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—Jack— dice Eleanor acercándose a su hijo. —¿Te duele mucho?— Acaban de llegar al hospital hace un rato.

—¿Lo sedamos?— Pregunta un hombre visto que el joven no deja de quejarse.

—Será la mejor opción. Esa lesión puede llegar a ser un punto de no retorno— le asegura un joven a los padres de John y les traen unas hojas para rellenar.

Poco tiempo después, el joven está dormido. —¿Alguna cosa que debemos saber? ¿Alergia algún fármaco?— Pregunta el mismo chico de antes y sus padres niegan.

—Tiene insuficiencia en algunas vitaminas. Solo eso.

—Le haremos una analítica más tarde.

Así pasan un par de horas y ya la situación está mucho más calmada. Aseguran que el rubio está bien de las lesiones y que sin duda eso no debe ser lo primero que les preocupe.

—Su IMC está bajo— asegura el mismo chico, Louis. —Eso ha facilitado las lesiones óseas. ¿Está pasando por algún problema alimenticio?

—No, no— asegura Eleanor —nada que sepa.

—Debemos hablar con él cuando se despierte el intentar tener nueva información. Eso es todo por el momento. Necesitaremos que rellenen los papeles para el quirófano.

—Estoy muy preocupada— le asegura Eleanor a Henry.

—Tranquila... Todo saldrá bien— asegura el hombre.

—Mi hijo se ha lesionado entero, tienen que operarle la pierna de urgencia. ¿¡Como quieres que esté, Henry!?— Asegura la mujer llorando.

Poco después aparece William, Martha y Alexander que se acercan a los padres de John. —¿Cómo se encuentra?— Pregunta William.

—Dicen que está bien. Lo pasarán a quirófano para operarle el fémur y el resto su hospital de confianza debe decidir. Solo le van a operar aquí de emergencia y el resto...— asegura Henry. —Está sedado y dicen que no está en su peso.

—Lo sabía Martha— asegura William apoyándose en su amiga, se siente culpable.

Con las horas, aparecen otros amigos preocupados y solo falta que el mismo John despierte.

—Tenemos su analítica, algunas deficiencias en sangre y positivo en alcaloides— asegura uno de los enfermeros al salir.

—¿Qué?— Dice Eleanor. —¿Positivo en qué?— Pregunta preocupada.

—¿Sabe que droga o estupefacientes ha consumido en las últimas 24 horas?

—¡John no ha consumido nada!

—Señora— pide el enfermero.

—Eso es imposible, Jack no consume nada. Debe haber un error. Él nunca... deben haberle dado algo, nunca haría algo así.

—¿Qué John, qué?— Pregunta Martha casi ofendida y todos se miran entre ellos sorprendido. Hasta Lafayette, que le han permitido estar allí pendiente de la noticia.

—Gilbert, ¿sabes algo?— Pregunta Herny serio y el pelirrojo niega.

—Se supone John no estaba tomando nada— murmura Lafayette y todas las miradas están sobre él.

—¿Cómo se le ocurre hacer eso?— Dice Hamilton decepcionado. —Es un...

—No puede ser— dice Martha.

—¡Parecéis todos idiotas!— Grita William sin poder callar más. El pelinegro se encuentra llorando desde hace un rato. —¡Lo estaba pasando mal y no os importa!

El número tres | LamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora