19. Amamantar

2.2K 261 6
                                    

Había escuchado los informes y propuestas de la mayoría de personas.

Anthony contuvo un bostezo, caminando por los oscuros y maltrechos pasadizos de la base. ¿Cuánto tiempo había estado en la reunión con los demás villanos? Parecía que fue una eternidad.

—Joder, mi cuerpo se siente tan cansado. —murmuró, tambaleante.

«No pienso admitir que me alegré cuando Hydra me mandó a descansar» pensó Tony sintiendo los ojos pesados. Era extenuante lidiar con tantas personas al mismo tiempo, ya que todos querían saber sobre su opinión o esperaban un veredicto final para la lucha. ¿Tan importante su voto?

Una sonrisa floja, apareció en sus labios.

—Me gusta la sensación de poder. —dijo con altanería, llegando al lugar indicado que había comentando el soldado.

Una gran puerta de roble de más de dos metros de altura, se mostraba ante sus ojos. Era imponente y majestuosa, digna de ser la habitación del líder de la Organización.

Tony volteó hacia atrás, mirando a los dos soldados que lo resguardaban y éstos dos últimos le dieron el acceso a la entrada, antes de irse con una reverencia.

—Impresionante, aunque un poco rústico. —silbó Tony pasando y cerrando la puerta detrás de él.

Con un poco de cuidado, acomodó al pequeño bulto que había llevado en los brazos en todo momento, a la gran recámara de la habitación. Su bebé era tan tranquilo que pasaba desapercibido con facilidad, ahorrándole las preguntas incómodas.

—Despierta, cielo. —llamó Tony con suavidad.

Los recuerdos del llanto incontrolable de su hijo, eran difíciles de olvidar. Así que trataba de ser lo más cauteloso posible para levantar al recién nacido.

—Debes alimentarte, niño. —siguió hablando, quitándose la chaqueta junto a la camisa—. Vamos... ¿Peter?

Ante lo último, el adorable bebé abrió sus ojos con lentitud y lo miró expectante.

—Mocoso inteligente. —dijo por lo bajo Tony, acomodándose sobre la cama y posicionando al niño como habían indicado las enfermeras cuando estuvo en el hospital—. Vamos, estoy muriendo de sueño. No seas malo con papá.

El infante irónicamente pareció entender y busco con la boca el pezón un poco hinchado del genio para comenzar a succionar con fuerza.

—Mierda. —susurró Tony apretando los puños.

«Duele el infierno» pensó echando la cabeza hacia atrás, sintiendo que las encías del bebé apretaban la zona tan sensible y delicada de sus pectorales. ¿Por qué parecía una tortura el estar amamantando? Cuando estaba en el hospital, la enfermera May acomodaba al niño sobre su pecho y no sufría tanto dolor como el que estaba sintiendo ahora.

—La debí llevar como la niñera, maldición. —dijo entre dientes, soportando el suplicio.

Un crujido en la entrada lo alertó por un instante, sin embargo al reconocer la cabellera rubia del soldado, soltó un suspiro.

—Veo que nuestro hijo la está pasando fenomenal. —dijo Hydra cruzándose de brazos al ver la escena—. Que envidia, joder.

—C- Cállate.

El Capitán Hydra negó con la cabeza y se dio la vuelta para no ver la provocadora imagen de su pareja con los pezones rojizos y descubiertos al aire... No sería capaz de controlar sus deseos.

—Iré a ducharme. —avisó Hydra caminando hacia el cuarto de baño que estaba dentro de la habitación para calmar su lívido.

«No es momento» se dijo Hydra.

Habían terminado la asamblea con los villanos y ambos estaban cansados. En los últimos días habían estado llenos de tensión y preocupación. Los héroes los mantenían alertas y el hecho de que su bebé haya nacido, añadía más responsabilidad a sus vidas.

«Sin follar hasta que mejore la situación» pensó Hydra como un mantra para someter a su deseo sexual.

—¡Ah, mierda! —jadeó Tony desde la recámara—. ¡Me acabas de morder, Peter!

