La Constelación Dorada. [TRILOGÍA DE ÁNGELES Y DEMONIOS] I

Capítulo 31: Solo.

Pick se quedó mirando el espejo durante demasiado rato, realmente le había dicho por favor... Se levantó de la silla y fue a la puerta, dudó en abrir o no, pero Chase se había rendido, él debía rendirse también, giró el pestillo de la puerta y se quedó en silencio frente a frente, mirándose...

...

El dolor se volvía intenso y aunque Mikael trataba con todas sus fuerzas en evitar cualquier tipo de molestia este era un caso diferente, eran dos tipos de sangre luchando por el dominio y Risha simplemente estaba en medio. Ya habían pasado varios días desde que comenzaba la etapa de dolor.

Kin era el que más había estado trabajando, yendo de un lado a otro atendiendo las órdenes de Mikael, de vez en cuando se detenía a recuperar el aire, por su propia cuenta había estado almacenando ángeles dentro de una casa cerca del edificio para ahorrarse el trabajo de cazarlos para Risha. Ni siquiera le había dado tiempo de ir a ver a Jeremy ni un segundo, estaba comenzando a pensar que ese extraño y repentino cansancio se debía a la lejanía entre ellos.

En un momento de agonía, Kin se quedó sin fuerzas para seguir volando y sus alas simplemente... no dieron más... Sintió su cuerpo caer y se quedó esperando el golpe que nunca llegó porque Jeremy apareció en ese instante para atraparlo en el aire evitando su estrellada con el suelo.

-¿Estás bien? -le preguntó preocupado-. No te preocupes, yo te cuido.

Lo llevó a su casa y lo dejó con cuidado encima de su cama.

-Estás hirviendo. -sus alas temblaban al igual que su cuerpo, sus orejas bajaban hasta su cuello y no era capaz de volver a su forma humana. Jeremy había estado sintiendo esa incomodidad y se había preocupado por él. Se acostó a su lado y lo abrazó viendo cómo Kin se iba durmiendo lentamente.

...

Risha había dejado de sentir todo su cuerpo, se sintió liviano y todo a su alrededor pareció ir a diferente velocidad, no lo sabía pero estaba muriendo, el mounstro sediento de sangre que llamaba siempre como "hijo" lo estaba devorando desde adentro. Algo le impedía mirar hacia abajo, y todo su cuerpo se sentía... frío...

Kin sostenía la cabeza de Risha para que se mantuviera pegada a su cuerpo. Mikael destrozó la piel de Risha lo más rápido que pudo y sin ningún tipo de cuidado agarró con fuerza ese pequeño cuerpo de lobo cachorro ensangrentado, lo envolvió en unas sábanas cubriéndolo de la luz y lo dejó encima de la cama.

Con sus manos temblando curó todas las heridas de Risha, volvieron cada parte de su cuerpo a su lugar. Kin bajó corriendo a la cocina para traer la sangre de ángel que había sacado especialmente para que Risha se recuperará.

Al volver a la habitación logró darse cuenta de toda la sangre que había en el suelo, chorreando desde la cama ensuciando las sábanas y cayendo a las alfombras.

Mikael ayudó a Risha a beber toda la sangre de ángel y justo después se durmió. Kin le trajo una ponchera con agua y una toalla pequeña para que pudiera limpiarlo.