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—¡Os odio!— Grita Alexander. —¡Le ha llegado a John el vídeo!— Grita enfadado en mitad del recreo. —Y hoy no vino por vuestra culpa. ¡Cumplí lo que tenía que hacer!

—Tío, yo no he sido— dice Francis tomándole de los hombros para que se relaje. —Te lo aseguro. Yo no rompo una promesa así.

—Nosotros tampoco— afirma Jefferson.

***

—Jack, William vino a verte— dice Eleanor abriendo la puerta de la habitación y dejando al pelinegro entrar.

—Hola, Jack ¿mejor?— Pregunta viendo al joven que se está terminando de poner la camiseta.

—Algo— dice mientras ve como su madre los deja solos. —¿Tenías algo que decirme?

—Ehm... Sí... Bueno, pero antes, me dieron esto— dice sacando una pequeña notita de papel. —Es la tarea de hoy apuntada.

—Lo hizo Alex ¿verdad?— Dice viendo la letra y pegando el papelito a la pared. No necesita respuesta ninguna del otro para saber quién escribió aquello.

—Quería hablarte sobre lo que he estado sintiendo ultimamente— afirma William. —Es algo que llevo arrastrando hace mucho.

—Puedes contar conmigo para lo que sea. Tú estás siempre para mí— dice indicándole que tome asiento en la cama junto a él.

—A mí... Me... Es algo difícil ¿sabes?— Asegura el ojiverde con algo de nerviosismo y John cruza un brazo por su espalda.

—Estamos entre amigos, no diré nada— afirma dándole un pequeño beso en la cabeza. Es cariñoso con sus cercanos.

—Me di cuenta que me gusta Martha— afirma el joven algo avergonzado. —De verdad es guapa.

—¿Querías sacarlo? Seguro ahora estás más tranquilo— asegura John bastante contento.

—Sí... Quería que me aconsejaras. Ya sabes, tú estás con Alex y...— Habla y John suspira— ¿Todo bien?

—Discutí con él— Murmura subiendo los pies a la cama y agarrando sus rodillas.

—Lo lamento...

—No te lamentes por nada— murmura John.

—Yo envié el vídeo...— asegura mirando al rubio a los ojos que ruegan una explicación. —Estábamos en el entrenamiento y vi aquello en su teléfono. Me dió tanta rabia que... Pensé debías saber. Te lo envié y borré el mensaje para Alex. Lo siento. Yo de verdad lo hice por instinto. Sabía que...

—Hiciste bien— dice algo triste. —Creo que terminaré con él. Siento que ya dejó de confiar en mí y en ti. Salir con él ha sido una gilipoellez. Tampoco nos conocemos tanto, me he hecho ilusiones— asegura mientras se apoya en el otro. —Me da miedo que si terminamos el recaiga con lo de la alimentación...— Murmura y William le comparte un pequeño abrazo.

—No quería veros pelear, pero siento que no mereciste eso... Hoy no tenías gripe ¿verdad?— Pregunta el pelinegro y John niega.

—No quiero verle a la cara. No me molesta que hable con otra muchacha... Pero me ha mentido. Me dijo que tenía que estar con su padre y míralo: pasándola bien con ellos.— afirma el joven y el otro le da toda la razón.

Justo la puerta se abre y entra Henry, su hermano mayor. —Jack, Alexander está llamando al teléfono de casa. Pregunta por ti.

—¿Por mí? No quiero hablar con él— murmura el rubio.

—No le puedo decir eso.

—Estoy enfermo y estoy dormido no puedo hablar. Además, mejor si no se acerca a casa por si es algo contagioso. Seguro servirá— murmura John y su hermano mayor suspira.

—No debes ser tan infantil, tendrías que hablar con él— reprocha su hermano

***

—Jack...— murmura Alexander cuando ve a John entrar a la clase y sentarse en su escritorio. Siempre va hermoso, pero hoy Alexander teme mirarle a los ojos.

Va con su abrigo, una bonita camisa y su coleta baja. No tiene interés ninguno en mirar a Hamilton.

—John...— dice mientras se sienta a su lado —no puedes ignorarme así— dice acercándose lentamente al joven hasta poner una mano en su hombro. —Te explicaré más tarde— asegura intentnado conseguir de nuevo los encantos del joven con un poco de coqueteo e intenta dejar un beso en el cuello del rubio.

—Para. Ya sabes que opino de que me beses ahí— murmura Laurens enfadado apartandomo y levantándose.

—Dijíste que solo es para la gente de confianza.

—Exacto, y en ti no se puede confiar— dice saliendo de clase y Hale va detrás de él.

Al rato entra Jefferson y Hamilton empieza a gritarle que es su culpa, sin embargo, juega con una arma de doble filo. —Tú te lo has buscado.

—¿Como me hacéis esto? ¿Acaso tanto os molesta que yo esté con él?— Pregunta Hamilton.

***

—No importa, hiciste bien. Me dolió esa mentira, tal vez estoy siendo muy dramático...— Dice John mientras ordena sus pinceles limpios.

—No estás siendo dramático. Él se aprovechó de tu confianza.— Asegura William dándole un pequeño abrazo por la espalda. —Te cuestionaba demasiado por tus creencias... No te preocupes, está bien, la primera relación siempre es así— asegura el pelinegro y John se da la vuelta para corresponderle el abrazo.

—Eres el mejor amigo que tengo— afirma John. —¿Vendrás hoy a la iglesia?— Pregunta separándose y acomodando su camisa.

—La verdad es que si pensaba en ir— confiesa William. —Podemos ir juntos si quieres— dice de forma algo tímida. Siempre ha sido un chico algo cohibido.

—Claro, iremos a y media— afirma John recogiendo su cabello. —¿Algún progreso con Martha?

—Ni tan solo sé cómo decírselo, es decir, si sé hablar ¿no? Pero no sé hacer esas cosas que hacen los novios de darse la mano o un beso— murmura William tirándose en la cama de John. —¿Tú sabes, Jack?

—Supongo que a todo se aprende— dice tumbándose a su lado.

—Entonces dame un besito

—¿Qué?— Pregunta Laurens sentándose rápidamente y luego entiende que era una broma.

—Solo bromeaba, tonto— dice William riendo y aquella risa se contagia a John rápidamente hasta que John le da un beso en la frente.

—Pues cuando quieras dejamos de bromear— dice John siguiéndole el juego haciendo que William se ría algo más y haga que John se vuelva a tumbar.

—¿Entonces que me aconsejas para Martha? Tú conquistaste al bicho rojo ese. Es que tú tienes un don natural— refunfuña William y John ríe.

—Tan solo son pequeñas tonterías y aprovechar el bug de la altura— afirma John mirando al joven de ojos verdes a su lado.

—Supongo que sí.

—Oye, William— dice serio mirándose al espejo. —¿Tú cómo me ves?

—Bien, ya lo sabes— dice el pelinegro. —¿Qué te han dicho?

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El número tres | LamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora