! —gritó Hydra empujándolo a un lado antes de que un martillo pudiera chocar contra el pecho del genio—. ¡Concéntrate, SIM!
El mencionado asintió, viendo con odio al Dios que se mostraba galante.
«A este ritmo, todos vamos a terminar muertos» pensó Tony analizando el terreno. Tenían que buscar ventajas, aprovechar la situación de algún modo. ¿Cómo podrían ganar?
—Son demasiado egoístas. —soltó Tony de la nada hacia el Dios—. ¿En qué se pueden diferenciar a nosotros? También pelean por sus beneficios, no están defendiendo a nadie. Solo pelean por ustedes mismos.
Algunos héroes se removieron de sus lugares, atentos ante sus palabras.
—¡No digas incoherencias, SIM! —contestó Thor apretando los puños y pequeños rayos de electricidad comenzaron a recorrer su cuerpo—. ¡Jamás podría compararme con un indigno villano! —explotó con la mirada electrizante.
Hydra anticipo la acción que haría el Dios y levantó el escudo corriendo hacia el genio.
Iba a protegerlo a toda costa.
—¡No! ¡Aléjate! —exclamó SIM tratando de apartarse—. ¡Mi traje es capaz de soportarlo!
El soldado de mirada carmesí sonrió en medio de la lucha y se interpuso en la inminente descarga eléctrica del Dios del Trueno.
—Prometí protegerte. —recordó Steve con el escudo en mano.
El suelo retumbó ante el impacto y SIM a penas pudo sostenerse de la conmoción, sintiéndose imponente por la diferencia de poderes. Sin embargo, seguía ileso y sabía exactamente el porqué.
—Hydra... —llamó Tony con un hilo de voz.
No obtuvo respuesta alguna.
[...]
Una menuda enfermera vigilaba el área de natalidad mientras una camilla en particular atraía su atención.
—Peter. —reconoció May viendo la información falsa en la incubadora neonatal—. ¿Por qué "ellos" te han dejado aquí?
No podía entenderlo, aquel recién nacido había sido el más preciado tesoro de la pareja cuando estuvieron en el hospital, May lo había presenciado y jamás podría negarlo.
Desde su nacimiento, hasta el momento que partieron SIM y Hydra habían luchado por permanecer con el niño.
—Me niego a creer que has sido abandonado. —susurró la enfermera con tristeza.
Un llanto suave se escuchó de la garganta del nené, cómo si tampoco estuviera de acuerdo con estar ahí. No obstante, May se preocupo al ver las mejillas sonrojadas y sus puños apretados en el infante.
—Oh, cielo. —dijo sacándolo de la camilla y tomándolo en los brazos—. No estás bien, pequeño.
La enfermera con aquel instinto que le caracterizaba, trato de calmar los sollozos y fue hacia una sala para pedirle personalmente al mejor pediatra de su sección que pudiera revisar al recién nacido.
«Te voy a cuidar, Peter» prometió May con decisión.
Después de un par de días, sus compañeras comenzaban a murmurar. Aquel niño de nombre "Peter" sin suficiente información en el hospital, no era recogido por nadie.
«Ellos vendrán por ti» volvió a pensar May cargando al pequeño y alejándolo de las miradas recelosas.
Estaba mal.
Por las noches, tenía fiebre y los cólicos por la fórmula al sustituir la leche materna no le caía bien.
May permanecía intranquila a cada hora.
No estaba regresando a su hogar luego de su horario laboral por la preocupación de que Peter empeorará o peor aún, que alguna de las enfermeras no tuviera cuidado al tratarlo. Nadie sabía el legítimo origen y los verdaderos padres del niño.
—Shh, shh. Ya vendrán. —tarareó con suavidad la fémina, calmando los recientes llantos del bebé—. Y sino vienen, yo cuidaré de ti. —prometió sintiendo cariño por el pequeño ser que había estado cuidando y era inocente de todo—. No estarás solo, Peter.
A veces, se ponía a pensar que hubiese pasado si aceptaba el trabajo que le había ofrecido SIM. A pesar, de ser alguien aterrador junto a su pareja. Seguía siendo un humano y tenía preocupaciones como sobre quién cuidaría a su hijo. ¿Quizás, no habrían tenido que dejarlo si ella atendía sus cuidados?
El sollozo del bebé se hizo más fuerte.
—Vamos por medicina. —decidió May sin soportar que el infante sufriera tanto por unos cólicos—. Vas a mejorar, tranquilo.
Un estridente ruido por los pasillos, la puso en alerta. Los gritos llenos de terror de las personas hicieron que May retrocediera por instinto y tratará de ocultarse por los estantes. ¿Qué estaba pasando?
Inconscientemente, Peter se quedó callado.
«Gracias al cielo» pensó May cubriendo al niño con una manta en sus brazos. Había estado trabajando en el hospital, suficiente tiempo para desarrollar un estado de supervivencia. A veces, los héroes y villanos se peleaban y resultaban heridos o traían sus batallas hasta el lugar.
Nunca podían estar preparados.
—¡Nadie se mueva! —exclamó una voz ronca y cansada—. ¡¿Dónde está el área de natalidad?!
Las enfermeras chillaron y señalaron la sección.
Los pasos de una figura pesada se escucharon por el lugar mientras arrastraba un pie y su respiración era agitada. May se escondió con miedo.
—Mierda... Dónde... —maldijo la misma persona con desesperación en la voz—... estás... Peter... —sollozó por un instante.
La fémina abrió los ojos y salió de su escondite con rapidez.
La imagen que presenció, casi la hace chillar de la misma manera que sus compañeras. El famoso Tony Stark llevaba el traje de SIM hecho jirones y destrozado por algunos lados con sangre goteando por el metal y varias heridas superficiales en la piel al descubierto.
—May. —reconoció el hombre malherido viendo a la mujer con su hijo en brazos—. Nunca deseé tanto que una persona sea tan buena como lo hice ahora.
La enfermera sonrió con timidez y devolvió al niño al desesperado padre.
—Ha estado teniendo cólicos por la leche en fórmula. —explicó May cubriendo al pequeño con la manta en los brazos del genio—. Estuvo llorando mucho, pero se ha calmando cuando has llegado.
SIM devolvió la sonrisa y sus ojos se llenaron de lágrimas.
—¿Su otro padre...? —preguntó la enfermera con cuidado, viendo la expresión de dolor en el rostro del contrario—. Perdón, no debí preguntar.
Anthony negó con la cabeza, aún cuando estaba magullado y el cuerpo lo tenía hecho pedazos, el volver a mirar los grandes ojos marrones de su hijo, desaparecía todos sus malestares.
—Gracias. —dijo Tony sinceramente y sacando un artefacto de su traje para entregárselo a la menuda mujer—. Es un diseño exclusivo de SIM, cualquiera va a poder reconocerlo.
May no entendió sus palabras.
—Tenlo cuando vengan. —explicó el genio apurado en irse—. No atacarán a trabajadores de salud, pero te estoy dando un salvavidas para la pareja que me dijiste. No lo pierdas, May.
La mujer asintió y lo sostuvo entre sus manos. Algunos gritos en el exterior se escuchaban con más claridad.
—¿Qué está pasando? —no pudo evitar preguntar.
SIM atrajo a su hijo hacia su pecho con fuerza. Tenía que irse.
—Los villanos ganaron. —declaró yendo hacia la salida—. Pero, para personas como tú, un infierno está apunto de comenzar.
May apretó el broche que tenía en manos, agachando la cabeza.
—Gracias. —dijo a penas, después de unos minutos, notando que SIM ya no estaba.
Había llegado lo más rápido que su traje se lo había permitido. Aún cuando seguía en ruinas, la Torre Stark permanecía en alto y una habitación en especial, estaba intacta.
SIM caminó cómo pudo hacia el lugar.
«Hemos ganado, pero no sé siente como una verdadera victoria» pensó con esfuerzo, recostado en los pasillos.
La batalla había sido dura, estuvieron peleando por días al límite. Ambos bandos tuvieron bajas y aunque, por un momento pensaron en llegar a una tregua. Los villanos jamás lo iban a permitir.
Preferían morir, decían.
No obstante, las palabras de SIM siempre eran como una serpiente que tentaba contra sus inseguridades. Muchos héroes al final del día se habían ido al bando del enemigo y algunos se rindieron al ver la traición.
Thor fue el más afectado.
Al presenciar las acciones de sus compañeros y como su equipo se desmoronaba, el Dios del Trueno llamó hacia los cielos y desapareció del lugar.
—Mierda, ya casi llegamos. —musitó SIM con su bebé en brazos.
Con dificultad abrió la puerta de la habitación y las decoraciones infantiles con colores pasteles en las paredes atraparon la mirada del infante.
—Es el lugar que elegimos para ti, Peter. —dijo una voz en la esquina del cuarto.
Tony volteó a verlo con sorpresa y sus ojos se llenaron de lágrimas al ver al soldado recostado en un sofá.
Hydra tenía la mayor parte del cuerpo vendado y unas manchas rojizas atravesaban la tela.
—Te dije que no te muevas del hospital de la base, idiota. —murmuró el genio acercándose hacia el soldado con preocupación —. No puedo creer que el líder de los villanos se haya escapado.
Hydra sonrió con dolor y atrajo a su pareja en sus brazos.
Ambos habían terminado muy mal luego de la batalla, quizás el soldado con una condición más crítica. No obstante, el genio había mantenido la fuerza y voluntad para recoger a su hijo aún cuando habían concluido con todo.
—Sabía que vendrías aquí. —expresó Hydra depositando un beso en la cabellera del genio—. Yo también quería mostrarle la habitación a nuestro hijo.
Tony sonrió aún con las lágrimas en sus mejillas y su vista viajo hacia unos peluches que estaban al lado del soldado.
Tres infantiles tigres: uno era el más malo, otro era el menos malo y el pequeño más tierno.
—Por fin... —susurró acomodándose al lado de Hydra—. Estamos juntos.
—Los tres, mi amor.
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¡Proyecto de Amor!
ФанфикTony Stark tenía un proyecto personal que ansiaba lograr, había planeado por mucho tiempo tener un bebé con bastante precaución. Sin embargo, todo se fue al carajo cuando conoció a cierta persona. Ambos eran villanos. Tenían un pésimo carácter y poc...