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Ambos están en el sofá, la película ha acabado y el teléfono de Alexander no para de sonar.

El pelirrojo mira a su padre y mira el teléfono, se supone que sus amigos estaban de fiesta. —¿Tus amigos? ¿Los de las tardes?— Pregunta Washington que conoce por encima a los amigos de Alexander que quedan por la tarde.

—Se puede decir que sí— confirma Hamilton, abriendo Instagram dónde, no paran de etiquetar su perfil en historias.

Washington mira como su hijo maneja el teléfono y mira varias fotos que han subido. —Parecen un poquito... Bueno, pero las apariencias engañan. No juzgaré si te caen bien.

—Son un poco fiesteros, y ya sabes... Pero me aceptaron muy bien el primer día— asegura Hamilton, pensando en que eso fue un bonito gesto de parte de los chicos.

Aunque a su padre no le llega a gustar esos chicos, igualmente siempre cede ante los deseos de Alexander. Justamente le llega otro mensaje de John, ya que prometió que le mandaría un mensaje por la tarde después del partido de polo.

Alexander sonríe ya que también le avisa Instagram de un nuevo post del chico. —¿Le conozco?— Pregunta Washington curioso viendo en pequeño la foto de perfil.

—Va a mi clase. Creo que no lo conoces, no va con mis amigos. Creo que no se llevan bien.— Explica Alexander, que, ni él mismo entiende el pique entre esos grupos. —Se sienta a mi lado, es bastante majo. Aunque Thomas dice que es un tóxico y creído. Supongo que solo farda de dinero.

—¿Puedo verle más de cerca a ver si me suena?— Pregunta su padre a lo que Alexander abre el perfil, así de paso ver la última foto que ha subido, y, efectivamente es del último partido de polo. —Me suena bastante... No sé ahora mismo... Tal vez... No sé no recuerdo.

Hamilton mira atento el perfil, y, se da cuenta, que, no tiene seguidores en común, con razón está tan escondido el chico de los demás compañeros. —Juega polo— dice abriendo la foto más reciente y ve a otros tres etiquetados que no conoce de nada @MarionFrancis02, @Gadsen_Pher, @AmadeusWolfgangMDLR. —Hace muchas cosas. Toca el piano, pinta...— Explica mientras su padre continúa intentado recordar donde lo ha visto. —Baila muy bien— le asegura a su padre.

—Entonces... ¿Tu futuro novio?— Pregunta ya que nota la emoción con la que cuenta Alexander todo eso.

Alexander se sonroja ante la idea, ni de broma. —Papá, lo conozco hace cinco días. Además muchas chicas mueren por él— confiesa, sabiendo todo lo que le comentan las chicas en cada foto. —Creo que la chica que baila con él es su novia.

—¿Por qué? Es posible que no.— Asegura Washington viendo a su hijo algo desanimado. —¿Has hablado con él?

Hamilton asiente y apaga el teléfono en modo descanso. —Me envío un mensaje cuando llegué del instituto, y, bueno, supongo que estamos empezando a hablar.— Explica, jugando con el teléfono entre sus manos. Lo lanza un poco, y lo atrapa. Le da vueltas... —Tan solo por cómo se miran en todas esas fotos y como bailan juntos... Se nota mucho, papá.

—No se debe notar tanto— asegura y Alexander le enseña una de las fotos con Martha. —Bueno, solo es una foto de dos amantes de la danza. Además, si estaban interpretando el cascanueces, es lo que hay— mira atentamente la foto. —Este chico lleva al menos buen aspecto, no como...— Susurra para él.

—Mis amigos también. Francis tiene buen aspecto— asegura Hamilton ya que sabe que, por algún motivo a las chicas se les hace muy atractivo.

—Son aspectos diferentes...— Intuye el hombre intentando no hacer sentir mal a nadie.

El número tres | LamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora