Capítulo 36: Soledad.

37 6 23
                                    

Mikael esa noche no logró dormir, sus ojos se negaban a cerrarse

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mikael esa noche no logró dormir, sus ojos se negaban a cerrarse. Se sentía vacío, cada vez que tocaba su pecho le hacía falta sentir los latidos de su corazón, había dejado de sentirlo, ya no estaba la conexión, lo había perdido.

Abrió la puerta de su habitación viendo ese pequeño peluche de gato sobre la cama, agarró las sábanas y las olió profundamente percibiendo su aroma impregnado en la tela, su corazón dolió, sus ojos se llenaron de lágrimas.

Cayó al suelo con las piernas temblando.

Todos los guardianes se quedaron estáticos cuando desde el primer piso lo escucharon gritar, un desastre se armó en los pisos superiores cuando Mikael comenzó a destrozar todo lo que lo rodeaba, llorando y con su corazón dolido destrozó toda la habitación en dónde dormía Risha. Él había arruinado todo, él tenía la culpa de su dolor, él le había quitado la única pequeña cosa que había amado con todo su corazón.

De una patada rompió la cama y luego fue al armario sacando toda la ropa que él mismo le había comprado destrozandola.

Se quedó arrodillado en el suelo llorando sin control, rodeado de lo que ya estaba acostumbrado, desastre y ruina.

...

Fue hacia su habitación y se acostó en la cama, miró sus manos, llenas de moretones, de sangre y sus propias lágrimas, sus ojos ya estaban hinchados de tanto llorar, se sentía cansado, se enrolló en las sábanas oliendo intensamente esa pequeña cobija con la que todas las noches había arropado a Luny. Cerró los ojos queriendo reprimir sus ganas de volver a llorar.

Ya nada tenía sentido.

Podría morir en ese segundo y no le importaría.

Cuánto le encantaría morir.

No quería saber nada del mundo si no tenía ese pequeño ser que lleno de luz su mundo.

Todo a su alrededor se oscurecía, se apagaba, dejándolo de nuevo es su profunda oscuridad.

...

A la mañana siguiente cuando amaneció Mikael aún seguía acostado en la cama mirando durante horas la fría pared, en su rostro ya no había ninguna expresión, no había ningún sentimiento, encima de su rostro se mantenía la cobija de Luny que de alguna manera lograba mantenerlo tranquilo, engañando a su mente, forzandosé a creer que Luny estaba cerca.

Risha cuando entró en la habitación al día siguiente se quedó en la puerta durante casi diez minutos, pasó sus ojos por cada rincón. Suspiró. El olor de Mikael inundaba la habitación.

La Constelación Dorada. [TRILOGÍA DE ÁNGELES Y DEMONIOS] IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora