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—Me alegro que estés bien. Quería disculparme por lo del insta. Yo nunca dije nada de él— dice Hamilton recostando su cabeza menos mientras habla por videollamada con el rubio. —Mis amigos tienen un humor algo extraño.

—Me dijo Martha que le preguntaste por mí— asegura Laurens viendo también en su pantalla al chico. Es bastante tarde, así que, hablan flojito. Los padres de Alexander aún no están en casa, así que, Laurens está haciendo compañía, realmente no importa si habla alto, las habitaciones están insonorizadas.

Hamilton siente sus mejillas arder un poquito, no sabe que puede pensar John acerca de eso. —Pensé que ella sabría. Ya sabes, por... Por lo del beso.

—Oh, sí... Bueno, eso...— Murmura Laurens.

—¿Por qué no vienes mañana en la tarde a ver una película?— Pregunta Hamilton. —Así te presento también a Alex— se levanta y se dirige hacia el salón, donde está el hermoso felino. —¿Hoy no quieres jugar con el teléfono mientras ves a John?— Pregunta el pelirrojo y el gato se cuela entre ellos.

—Hola, mishi— murmura John viendo su hermoso pelaje del gato. —Oye, ¿no que sales todos los días con tus amigos?

—Ehm... Bueno, prefiero algunos días estar más relajado. Ellos son... Distintos— explica acomodando sus gafas. —Yo no pienso que seas un niño pluma— murmura Hamilton mientras acaricia al gato. John sonríe un poco y, rápidamente mira hacia sus manos y susurra un gracias lentamente. —¿ Sé que seguramente mi casa no será tan maravilloso como los mil salones que debe tener tu casa, pero podemos ver una película, o algo así. Solo si quieres, claro— Dice nerviosamente imitando el mismo gesto de John.

—Claro, por mí está bien— dice mirando la pantalla un poco y con un tono de amabilidad tímida. — Le preguntaré a mis padres y puedo decirte... Normalmente a ellos no les gusta que yo salga de casa sin alguien a mi lado. Bueno, nunca me dejan salir si ninguno de los trabajadores del hogar está conmigo.

—Oh... Eso debe ser aburrido.

—Es casi como salir solo. Ellos no me hablan mucho— dice Laurens y Hamilton hace una mueca con la boca.

•••

—Mamá...— Murmura John asomándose a la puerta de la habitación, donde su madre revisa el armario una y otra vez.

—Dime, Jackie...— Dice aún concentrada en la ropa.

—Un amigo me dijo de salir— habla aún sin entrar a la habitación y Eleanor se da la vuelta rápidamente con una sonrisa.

—¿Y quién?—Pregunta ella y en ese momento sabe que su madre entendió mal lo que quería decir.

—No me refería a eso.— Asegura sonrojado. —Él quiere que vaya a su casa y veamos alguna película...— Intenta cubrir un poco su rostro, pero Eleanor se acerca y le mira a la cara.

—Eres muy inocente, Jackie— dice destapando la cara de su hijo cubierta por sus manos. —¿Sabes lo que significa salir a ver una peli?

—Pero no salimos, vamos a su casa— dice Laurens con obviedad.

—Significa que ahí quiere algo. Que hagáis algo— ríe la mujer.

—Mamá, ¿qué va a querer?— Pregunta él tomando algo de confianza de nuevo.

—Mírate. ¿No va a querer que hagáis algo?

—¿Puedo salir?

—Pregunta a tu padre— dice la mujer y John asiente. —¿Quién es?

—Alex

Se va por el enorme pasillo caminando lentamente hasta el despacho de su padre. Dónde, trabaja en una enorme mesa en el centro. —Padre...— Dice el joven mientras acomoda un poco su cabello. —Me preguntaba si...

—Ahora no, Jack. Estoy ocupado, pero te necesito un segundo— dice sin levantar la vista del ordenador. Aunque, mira, justo te necesitaba. El tío Elías tiene que promocionar la nueva línea de ropa, me pidió que te tomaran unas fotos está tarde ¿sí?

—Pero...— dice John aunque al final se decanta por no preguntar ni decir nada. —Lo único que quería decir es...

—Estoy trabajando. Necesito apuntar a James al próximo listado y después enviar unos contratos.

—Oh, sí, claro...— Dice para no molestar y sale de la sala algo deprimido. Encima le toca modelar ropa, eso no le gusta.

Camina algo triste por el pasillo. Tampoco debería sentirse así, de todos modos, no es un amigo tan cercano de Alexander ¿no?

—¿Qué dijo papá?— Pregunta la mujer al ver al adolescente pasar por la puerta.

—Nadie tiene tiempo para mí— murmura John suspirando y Eleanor ya sabe que, seguramente su padre no le haya dejado ni abrir la boca.

•••

—¡Estás siendo una estrella!— Asegura el esteticista mientras intenta quitarle un punto negro a John sin que muera en el intento. —Mira que tienes pocos, pero el que tienes no quiere salir. Ey... ¿no te emociona la idea de ser una estrella? De pequeño querías ser famoso.

—No así. No me gusta modelar marcas para fotos y no quiero tener un cuerpo de instagram. Soy un chico normal, con un cuerpo de bailarín, es lo que soy. Quería ser famoso por lo que me gusta, pero es una tontería. También quiero ser una persona normal —.Explica con los ojos cerrados mientras le arreglan bien cuidada su piel.

—Pero tú tío es gerente comercial de Prada y tiene su propia marca. ¿Qué más podría desear un joven como tú?— Dice mientras le pone una especie de crema para hidratar.

—Una vida normal. Prefiero encerrarme a bailar yo solo que hacerme una sesión de fotos.

—Pero no eres un chico normal. Mira de quien eres hijo, tienes mucha suerte.

—Muchos hermanos, eso es lo que tengo— asegura John.

—La gente hace las cosas por ti, todos quieren eso. No tienes que mover un dedo— explica el hombre finalizando el tratamiento de John que encargó Eleanor.

Poco después, entra una mujer a la habitación y le deja los conjuntos de ropa para dentro de una hora.

•••

—Hensy mío, deberíamos prestar más atención en Jack. Me preocupa un poco— asegura Eleanor acariciando su vientre.

—Él es mayor y responsable— asegura viendo a su esposa sentada al borde de la cama con un vestido amarillo corto. —Solo preocúpate de estar bien esta vez durante el embarazo. Yo me encargo de todos, princesa mía.

—No puedes con todo. Trabajo, hijos, yo...— Asegura Eleanor mientras el hombre se sienta. —Jack quería preguntarte si podía pasar una tarde con un amigo.

—No tenía tiempo para...

—Ahí está. No tienes tiempo para tu familia. Jackie estuvo llorando un día entero porque algo ha pasado. Se siente mal y nos necesita.

Se escuchan dos golpecitos en la puerta y, cuando Eleanor da señal de paso, entra John. —Oh... Papá...— Dice el joven sorprendido por no ver al hombre en el despacho a esas horas. — Pensaba que solo estaría mamá.

—No te cortes, hijo, di— pide el Eleanor.

—Tan solo avisar que terminé las fotos.

El número tres | LamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora