10. Compras

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Al momento de llegar a la habitación de Tony, las prendas de ropa cayeron al suelo con rapidez.

—Te veías bonito con el overol. —murmuró Hydra quitando el bóxer del contrario y tocando la piel desnuda con sus manos—. Pero, me gusta más verte así.

Tony gimió por lo bajo, sintiendo los dedos del soldado rodear su miembro y apretar el agarre.

—¡Ah! ¡Rogers! —exclamó sorprendido y excitado en partes iguales.

El mencionando sonrió con gracia y comenzó a mover su mano en un vaivén rápido y tosco, deleitándose al escuchar los sonidos que hacia Tony mientras se retorcía ante su toque.

Las incontrolables ganas de follarlo, eran cada vez más grandes. Sin embargo, debía prepararlo debidamente ya que había pasado un tiempo.

—¡Argh! —jadeó Tony cuando sintió como sus piernas fueron separadas y Hydra se acomodaba en medio de ellas—. Hmm, d-detente.

El soldado hizo caso omiso a sus palabras y levantó las caderas del castaño con facilidad hacia su rostro.

—¡Oye, que haces-... Ugh! —exclamó Tony abriendo los ojos al sentir la lengua del contrario tocar su entrada—. ¡Ahí, no!

Hydra sonrió y lamió con lujuria el interior del genio, escuchando como los gemidos de Tony se hacían más fuertes.

«Me dices que no y estás a punto de venirte» pensó Steve sin dejar de mover con una mano el miembro del castaño, mientras seguía jugando en su interior.

—¡Mierda, Hydra! —jadeó Tony viniéndose al instante.

—Uh, te corriste un montón. —observó el rubio levantando la cabeza y viendo su mano con abundante semen—. ¿No te has estado tocando? —preguntó con una sonrisa traviesa.

Tony asintió, todavía con la respiración agitada.

—No quería hacerlo si no era contigo. —admitió mirando a otro lado.

Hydra apretó la mandíbula y levantó el cuerpo del castaño para tenerlo sobre sus piernas. Tony quedó encima de él, un poco confundido ante la repentina posición, sin embargo sintiendo el duro miembro del soldado chocar contra su trasero.

—No puedes decir esas cosas a la ligera, SIM. —susurró Hydra sentándose en la orilla de la cama y teniendo al castaño montado arriba de él—. Voy a querer poseer todo de ti y sería un grave problema.

Tony se relamió los labios, quedando hipnotizado por la intensa mirada del soldado.

—¿Qué quieres decir? —preguntó por lo bajo, excitado y temeroso por la respuesta.

Hydra sonrió lascivo.

—El día que quieras tener algo conmigo. —advirtió levantando una mano y jalando el rostro de Tony para mirarlo detalladamente—. Serás completamente mío, de pies a cabeza. —susurró en su oído—. No tendrás escapatoria, tu cuerpo y alma tendrán mi nombre. ¿Entendiste? Conmigo no hay marcha atrás. —dijo con seriedad—. Eres de mi propiedad o no lo eres, es simple.

«Es drástico, diría yo» pensó Tony asintiendo con una sonrisa nerviosa, tomando una nota mental de no volver molestar al territorial y psicópata del Capitán Hydra.

Se había olvidado de ese pequeño detalle.

—Aunque, contigo siempre es diferente. —continuó el soldado besando los hombros del contrario con devoción—. Tienes a nuestro hijo en el vientre y cuidarte, aún si seamos algo o no. Es mi promesa y responsabilidad.

Tony ablando la mirada al escucharlo.

—Tonto, casi me asustas. —soltó con diversión.

—Dar miedo es parte de mi atractivo. —sonrió Hydra juguetón y moviendo sus manos por el torso del castaño—. ¿Acaso, no te gusta?

—Yo... Ugh. —gimoteó sintiendo repentinamente los dedos del soldado tocar su interior—. ¿Podrías... dejarme hablar? —preguntó con dificultad.

Hydra asintió sin dejar de meter sus dedos en la entrada del contrario y simulando pequeñas embestidas. Le gustaba molestarlo y aún más si era en la cama.

—Rayos... Yo... —jadeó Tony recostándose en el pecho del soldado—. Hmm, basta... Hazlo de una vez.

—¿Hacer qué?

El genio gimió por lo bajo y movió sus caderas inconscientemente, buscando más contacto. Quería más que los dedos de Hydra.

—Fóllame, Hydra. —gruñó en tono bajo.

El mencionado se mordió los labios y decidió molestarlo un poco más.

—No te escuché. ¿Qué es lo que quieres, Stark? —preguntó haciéndose el desentendido.

—Argh, mierda. —maldijo Tony sintiendo como su miembro punzaba y su cuerpo pedía por más—. Quiero que me folles de una maldita vez, Hydra. Me estoy volviendo loco.

El soldado asintió complacido y de un movimiento rápido, saco sus dedos y alineó su miembro en la palpitante entrada del castaño.

Con fuerza y sin la consideración que dijo que tendría, ingresó con profundidad en el interior de Tony. Adentrándose hasta llegar a la base de su pene y sintiendo la exquisita sensación del choque de sus pieles.

—¡Ah! ¡Hydra! —gritó Tony arqueando la espalda.

Steve lo atrajo hacia él y se levantó para empotrar al genio en una pared cercana.

—Agárrate fuerte. —gruñó Hydra con la voz llena de excitación.

El castaño como pudo, enredo sus piernas alrededor de las caderas del soldado y se agarró del cuello cuando sintió que Hydra estaba comenzando a moverse.

Steve salió y entró con fuerza, haciendo que el sonido morboso de sus cuerpos se escuchará por toda la habitación.

—¡Ah! ¡Joder! —maldijo Tony experimentando un montón de sensaciones al mismo tiempo.

Las embestidas se hicieron más rápidas y bruscas, estampando la espalda de Tony contra la pared.

«Siento que voy a morir» pensó el castaño, incapaz de seguir el ritmo y sintiendo que estaba a punto de venirse.

—¡Argh! —jadeó Tony manchando el vientre del contrario con su esperma y tirando la cabeza hacia atrás, exhausto por el orgasmo.

—No creas que hemos terminado. —gruñó Steve sumamente concentrado y agarrándolo con fuerza —. A penas, estamos comenzando.

Tony no pudo decir nada por las embestidas que lo estaban dejando sin aire y asintió rendido.

«Será una larga noche»





Los rayos de sol, mostrando el atardecer, hicieron que Tony abriera los ojos con un poco de molestia. ¿Cuánto tiempo había dormido?

—Siento que demolieron mi cuerpo a golpes. —balbuceó levantándose con pereza y observando una figura dormir a su lado.

Automáticamente, sonrió.

«Te quedaste aquí» pensó Tony volviendo a echarse y sintiendo que su habitación había dejado de ser grande y solitaria.

—Compre manzanas, están en la mesa de al lado. —habló Hydra con los ojos cerrados, fingiendo volver a dormir.

Tony volteó con alegría y encontró unas brillantes y rojas manzanas de forma perfecta. Estaba a punto de coger una, cuando sintió unas manos jalar su cuerpo y encerrarlo con los brazos.

—Puedes comer otra cosa. —sugirió Hydra en tono lascivo, pegando sus cuerpos y chocando con la espalda del genio al abrazarlo por detrás.

Al instante, Tony sintió algo duro restregarse en su trasero.

—Oye, ¿no fue suficiente con lo de ayer? —preguntó el genio incrédulo—. Lo hicimos un montón de veces.

Hydra chasqueo la lengua y lo soltó.

—Hoy es un día nuevo y además, jamás es suficiente con tu bonito trasero.

Tony se rio y miro hacia otro lado, sintiéndose sonrojado de la nada.

«De verdad, extrañaba tenerlo a mi lado» pensó, observando a su alrededor y como se sentía con más comodidad al saber que Hydra estaba a su costado. Inconscientemente, sus ojos viajaron a la ropa tirada que estaba en el suelo.

—¿Qué tanto miras? —preguntó Hydra acercando su rostro con curiosidad y viendo una prenda peculiar—. El overol te quedaba bastante bien, deberías volverte a ponerlo.

—¿Así? —divagó Tony en sus pensamientos, aquel pedazo de tela le recordaba todos los días que había estado remodelando la habitación contigua y como no había podido terminarlo.

—Sí, me excita mucho. —respondió Hydra volviendo a abrazar al genio y moviendo sus manos hacia su vientre—. Se ve más adorable tu pancita con el overol y pareces tan pequeño como un duendecillo.

—Te voy a golpear, Hydra. —amenazó Tony todavía pensativo.

—Deberías usar más overoles o mandiles grandes. —dijo el soldado con una sonrisa traviesa—. ¿O puedes ponerte una de mis camisas?

—No cumpliré ninguno de tus fetiches. —contestó Tony levantándose con una idea en mente—. Necesito terminar de remodelar la habitación del bebé.

Hydra se quedó en la cama, recostando su cara en una mano mientras veía como el genio comenzaba a vestirse.

—¿Qué es lo que falta? —preguntó sin mucho interés.

—Necesito ir de compras. —anunció sacando una gorra y unos lentes—. Quiero ir personalmente a las tiendas a buscar los accesorios. No me importa lo que digas, igual iré.

Hydra paso una mano por su rostro, al escuchar el tono decisivo del genio. Sabía que nada en el mundo lo haría prescindir de su idea.

—Al menos, déjame acompañarte por precaución. —pidió rendido.

Tony volteó a verlo y sonrió.

—Es lo que estaba esperando que digas.





En todos los años de su vida, Hydra jamás había imaginado ni deseado estar en aquella situación. La tensión y preocupación en su cuerpo, lo mantenía alerta en cada paso que daba por el centro comercial.

Sentía que en cualquier segundo, alguien los atacaría.

—Decide rápido, tenemos que irnos. —dijo Hydra por lo bajo, hacia una persona que estaba a su delante.

Tony volteó a mirarlo y frunció en seño.

—Deja de molestarme. —contestó con leve molestia—. Si no te gusta, puedes irte. Sé defenderme solo.

—SIM, por favor.

—Ya te dije. —dijo Tony volviendo a mirar en las tiendas—. Si no vas a ayudarme a elegir los peluches, quédate callado.

«Maldito duende inteligente, no sé como logras controlarme» pensó Hydra apretando la mandíbula sin decir nada y mirando nuevamente a su alrededor en busca de posibles peligros.

Lo que más temía era que aparecieran los héroes y generarán un conflicto.

Tony estaba con los suficientes meses en gestación para no poder tener peleas o discusiones que lo alteren. Debía mantenerse en tranquilidad y reposar en la Torre, cómo hacia últimamente.

«No sé que tanto le emociona en buscar accesorios para el bebé» pensó Hydra sin entender.

—¡Oye, Hydra! ¡Mira esto! —exclamó Tony levantando unos peluches en los brazos—. Es una familia de tigres.

El soldado observó a tres figuras afelpadas, uno era más grande e imponente mientras el otro seguía siendo fiero pero más bajo y por último, una pequeña cría adorable de los animales.

—¿No se parecen a nosotros? —preguntó Tony con diversión mientras los abrazaba—. Tú eres el más malo y yo el menos malo y nuestro frijolito es el tierno.

Hydra se llevó una mano a la boca y oculto una sonrisa.

«Ya entiendo porque le emociona hacer tanto estás compras» pensó, yendo hacia el genio para besarlo con aprecio.

—Cómpralos. —sugirió sin alejarse—. Es una bonita familia.

Tony sonrió en respuesta.


¡Proyecto de Amor!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora