Capítulo 45: Convivencia.

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Mikael se enderezó en la cama aún sin poder sentir sus piernas, Luny llegó al cuarto con una jarra llena de jugo de naranja, había escuchado una conversación entre Chase y Kin acerca de Mikael donde decían que le encantaba la naranja, aún seguía l...

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Mikael se enderezó en la cama aún sin poder sentir sus piernas, Luny llegó al cuarto con una jarra llena de jugo de naranja, había escuchado una conversación entre Chase y Kin acerca de Mikael donde decían que le encantaba la naranja, aún seguía llorando pero se sentía bien, por fin tenía a su padre con él...

Dejó la jarra en la mesa junto a la cama y se sentó en un banquillo sin quitarle los ojos de encima a Mikael, quería guardar en su mente cada pequeño rastro de él. No había podido formular ninguna palabra, bajó la mirada hacia sus manos, tenía miedo, había escuchado varias cosas acerca de Mikael y siempre lo ponían en un lugar superior.

Se espantó cuando Mikael tocó su rostro haciéndole levantar la cabeza, se miraron y ese par de ojos de color dorado brillante se inspeccionaron detenidamente.

—¿Que es eso? —dijo, Luny bajó la mirada hacia la mesa y jugueteó con sus dedos sin tener el valor de hablar, lo miró con los ojos llenos de lágrimas—. ¿Por qué lloras? —limpió su rostro y acarició su largo cabello—. Que lindo cabello tienes, te compraré una diadema, unos moños o lo que quieras... —se interrumpió cuando Luny tomó su mano.

Durante tanto tiempo soñé con poder hablar con él, pensó, y ahora que lo tenía enfrente no podía ni siquiera abrir la boca, ¿Por qué estaba tan asustado?

Mikael sonrió, Kin no le había dicho que podía leer la mente. Respiró profundamente e intentó levantarse pero sus piernas aún seguían dormidas, abrió sus alas y lentamente dejó que llevarán un poco de aire. Luny se quedó impactado viendo esas enormes alas. Mikael cuando supo que ya podía volar le tendió una mano.

—¿Quieres ir a volar un rato? —Luny miró su mano y volvió a él, Mikael le sonrió. Nunca había volado con alguien que no fuera Kin—. Vamos, confía en mí.

Luny dudaba, realmente dudaba en tomar su mano, pero su corazón acelerado lo hizo apretar con fuerza sus labios y tomar su mano. Se vió envuelto en los fuertes brazos de Mikael cuando de un inesperado impulso salió disparado por una ventana, subiendo hasta sobrepasar las nubes. Luny se aferraba a su cuello con temor, la mano de Mikael se deslizó por su espalda tratando de calmarlo, después de un rato viendo que no lo lograba y temblaba en sus brazos decidió volver al palacio.

En su habitación, Chase lo esperaba junto con Gratt y Kin, al llegar lo miraron molestos.

—Mika... —Chase respiró profundamente antes de hablar—. Cada vez que sales solo me estresas.

—No me voy a quedar en la cama todo el día. —dijo con algo de indiferencia y volvió a sentarse en la cama—. Aún ni siquiera siento las piernas.

—Poco a poco, Mikael. —intervino Gratt—. Duraste muchos años sin moverte y solo han pasado unos pocos días desde que despertaste, debes darte tiempo para que tú cuerpo vuelva a reaccionar.

—¿Y Gray? —cambió completamente de tema haciendo que Chase volviera a respirar profundo cuando vió que el cielo se ponía de un tono gris.

—Él viene a desayunar.

La Constelación Dorada. [TRILOGÍA DE ÁNGELES Y DEMONIOS] IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora