La Constelación Dorada. [TRILOGÍA DE ÁNGELES Y DEMONIOS] I

Capítulo 20: Miedo.

Liliath veía a Jeremy bastante mal, sus ojos proyectaban miedo y nerviosismo, cada vez que le preguntaba por algo él evadía el tema o respondía con agresividad, lo preocupaba, Nakara se había ido después de que Jeremy lo golpeara en uno de sus muchos ataques de violencia. Pero realmente no se sentía preparado para lo que iba a pasar.

...

Las noches de lluvia y truenos lo ponían nervioso, el agua caía con fuerza y resonaba por todos lados, el oscuro cielo de la noche se iluminaba con cada relámpago.

El frío hacia que los cuerpos inmóviles de los trabajadores de la fábrica temblaran. Mikael miraba a Kin y a Risha recolectar la información que necesitaban, vió como con un trueno que se escuchó en ese momento Kin levantó la mirada hacia adelante, sus ojos se volvieron morados y enseguida de eso se levantó, abrió sus alas y se fue volando del lugar, Risha miró confundido a Mikael viendo cómo tenía el seño fruncido.

...

Cuando llegaron de nuevo al edificio, la energía de Mikael lo atacó y, por primera vez en su vida, logró sentir la energía de él a la vez que una fuerte punzada se instalaba en su pecho y en su cuello haciéndolo caer al suelo casi sin poder respirar. Los ojos dorados de Mikael lo miraron molesto.

-Señor... no puedo... respirar...

-¿Por qué no me habías dicho que Kin había conseguido a su lazo?

-Lo siento...

-¡¿Por qué no me habías dicho?! -dijo en un tono más alto, casi gritando, y con ese grito sintió una fuerte corriente pasar por su garganta, quemándose. ¿Que era eso? ¿Que era esa energía? ¿Por qué era tan fuerte? Tocó su cuello con nerviosismo, ¡¡Le estaba quemando!!

-Señor... -Mikael respiró profundamente y se deshizo de su energía, Risha logró volver a respirar en ese momento, sintió la mano de Mikael en su cabeza-. Señor...

-Esto debe ser una broma.

-Lo siento...

-¿Por qué no me dijiste eso? ¿Y realmente fuiste tú el que dijo que no hablarán? Te doy mi confianza, Risha... ¿Y no me dices estas cosas?

-Lo siento, señor... -los ojos de Risha se llenaron de lágrimas en segundos y su expresión se descompuso.

-Que triste que no me tengas suficiente confianza como para decirme algo así. No importa.

Mikael se levantó de su lugar y caminó hacia la puerta pero algo agarró su pantalón. Se volteó y vió a Risha.

-Suéltame, Risha.

-¡¡Lo siento enserio, señor!! ¡Enserio discúlpeme! ¡¡No era mi intención!! ¡¡Perdóneme!!

-Déjame.

-Señor, lo siento... lo siento... ¡¡No volverá a suceder!!

-Piensa las cosas desde ahora... -movió su pierna deshaciendose de su agarre y salió de la habitación escuchando los gritos desesperados de Risha mientras se alejaba.