Hydra apretó el lavado del baño y lo fracturó al instante, viendo la palpitante erección en sus pantalones.

Iban a ser unos días realmente difíciles.



[...]

Había pasado una semana entera, antes que Tony sintiera que ya no podía más. Tenía heridas en cada pezón y nunca podrían llegar a sanar porque su hijo lo succionaba con tanta fuerza que parecía que lo haría sangrar a cada hora.

—¿De dónde sacas tanta energía? —preguntó Tony cargando al niño y alzándolo, buscando algo fuera de lo normal.

—Quizás es porque es el hijo de un súper soldado. —intervino Hydra recostado en el marco de la puerta—. Tenemos una reunión en cinco minutos. ¿Vendrás?

El genio negó con la cabeza.

—Estoy exhausto. —mencionó recostándose en la cama—. Tu hijo me está consumiendo la vida, Hydra.

El mencionado frunció el ceño con seriedad. Era notable que Tony estaba más cansado con el pasar de los días y las ojeras en su rostro eran más marcadas. El estar presente en las reuniones con los villanos y cuidar al niño al mismo tiempo, estaba teniendo consecuencias.

—¿Quieres que traiga a alguien que lo cuide para que descanses? —preguntó el soldado.

—No. —gruñó Tony inmediatamente en tono territorial.

Hydra se acercó y quitó al bebé de los brazos del castaño.

—Entonces, me lo voy a llevar yo. —decidió viendo cómo Peter lo miraba con sus grandes ojos marrones sin decir nada—. ¿Ves? Le caigo bien.

Anthony levantó la cabeza y volvió a echarse en la cama.

—Camina dos pasos, lejos de mí. —ordenó SIM aburrido.

El soldado hizo caso a sus palabras y antes de poder dar un tercer paso, el llanto agudo y fuerte del niño se escuchó por toda la habitación.

—Tráelo. —pidió Tony sin moverse—. Acabas de tener una demostración del porqué no puedo separarme de la hermosa y aterradora criatura que procreamos.

—¿Aterradora?

—Algún día de estos, va a quitarme un pezón, Hydra. —murmuró el genio acomodando al bebé entre su pecho y dándole de lactar—. Es como una pequeña bestia muy hambrienta e insaciable.

Hydra sintió sus manos picar al ver los pectorales del genio. Tenía tantas ganas de tocarlos, besarlos y morderlos de la misma manera que hacía su hijo.

—Hydra. —advirtió Tony.

—Okey, ya me voy. —refunfuñó el soldado caminado hacia la puerta—. Voy a ordenar que traigan una doctora para que pueda ayudarte.

Anthony asintió, volviendo a echarse con el niño pegado a su pecho.





Supuestamente, iba a venir una doctora. Sin embargo, Tony alzó una ceja al ver a un médico entrar con una bata blanca y una pequeña maleta.

—Soy el médico encargado de la base, es un placer conocerlo en persona. Tony Stark. —saludó el hombre con amabilidad.

El mencionado asintió, viendo de reojo a su bebé dormir en la recámara.

—Siéntese. —ordenó SIM señalando una pequeña mesa de estar y unas sillas en la esquina de la habitación—. Tengo unas cuantas preguntas que hacer, doctor.

El hombre de bata asintió con una sonrisa.

Sus manos estaban levemente temblorosas, ya que siendo un médico, era la primera vez que iba a tratar a un hombre de tal condición. Era inconcebible el hecho que haya tenido la oportunidad de verlo, añadiendo que era SIM.

Una persona muy respetada y atractiva para toda la Organización.

—Estoy teniendo inconvenientes al momento de dar lactancia. —explicó Tony con seriedad—. Tengo heridas sin poder sanar y es tan doloroso como ser apuñalado. ¿Me entiende?

El médico asintió.

—¿Podría ver la zona afectada? —preguntó con profesionalismo.

Tony lo pensó por un momento, recordando que Hydra no estaba presente ya que tenía otra reunión pendiente. No obstante, era un simple chequeo así que accedió.

«No creo que llegue a ser celoso por un médico» pensó Tony comenzando a desabotonar su camisa de seda negra.

—Ah... Están muy inflamados. —dijo a penas el doctor, tragando grueso.

El hombre nunca había imaginado que SIM podía ser tan hermoso con el torso descubierto. El pecho del genio estaba abultado y sus pezones muy enrojecidos con una leve humedad por la leche que parecía querer salir.

—Dios santo. —susurró.

—¿Perdona? —inquirió Tony alzando una ceja—. ¿Sucede algo?

—Ah, lo que pasa es que estás segregando demasiado. —explicó el médico sin apartar la vista del torno desnudo—. Quizás, no estás utilizando una técnica adecuada, pero no estás dando la lactancia apropiada, por eso te provoca dolor y además, tu bebé tiene que succionar con más fuerza para alimentarse.

Tony medito las palabras del hombre y encontró un poco de sentido en ellas.

—¿Qué debería hacer? —preguntó directo.

El médico se levantó inconscientemente y se acercó con lentitud.

—Podría darte algunos masajes, para liberar y relajar el pecho. —dijo tratando de mostrarse imperturbable, sin embargo sus ojos no podían engañar a nadie—. También podría enseñarte de que manera puedes acomodar al niño. ¿Estás solo, cierto? Debió ser difícil para ti.

Tony lo miró, burlesco.

—¿Por qué dices que vine solo? —preguntó, cayendo en cuenta que el médico no dejaba de observarlo—. ¿Acaso, toda la Organización no sabe que Hydra me trajo?

El médico asintió a medias.

—Nuestro Líder te trajo porque eres una figura de poder para la lucha. —respondió relamiéndose los labios—. No sabía que tenías un hijo, menos mal Hydra es benevolente con los nuestros.

SIM casi suelta una carcajada al escuchar sus palabras. ¿Era idiota o no sabía que Hydra en realidad era su pareja? ¿Pensaba que lo había recogido por pena?

Un ruido en la entrada lo hizo sonreír.

—Hydra es muy bueno, hasta me dejó permanecer en su habitación. —siguió el juego Tony con diversión.

El médico asintió, quedando más cerca del castaño.

—Yo también puedo ayudarte. —ofreció agarrando una mano del contrario—. Tengo conocimiento sobre pediatría, puedo cuidar al niño en las mejores condiciones.

Tony sonrió en grande y rechazo el toque al instante.

—No creo que al Capitán Hydra le agrade mucho la idea que cuides a su propio hijo. —declaró el genio señalando hacia su atrás.

—¿Qué...? —preguntó el médico, queriendo voltear, sin embargo una gran mano lo jaló hacia atrás.

La imponente figura de Hydra apareció en un segundo, arrastrando al hombre por los suelos.

El rostro del soldado parecía desfigurado por la ira, sacando una correa de sus caderas y enrollando el cuero curtido en la garganta del hombre de bata blanca para llevarlo a rastras fuera de la habitación.

—Vas a querer morir, antes de todo lo que te pienso hacer. —advirtió Hydra rojo de la furia—. Serás el primer recordatorio de que nadie puede tocar a la pareja de Steve Rogers.

—Ah, no lo mates. Dijo que era pediatra. —alzó la voz Tony acomodándose la camisa.

Hydra paró sus pasos y volteó a mirar al genio con intensidad. No obstante, Tony no aparto la mirada en ningún momento.

Los segundos parecieron un siglo, ante la tensión.

—Sí, cariño. —respondió el soldado a regañadientes a las finales.

Los soldados en la entrada, miraron la escena con espasmo, mientras escuchaban los gritos y súplicas del médico más reconocido en la Organización siendo llevado.

—Recuérdenlo, chicos. —comentó Tony guiñando un ojo en el marco de la puerta con diversión—. Hydra me pertenece como yo a él. —advirtió con una peligrosa calma—. ¿Nadie volverá a ser tan idiota para meterse entre nosotros, cierto?

Los subordinados asintieron, agachando la cabeza casi hasta el suelo y sintiendo sus piernas temblar.

Habían encontrado a una persona que daba más miedo que el mismísimo Capitán Hydra.


¡Proyecto de Amor!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora