La Constelación Dorada. [TRILOGÍA DE ÁNGELES Y DEMONIOS] I

Capítulo 37: No me amenaces.

Tres meses después...

Grayson abrazó a Pick por detrás asustandoló, dejó delicados besos en su cuello erizando su piel, se volteó y lo miró viendo esos brillantes ojos dorados.

—Señor...

—Deja de llamarme así.

—Creo que tardaré bastante en acostumbrarme a eso. Dame tiempo.

—Tranquilo, esperaré el tiempo que sea necesario —olió a Pick y sonrió—, me dijiste ese día que olías a durazno porque estuviste en los almacenes, pero no haz estado ahí en días y sigues oliendo a durazno. Me gusta...

—Me haces cosquillas —le dijo riendo y alejó su rostro de su cuello—, tu hueles a dulce, es como a caramelo.

—Mikael dice que soy un gigantesco malvavisco azucarado. —Pick rió.

—Quizás es verdad. —Grayson dejó un delicado beso en sus labios y le sonrió.

—¿Me acompañarás a ir a los almacenes?

—Si.

—Te compré un bonito abrigo, póntelo.

—Vale, ya vuelvo.

Grayson caminó hasta la habitación en dónde estaba ese pequeño cachorro moviéndose en la cama mientras Nano lo alimentaba.

—¿Cómo está?

—Muerde mucho —dijo Nano haciendo un puchero—, pero está bien, está comiendo bastante, está pesado. —dijo. Grayson sonrió y miró ese pelaje rojizo con negro. Esos dos colores se combinaban de una manera hermosa.

—Tiene un bonito color.

—¿Por qué tiene negro?

—Es el mismo color del cabello de papá... Cuando era pequeño también tenía el cabello negro pero después de que cumplí los quince años tuve un accidente y mi cabello se volvió blanco.

—¿Que accidente?

—Salí al mundo humano y me cayó un rayo, no me lastimó pero mi cabello se volvió blanco. Fue divertido, me hizo cosquillas. —Nano alzó al cachorro y lo llevó a la cama.

—Ya empezó a bostezar, ya quiere dormir. —lo cubrió con la cobija y la dejó dormir—. Ya está.

—Iré con Pick a los almacenes, cuídalo.